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Megaincendio en el Gran Valparaíso: Las señales y aprendizajes que no se siguieron de las catástrofes anteriores

Expertos subrayan que se sigue construyendo rápidamente en zonas afectadas, en medio de una grave falta de planificación, tanto en la gestión urbana como del entorno natural. Otros, también llaman a la noción de responsabilidad, más allá de la autoridad.

06 de Febrero de 2024 | 08:00 | Redactado por Daniela Toro, Emol.
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Expertos llaman a no reconstruir en las mismas zonas siniestradas sin una adecuada planificación.

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Más de un centenar de personas fallecidas, casi 15 mil viviendas con daños, el Jardín Botánico destruido en un 90% y miles de hectáreas convertidas en cenizas. Ese es sólo parte de los balances que se han conocido hasta ahora, tras la tragedia que afecta al Gran Valparaíso, y que hoy mantiene al país bajo dos días de duelo nacional.

Según las palabras el propio Presidente Gabriel Boric, lo que ocurrió en la zona es "la tragedia más grande que hemos vivido como país desde el terremoto del 27 de febrero de 2010", y añadió: "lo digo para que seamos capaces de dimensionar el dolor y la magnitud de lo que estamos viviendo".

En efecto, las comparaciones -para dimensionar la magnitud de lo ocurrido-, se han multiplicado en estos días. Y es que este megaincendio trae inevitablemente a la memoria lo ocurrido en abril de 2014 en Valparaíso, en el sector camino La Pólvora, donde las llamas arrasaron con poblaciones completas de al menos ocho cerros. Hubo entonces 15 fallecidos, más de 500 heridos y 2.900 viviendas destruidas.

Otro siniestro más reciente fue el de Viña del Mar, iniciado el 22 de diciembre de 2022 en las cercanías de la Villa Nueva Esperanza, en el sector alto de la comuna. Al igual que en el incendio de Valparaíso, la zona de quebradas, combinadas con los fuertes vientos, posibilitaron una rápida propagación de las llamas. En esa oportunidad murieron 2 personas, 67 quedaron herias, y hubo más de 1.000 damnificados.

Pero aquello que queda retratado en cifras, obliga necesariamente a la reflexión sobre la serie de factores que posibilitaron una tragedia como la vista hoy: se investiga intencionalidad, varios vecinos han denunciado a sujetos en actitud sospechosa, y los factores climáticos también añaden una cuota de peligrosidad. Pero ¿cuánto de lo que pasó en los siniestros anteriores sí se podía aprender?, ¿qué se pudo haber hecho distinto y no se aplicó?

En conversación con Emol, expertos identifican las alertas que no se consideraron y las falencias que se continúan visualizando pese a la trágica experiencia que ha enfrentado el país -y la zona en cuestión- cada verano.

Red de seguridad y nula planificación


Un error recurrente y que se sigue repitiendo, es seguir construyendo en las mismas zonas donde ocurren las catástrofes, especialmente en zonas con quebradas, y considerando que todo aquello está altamente estudiado. Así lo plantea Gerardo Ureta, Ingeniero y Doctorando en Ingeniería y profesor Ingeniería Civil UNAB.

"Ya a raíz el incendio de abril 2014 advertí que no tenemos planificación en esta materia, que falta darle coherencia al Gran Valparaíso. Da la sensación de que hay una cierta falta de cariño en torno a la ciudad. A veces se construye donde se puede, pero no quiere decir que eso sea lo correcto, los planes comunales lo permiten y luego aparecen los riesgos por la presencia de quebradas, falta de red de grifos, estaciones de Bomberos en lugares adecuadas, etc.", precisa.

"Yo digo un rotundo no. No se puede reconstruir en el mismo lugar. Es el momento de decidir si efectivamente las personas tienen que seguir ahí o relocalizar y dar oportunidades en otra parte, pero la autoridad no hace mucho".

Gerardo Ureta, ingeniero y doctorando en ingeniería, UNAB
En esa línea, comenta que nuevamente se observa que tras las catástrofes hay reacciones más que planificación, y entre esas reacciones, está el reconstruir rápidamente en las mismas zonas. "Yo digo un rotundo no. No se puede reconstruir en el mismo lugar. Es el momento de decidir si efectivamente las personas tienen que seguir ahí o relocalizar y dar oportunidades en otra parte, pero la autoridad no hace mucho", plantea Ureta.

Otro factor, recalca, es la necesidad de contar con una red de manejo forestal. "El Jardín Botánico de Viña del Mar se quemó casi entero. Necesitamos una red activa en esta materia también, que responda a estos eventos, y que se componga de instituciones y recursos que se puedan disponer rápidamente. De hecho, no necesitas a alguien de la zona, alguien de Santiago puede llegar rápidamente a la zona", agrega.

Ureta agrega que aún no se aprende que en los organismos a cargo de estas emergencias, "aún hay demasiado cargo político y lo que se necesita son capacidades más técnicas. ¿Cómo una persona que sólo tiene background político escucha a un técnico? Necesitamos más cargos con personas que reaccionen rápido y que no necesiten estar a la espera de la decisión de la autoridad central".

En la misma línea, Carlos Aguirre, investigador de la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño USS, comenta que es importante recoger que "nuestro clima esta cambiando, y por tanto que estos eventos de calor extremo, viento y baja humedad, serán recurrentes o a lo menos más frecuentes en nuestros veranos".

También identifica como falencia "el no prepararse de forma explícita con el manejo de este un borde que es poroso al fuego, con carga combustible, tanto en forma de masa vegetal como en forma de entornos construidos. Este incendio es enorme y demostró que los límites sin estrategia, no funcionan".

Por eso, subraya que aún se sigue "sin gestión de riesgos, ni gestión urbana, sin manejo de la interacción entre plantaciones, bosque y zonas urbanas, además de campamentos, parcelaciones e infraestructuras".

Riesgo de desastres, un concepto que aún no se interioriza


Desde el ámbito de la prevención de riesgos, el académico de la Universidad Central, Néstor Morales, comenta que hay tres elementos clave a considerar.

En primero, es que aún es imperativo mejorar los canales de comunicación. "Esto es, qué comunicamos, a través de qué medios, y cómo. Es importante que la gente reconozca e internalice los canales validados frente a cualquier tipo de amenaza", comenta el prevencionista de riesgos.

En segundo lugar, sostiene que aún no hay claridad en la comunidad sobre qué significa el riesgo de desastres, y menos aún, el desastre propiamente tal. "El riesgo de desastre es la probabilidad de que ocurra algo, y siempre creemos que las cosas le van a ocurrir a otros, y no asumimos que nos puede ocurrir a cualquiera de nosotros en cualquier minuto. No hay claridad sobre el riesgo de desastres y que como ciudadano común tenemos un rol que cumplir frente a ello", comenta.

Y en tercer lugar, Morales comenta que también hay problemas aún frente a las responsabilidades y toma de decisiones frente a una catástrofe, es decir, "a quién seguimos, no hay claridad absoluta sobre a quién debemos hacerle caso. Deben haber responsabilidades claramente establecidas. Si dan la instrucción de evacuar, se debe hacer caso a aquello".
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