"Si llegamos al Gobierno, vamos a hacer el tuning más grande de Chile alrededor de La Moneda". Así anunciaba el excandidato Franco Parisi (PDG) una de sus propuestas programáticas para captar electores durante la campaña presidencial.
La idea de apelar al mundo tuerca no es nueva en Parisi. El economista es conocido por ser fanático del tuneo de autos, una medida que según expertos, está ligada al "populismo socio-cultural" que le habría ayudado con varios votos en su bolsón.
Fue en un video difundido a través de TikTok que se ve al exaspirante a La Moneda realizando esa promesa: "Con Parisi presidente y el PDG en el Parlamento, cada tercer domingo de marzo vamos a hacer el tuning más grande de Chile alrededor de La Moneda".
Añadió que sería con "mucho ruido, mucha técnica, mucha ingeniería y mucho sonido".
Según planteó, su idea constaba de cerrar el tránsito en la Alameda entre Plaza Baquedano y Los Héroes, para realizar un masivo evento automotriz al que se congregaran a los "tuneros" del país.
Además, en su gira por regiones, Parisi asistió a eventos de tuning en Osorno y en Concepción, como una forma de acercarse a nuevos electores. Además, en Rancagua, practicó drifting -disciplina de sobrevirajes y derrape- junto a adherentes y fanáticos del mundo tuerca.
Pero, ¿qué es el tuning y cómo lo usa Parisi para construir su relato?
El fenómeno en Chile
En concreto, el tuning -o más conocido popularmente como "tuneo"- significan modificaciones en la mecánica de un automóvil para mejorar su rendimiento, donde se ajusta la carrocería del vehículo o su interior.
En Chile, la Ley de Tránsito restringe algunas modificaciones que podrían acarrear multas y sanciones para los conductores, como el uso de vidrios polarizados, la colocación de cierto tipo de luces que puedan "inducir a un error en la conducción", o incluso, transitar sin escape libre o con silenciador eficiente, por lo que quedan prohibidos los tubos que aumenten el sonido como los populares "tronadores".
En tanto, la normativa sí permite instalar llantas y neumáticos nuevos, además de agregar alerón, calcomanías, cambio de color del vehículo, cubrir el volante, asientos y pedales con protectores, y renovar el sistema de audio y nuevos tacómetros, entre otros.
El tuning se practica masivamente en sectores populares de las ciudades de Valparaíso, del Biobío, y del norte de Chile, como Antofagasta y Coquimbo. Es en estas dos últimas donde se concentra su popularidad, y donde efectivamente, Parisi arrasó con los votos en la pasada elección.
Sin embargo, Santiago no se queda atrás: las autopistas de comunas del sector oriente, Vitacura y Lo Barnechea, concentran varias carreras clandestinas protagonizadas por autos tuneados, las que han sido combatidas por las municipalidades. Asimismo, se presentan en San Bernardo y Quilicura, especialmente en lugares de sector industrial donde cuentan con las condiciones para mostrar diversas destrezas al volante.
El mundo tuerca anti-progresista
Al respecto el analista político y académico de la Escuela de Gobierno UAI, Cristóbal Bellolio, explicó en diálogo con Emol que "en otros países del mundo, pero principalmente en Estados Unidos, el mundo que se niega a la transición verde, que no está tan civilizado por la cuestión climática, que tiene menos sensibilidad medioambiental, utiliza el fierro, el motor, el ruido, como un símbolo de pertenencia cultural".
En EE.UU. existe el movimiento "Pollution Porn" (Pornografía contaminante), que "es como una especie de práctica de ir con los autos a tirar harto ruido, harto humo, a ciertas ronceadas. Son carreras que son muy masculinas y que tienen códigos muy sexistas, por una nostalgia del mundo de combustibles fósiles, que parece estar bajo asedio, por una narrativa buenista".
"Todo ese discurso que viene más desde una izquierda culturalmente sofisticada, más progresista. Este otro mundo tuerca, del ruido, ocupan dispositivos culturales para afirmar una identidad política", afirmó.
Del tuneo al populismo
Las primeras señales del uso del mundo tuerca de Parisi llegó en agosto en el conversatorio "El Futuro de la Minería en Chile", organizado por estudiantes de la Escuela de Ingeniería UC, donde el entonces abanderado afirmó que "a mí me encanta que les vaya bien a los mineros, ojalá que se compren una camioneta más grande, ojalá que enchulen a la vieja si quieren".
Siguió el guiño a los encuentros de autos tuneados como medida populista cuando intentó llevar a cabo uno en Puente Alto, el cual fue denegado por autoridades.
En su cierre del debate Anatel, Parisi cuestionó: "Contarles que la Delegación Presidencial me denegó un permiso para hacer un cierre en la Municipalidad de Puente Alto. Queríamos llegar al mundo tuerca, y, obviamente, se asustaron y no nos autorizaron. Vamos a continuar apelando a aquello, pero eso no es democracia".
En ese sentido, Bellolio aseguró el "tuneo" de autos en la campaña del PDG puede explicarse por esta idea preponderante de "llegar a la gente".
"Las cuestiones que Parisi celebra en general son vistas por la élite más progresista como expresiones, digamos, poco sofisticadas (...) y es interesante desde este punto de vista que la izquierda ha tenido siempre una tradición de querer mejorar al pueblo. La izquierda clásica, por ejemplo, hablaba en los años 60 de construir un hombre nuevo", sostuvo.
En la izquierda actual, por ejemplo, en el caso del Frente Amplio (FA), "no es exactamente el mismo discurso del hombre nuevo, pero también hay una cierta idea de que tenemos que mejorar nuestras prácticas, nuestras formas culturales (...) porque no son cuestiones de las cuales haya que enorgullecerse, sino por el contrario, son ciertos lastres que hay que abandonar porque podemos ser mejores".
En el caso del excandidato del PDG, "a Parisi le gusta el pueblo, o la gente, tal como es. Y si la gente quiere 'enchular la vieja', y si la gente quiere sacar la plata de la AFP, y si la gente quiere comprarse una camioneta más ruidosa, más contaminante, haciendo tuning en el estacionamiento... lo que desde otro punto de vista puede verse como una expresión cultural un poco vulgar, un poco sofisticada, Parisi la reivindica".
El efecto Parisi
A modo de efecto de esta reivindicación, Bellolio sostiene que los sectores sociales más vulnerables "dicen 'este es el único candidato que no nos mira en menos, que no nos ningunea, que no nos obliga a cambiar el lenguaje, que no nos anda patrullando nuestros micromachismos, nuestras microagresiones'. Ellos piensan 'a este gallo le gusta tal como somos'".
Esto habría sido un factor fundamental en los votos de Parisi, donde según varios estudios y analistas sus electores se perfilan en los sectores más vulnerables y con menos escolaridad.
"A Parisi le gusta el pueblo, o la gente, tal como es (...) Lo que desde otro punto de vista puede verse como una expresión cultural un poco vulgar, un poco sofisticada, Parisi la reivindica".
Cristóbal Bellolio, analista político y académico UAI
Bellolio afirmó que este factor "no creo que haya decidido la elección, es solamente un ejemplo. Pero creo que en el mar de fondo de esta elección, algo de eso hay, porque es un votante que no participa usualmente de la conversación política y cuando estás invitado a participar, hay uno que te reta por no ocupar lenguaje inclusivo y otro que te dice 'que bueno que tengas autos tuneados'. Yo creo que por eso Parisi tiene cierta atracción en ese grupo".
Para Bellolio, el gran apoyo que tuvo el economista en la primera vuelta se explica porque "despliega un discurso populista, tanto en lo político como en lo sociocultural. En lo político, porque se opone a las élites políticas económicas permanentemente. Pueblo bueno, élites malas. Pero también en lo sociocultural, porque le está diciendo al pueblo que sus formas culturales están ok, que no hay que cambiarlas. Dice 'me gusta el pueblo tal como es'", explicó.
Esto se traduce en que al economista "le va dar mejor en los sectores menos educados que son, por ende, los menos sofisticados en términos culturales".
A su juicio, "la división no es tanto pueblo bueno, élite mala, sino que la división tiene más que ver con hacer alarde de las expresiones culturales bajas versus las expresiones culturales altas o sofisticadas".
Pablo Ortúzar, antropólogo e investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), mencionó en EmolTV que "Franco Parisi se presenta como un experto que está del lado del pueblo. Ese es su personaje, digamos. Y de hecho es un experto, o sea, tiene todos los títulos y todo el mérito, etcétera. Eso es parte de su personaje, es ser un experto del que está del lado del pueblo".
El economista por un lado "rechaza la herencia política de la dictadura, en algún sentido, dice que fue una época muy oscura, muy terrible, pero, en términos económicos, son puras alabanzas al capitalismo popular, todo el mundo es un emprendedor, Chile tiene que ser un país de propietarios y no de proletarios, o sea, está toda esa épica del capitalismo popular muy presente, sin duda, en un discurso anti-elitista, antipolítico, profundamente antipolítico".
"En el lenguaje de Parisi y cuando habla de los cuicos, la élite, es la izquierda y la derecha, no hay mayores distinciones (...) es un discurso individualista, meritocrático, esas son sus coordenadas principales", cerró Ortúzar.