Participación obligatoria, pero "no necesariamente" un involucramiento emocional del votante. Esa es una de las formas en que los expertos proyectan cómo será el desarrollo de esta campaña presidencial de cara a la segunda vuelta.
El próximo domingo 14 de diciembre, la ciudadanía volverá a las urnas -nuevamente, con voto obligatorio-, pero ahora sólo deberá definir entre uno de los dos nombres que pasaron al balotaje: Jeannette Jara (PC) o José Antonio Kast (Republicanos).
Por estos días, las cartas presidenciales han estado impulsando nuevas estrategias para conseguir atraer a los votantes que optaron por otras candidaturas.
Kast ya cuenta con el respaldo de Chile Vamos -conglomerado que atraviesa sus propias dificultades tras la derrota de Evelyn Matthei-, y del Partido Nacional Libertado, encabezado por Johannes Kaiser, quien quedó en cuarto lugar de las preferencias ciudadanas. En tanto, algunos sondeos lo han situado como eventual ganador con un amplio margen sobre Jara.
Un poco más compleja tiene la tarea, dicen los expertos, la carta oficialista Jeannette Jara. Por un lado, Jara ha apuntado a recoger las ideas de los otros candidatos presidenciales, y por otro, ha señalado que suspenderá su militancia en el PC si resulta electa.
El "punto de convergencia" en este momento, para ambos candidatos, ha sido el votante de Franco Parisi, quien con el 20% de respaldo, dio la sorpresa en la elección, tras quedar en el tercer lugar de las preferencias. Se trata de un votante complejo, que rechaza la idea del "elitismo" y que adhiere a un programa de fácil digestión.
¿Cómo se prevé el desarrollo de la campaña de cara a la segunda vuelta? La pregunta conlleva varios elementos: para algunos, la ventaja de Kast respecto a la capacidad de atraer los votos de Matthei y Kaiser -y parte de los de Parisi-, hace que la carrera "ya esté corrida".
Esto, en cierta forma, desincentiva al votante respecto al real impacto que podría tener su voto, especialmente quienes no se convencen ni por Jara ni por Kast, o quienes votaron por la carta oficialista en primera vuelta.
Un escenario de estas características se dio en el balotaje de 2013, donde compitió Evelyn Matthei y Michelle Bachelet. La carta de la Nueva Mayoría arrasó con más del 62% de los votos, mientras que Matthei apenas alcanzó el 37%. Esos comicios fueron con voto voluntario, pero la alta abstención es un claro indicador de que para muchos, la carrera de Bachelet ya estaba ganada. Un 58,21% de los electores habilitados no participó del proceso.
"Desactivación afectiva"
Consultada por Emol, Jaquelin Morillo, académica Facultad Economía, Negocios y Gobierno U. San Sebastián, comenta que la campaña hacia la segunda vuelta se desarrolla en un escenario donde el voto obligatorio garantiza altos niveles de participación, "pero no necesariamente un involucramiento emocional sostenido".
"Cuando parte del electorado percibe que la competencia está definida de antemano, como lo que ocurre con la ventaja inicial que distintos sondeos atribuyen a Kast, emerge un fenómeno que se denomina desactivación afectiva: los votantes sienten que su decisión tiene poco impacto en el resultado y comienzan a desconectarse emocionalmente del proceso. La elección se vive más como un trámite institucional que como una instancia decisoria relevante", precisa la experta.
Asimismo, subraya que este fenómeno afecta especialmente a los segmentos menos ideologizados, a quienes no se sienten plenamente representados por ninguno de los dos contendores y, en particular, a grupos cuyo voto depende más de percepciones situacionales que de lealtades partidarias.
"Allí aparece el electorado de Franco Parisi, un segmento altamente volátil, desconfiado de la élite política y con motivaciones pragmáticas que suelen centrarse en eficiencia económica, estabilidad y rechazo a la intermediación política tradicional. Para este grupo, la desactivación afectiva puede traducirse en un voto poco comprometido, reactivo o incluso en desinterés, pese a la obligatoriedad", acota.
La relevancia de lo digital
Expertos coinciden que existe un elemento decisivo del ciclo político actual: la amplificación digital.
"En un ecosistema mediado por redes sociales (X, TikTok, Instagram) cualquier error táctico, contradicción programática o desalineación discursiva puede viralizarse rápidamente, generando impactos desproporcionados en la percepción pública. Los votantes menos anclados ideológicamente, como los de Parisi, suelen ser particularmente sensibles a estas señales negativas, que pueden moldear su disposición en cuestión de horas", precisa Morillo.
"Por ello, más que una contienda cerrada de antemano, la segunda vuelta abre un espacio de incertidumbre estratégica. La ventaja de Kast es relevante, pero no asegura un desenlace automático: todo dependerá de la capacidad de ambos comandos para contrarrestar la desactivación afectiva, movilizar a sus bases, atraer a los segmentos indecisos y administrar con precisión un entorno comunicacional donde los errores se magnifican y los aciertos se diluyen rápidamente.
Javiera Delgadillo, jefa de carrera de Administración Pública de la Universidad de O'Higgins (UOH), señala en esta línea que "se puede anticipar una campaña tensa y un período complejo, dado la proliferación del fenómeno de la desinformación que fue muy utilizado en la primera vuelta".
"La difusión de 'fake news' y falacias es una estrategia política que algunos sectores desarrollan y que puede tensarse aún más en segunda vuelta. Asimismo, la exacerbación de discursos de odio o "recetas mágicas" para enfrentar problemas complejos que aquejan a las personas".
Ambiente de cara al balotaje
Pese a los distintos factores que confluyen en este balotaje con voto obligatorio, los expertos mantienen opiniones distintas respecto a la participación y los resultados. Destacan que persiste una cuota de incertidumbre respecto a lo que harán los votantes de Parisi, y que no se puede anticipar taxativamente quién ganará.
José Francisco Lagos, Director Ejecutivo del Instituto Res Publica, que "otra vez estamos frente a un escenario nuevo. Por primera vez viviremos una segunda vuelta presidencial con voto obligatorio".
"Lo que ha pasado anteriormente es que la segunda vuelta concentre buena parte de la participación ciudadana, porque las personas quieren ser parte de esa decisión. Ahora probablemente veamos un fenómeno similar, porque a pesar del mal desempeño de Jeannette Jara en la elección, aún existe una incertidumbre respecto a lo que harán los votantes de Franco Parisi. Por lo que no pareciera un escenario parecido a otros años como la elección del 2013", subrayó.
Sobre este tema, Delgadillo complementa que "las segundas vueltas presidenciales que han existido han mostrado resultados muy distintos a la tendencia marcada en primera vuelta, por lo que no es correcto anticipar resultados absolutos. Hay un sector de votantes que no se manifestó a favor ni de Kast ni de Jara, por lo que ellos y ellas serán decisivos para la segunda vuelta presidencial".
Mario Herrera, académico y analista político de la U. de Talca, comenta que con voto voluntario, las segundas vueltas poco competitivas deprimían la participación electoral. "Hoy ese problema no existe", subraya.
"La evidencia está mostrando que se instaló la idea del voto obligatorio independiente de la sanción. Donde si se refleja este voto obligatorio es en los nulos y blancos, pero en las elecciones de diputado y senador este año, y en las de concejales y consejeros regionales del año pasado. Es decir, aparecen los votos inválidos cuando se elige más de un escaño, pero no en elecciones presidenciales o de alcalde", destaca el experto.
En esa línea, proyecta que "probablemente, habrá más voto nulo y blanco que en la primera vuelta, pero no necesariamente menor participación".
¿Qué estrategia seguirán los candidatos?
Herrera plantea que Kast debe tener una estrategia simple. "Es no cometer errores, sumar los votos de Kaiser -que se irán naturalmente-, integrar los equipos de Matthei para garantizar gobernabilidad y capturar una parte del votante de Parisi para asegurar".
En ese escenario, proyecta que lo más probable es que el republicano evite los debates, deje a los equipos interactuar y limite sus actividades mediáticas.
"Jara, en cambio, saldrá a buscar a los votantes de clase media y clase media-baja, que fueron esquivos a su candidatura pero que forman parte de su electorado. El problema es que hoy, con las bajas posibilidades de éxito, tiene escases de voceros y debe salir a interpelar a Kast directamente", comentó.