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Exconvencional y director del Proyecto Constitucional de Horizontal, Hernán Larraín Matte: "La estrategia del Partido Republicano no está dando resultados"

El expresidente de Evópoli afirma que "hay una oportunidad para José Antonio Kast de liderar, de demostrar que es capaz de darle gobernabilidad al país, pero para eso tiene que salir de la lógica de su propia base electoral y construir acuerdos de manera transversal".

25 de Agosto de 2023 | 08:14 | Nadia Cabello F., Crónica Constitucional
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Hernán Larraín Matte.

El Mercurio (archivo)
Hernán Larraín Matte, expresidente de Evópoli y exconvencional, es uno de los firmantes de la declaración "Una alternativa a la inestabilidad: Trabajemos por un texto constitucional consensuado" dada a conocer este martes. En ella, junto con personalidades como Claudio Alvarado R., Jaime Bellolio, Ignacio Briones, Isabel Plá, María José Naudon, Guillermo Ramírez y Cristian Stewart, entre otros, plantea que "un nuevo fracaso constitucional sería una farra histórica y una receta para la inestabilidad".

Ese mismo día, representantes de Amarillos por Chile, Demócratas e independientes como Javiera Parada, Felipe Harboe y Andrés Velasco suscribieron una carta que, en la misma línea, expone que "la nueva Constitución debe ser un pacto que convoque a las grandes mayorías".
Son dos alertas, afirma Larraín, también director del Proyecto Constitucional de Horizontal, de distintos sectores políticos para "no perder esta oportunidad (…), para que se construya un texto transversal y que quienes hoy tienen la mayoría sean parte de un diálogo con todos los sectores y no repetir el error de la fracasada Convención donde un sector impuso sus términos al otro".

—En su declaración aseguran que es un error creer que mantener la actual Constitución es inocuo. ¿Por qué sería perjudicial?

—Porque si bien este proceso haría que se termine el debate constitucional, para muchos la Constitución vigente tiene problemas de legitimidad. Y porque si no cerramos el tema constitucional va a haber elementos de inestabilidad, de falta de certezas. La actual Constitución ha sido incumplida muchas veces. Creemos que esta es la oportunidad para corregir el sistema político que está bloqueado, fragmentado, y eso no lo va a hacer el Congreso. Es una oportunidad excepcional para tener un sistema político eficaz, que permita avanzar en reformas y que la ciudadanía recupere la confianza.

—¿En qué se evidencia hoy que la institucionalidad no está funcionando bien?

—Bueno, la gente es testigo, por ejemplo, de que la reforma de pensiones es una prioridad ciudadana y llevamos varios gobiernos proponiendo reformas, pero el Congreso, independiente del color político, bloquea la posibilidad de un nuevo sistema. En campaña se comprometen programas de gobierno y producto que hay gobiernos de minoría y cada vez más partidos en el Congreso, construir acuerdos se hace más difícil.

—En pocos días se cumplirá un año del 4-S. ¿Se ha hecho una autocrítica respecto del fracaso del proceso anterior?

—Yo he visto muy poca autocrítica desde los sectores que fueron los principales responsables de conducir ese proceso (…). Si hay algo valioso en este aniversario es el mensaje que ese fracasado proceso le entrega al actual: de no repetir sus excesos, de no volver a pasar máquina, de no creer que porque en una elección un grupo tiene mayoría tiene derecho a imponer sus términos a toda la sociedad. Más bien lo que tiene que haber es un diálogo transversal, un texto consensuado que nos permita un pacto de convivencia.

—¿Qué debe tener un texto consensuado?

—Bueno, yo haría una distinción. Hay una respuesta que es más formal y es que toda Constitución es, por un lado, un conjunto de instrucciones políticas que permiten el funcionamiento de la democracia y, por otro lado, un conjunto de derechos y obligaciones mutuas que nos entregamos. Ahora, si uno se pregunta respecto de este texto, bueno, tenemos un punto de partida muy valioso que es el trabajo de los expertos. Los consejeros tienen espacio para hacer mejoras, se pueden profundizar en materias escuchando todas las voces y por eso tal vez fue sorpresivo que el Partido Republicano llegara con 400 enmiendas.

—¿Le preocupa algún contenido?

—Creo que hay dos cosas que, personalmente y desde Horizontal hemos planteado, son prioritarias. Avanzar en un sistema político eficaz. Esto incluye cómo definamos el Ejecutivo y sus atribuciones, su interacción con el Congreso, el sistema de partidos, el sistema electoral. Y creo valioso que hay un diagnóstico compartido y ciertos objetivos en común: avanzar en gobiernos de mayoría, avanzar desde un sistema que hoy tiende al bloqueo a uno que tienda a la colaboración entre Ejecutivo y Legislativo. La otra cuestión que creo que es una oportunidad fundamental es modernizar el Estado, terminar con la captura que hoy día tienen los partidos políticos del Estado y avanzar a un sistema de administración pública profesional y meritocrático. Sería extraordinariamente valioso.

"Yo comparto el diagnóstico de que si mantenemos el bloqueo de este sistema vamos a terminar con un outsider populista autocrático y puede ser un Milei, un Bukele, un Trump, puede ser de derecha, de izquierda, de centro, pero va a arrasar con todos los que hacen política dentro de los márgenes de la democracia liberal, y esa es la gran amenaza que hay detrás de no hacer los cambios".

"La ruta actual va derecho al fracaso"


—Con motivo de los 50 años del Golpe hemos visto un ambiente de polarización. ¿Cuánto puede afectar eso el debate constitucional?

—Lo primero es lamentar lo que está pasando con los 50 años del Golpe. Una oportunidad para reflexionar, para encontrarnos en la diversidad y en las diferencias se ha transformado en un hito donde la élite política está polarizándose y además le transmite a la ciudadanía una desconexión muy profunda. Mientras el país se inunda, literalmente, hay un grupo de parlamentarios de ambos sectores discutiendo sobre una declaración de hace 50 años. Segundo, este clima de polarización del Congreso y de la política en general no ayuda al Consejo y por eso es tan importante que el Consejo pueda elevar la mirada y comprender la responsabilidad histórica que tiene. Que se distancie de esa polarización y que llevando adelante el mismo espíritu que tuvieron los expertos, entren ahora tanto a nivel de comisiones como posteriormente en el pleno en un diálogo transversal. En eso hay una responsabilidad particular de los que tienen mayorías y especialmente del Partido Republicano.

—¿Ve con esa actitud a los republicanos?

—El Partido Republicano cuando ganó partió dando una señal muy valiosa: José Antonio Kast dijo que iban a trabajar por un texto para todos los chilenos y no para el Partido Republicano. Sin embargo, esa primera declaración no ha sido consistente con la estrategia que han tenido porque luego presentaron 400 enmiendas. Y han llevado adelante enmiendas populares, en sus propias palabras, con consejeros mediáticos haciendo campañas, recorriendo el país, pero desde que asumieron la responsabilidad de llevar adelante este Consejo las encuestas solo han empeorado. Ellos asumieron la responsabilidad el 7 de mayo. En Cadem el 11 de mayo tenía un 36%. En la última medición, del 21 de julio, aumentó a 57%. En Feedback, en Criteria, lo mismo. Las encuestas son muy consistentes, la estrategia del Partido Republicano no está dando resultados. Incluso está afectando el liderazgo presidencial de José Antonio Kast, quien también está cayendo sostenidamente en las encuestas.

"Creo que es un llamado de atención para el Partido Republicano para repensar la estrategia y que en vez de buscar imponer sus términos, sus mayorías y sus enmiendas, se abran a un diálogo transversal. Honestamente, creo que hay una oportunidad para José Antonio Kast de liderar, de demostrar que es capaz de darle gobernabilidad al país, pero para eso tiene que salir de la lógica de su propia base electoral y construir acuerdos de manera transversal. Es la única fórmula para salvar este proceso porque la ruta actual va derecho al fracaso".

—Con el poco tiempo que queda, ¿cree que puedan rearmar su estrategia?

—Absolutamente. El Partido Republicano ha demostrado disciplina, orden, estrategia y verticalidad. Si sus principales dirigentes, José Antonio Kast, Arturo Squella, Cristián Valenzuela, Jorge Barrera, Antonio Barchiesi y Luis Silva son capaces de sentarse a una mesa y redefinir una línea distinta a la actual, que va derecho al fracaso, esto puede tener un futuro muy distinto.

—En el proceso pasado, las encuestas comenzaron a mostrar que ganaba el Rechazo cuando se había votado la mayoría de las normas. Ahora ya lidera el “En contra”. ¿Qué impacto pueden tener las votaciones?

—En el proceso anterior hubo dos variables que hicieron que el Rechazo superara al Apruebo. Primero, una serie de propuestas que hicieron mucho ruido: plurinacionalidad, aborto, fin del Senado, por mencionar algunas. Y luego, una actitud de los convencionales muy poco solemne, muy poco responsable. Es un muy buen mensaje para el actual proceso que, a diferencia del proceso anterior, ha tenido respeto, sin embargo, en materia de contenidos las enmiendas del Partido Republicano han generado mucho ruido y sobre todo la idea de que van a imponer sus términos a toda la sociedad. Yo creo que eso es lo que está generando rechazo en torno al proceso. Entonces hay una oportunidad en las votaciones. Si se retiran enmiendas testimoniales, si se buscan de buena voluntad redacciones de común acuerdo, si se sale de la lógica de buenos y malos, creo yo que se puede lograr algo distinto. De hecho, algo valioso, también de la encuesta Cadem, es que las 12 bases cuentan con 83% de acuerdo y los contenidos de la propuesta de los expertos, un 76%.

—¿Entonces cree que es posible revertirlo?

—Me parece que si seguimos haciendo lo mismo esto va a fracasar. Por eso es muy importante repensar la estrategia y en las opciones que nos quedan para salir adelante hay varias claves. Los contenidos que están en las bases y en el texto de los expertos sabemos que son validados mayoritariamente; que ningún sector le imponga sus términos al otro y que haya normas de consenso, que efectivamente se hagan cargo de prioridades de la ciudadanía y que transversalmente en todo el arco político nos enfrentemos a un plebiscito donde, aunque existan extremos que llamen a rechazar, haya una voluntad de cerrar el capítulo y de avanzar. Esa me parece la salida posible, aun cuando considero que es difícil.

—Chile Vamos tiene igualmente un rol importante.

—Yo creo que Chile Vamos, que tiene dos bancadas en el Consejo y puede hacer de puente, no ha asumido su responsabilidad. Y quiero ser súper claro, hay al interior de Chile Vamos algunos que han sido persuadidos por la tesis del Partido Republicano, que me parece un error, de que es el momento de aprobar un texto de derecha y que el de diciembre sea un plebiscito adversarial donde parte de la izquierda o la izquierda vaya por el “En contra”. Y si esto fracasa, creen, hay un buen subóptimo porque nos quedamos con la Constitución vigente. Pero hay otra parte de Chile Vamos que aprendió la lección de la Convención y que entiende que este tiene que ser un pacto de convivencia que se debe hacer a través de un texto consensuado. Dada esta división al interior de Chile Vamos es que no ha tenido la capacidad de ser el articulador y el puente que pudo haber sido y todavía puede ser. Yo espero que las señales de Amarillos, Demócratas y los independientes de centroizquierda, al decir que ellos no van a apoyar un texto de derecha repitiendo el error de la fracasada Convención sea un mensaje no solo para republicanos, sino para que Chile Vamos entienda, asuma la responsabilidad y salga a conversar con la izquierda.

—¿Y la izquierda?

—Aquí todos tienen un rol que jugar. Si la izquierda quiere asumir también su responsabilidad tiene que abrirse a un diálogo, terminar con el inmovilismo, enfrentar la realidad de que hay sectores que han asumido que esto ya fracasó, abrirse a acuerdos y, eventualmente estar disponibles a tener que dejar a una parte de la izquierda afuera de esto. Eso también requiere coraje.

"Esta tesis del Partido Republicano de que ojalá se baje el PC, y este es otro error, ha fortalecido a la izquierda. Hoy día están más cohesionados. Entonces, aquí hay un rol del Presidente Boric de movilizar a las coaliciones que son parte de su gobierno porque la izquierda y el Presidente podrían enfrentar en diciembre una tercera derrota consecutiva. El Presidente tiene que tener un mensaje pro acuerdos, pro diálogo, pro concesiones mutuas. Aquí hay un mantra que podría ser algo que a todos les haga sentido: a todos les tiene que doler un poco un texto de consenso, pero todos pueden ganar mucho si es que somos capaces de lograrlo".
—El secretario general del PC, Lautaro Carmona, dijo que si este proyecto se rechaza en diciembre el proceso constituyente tiene que seguir. ¿Comparte esa visión?

—Me parece que no hay ni capital político ni voluntad ciudadana, ni condiciones para poder institucionalmente repetir otro proceso (…). Este año que brilla por su pesimismo, por la parálisis, por un desgano ciudadano, por preocupación en materia de seguridad, economía, terrorismo, podría terminar con una buena noticia si es que en una cuestión sustantiva somos capaces de ponernos de acuerdo.

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