El Jardín Botánico de Viña del Mar, que perdió cerca del 90% de su superficie en el incendio de febrero de 2024 y donde fallecieron cuatro personas, aún no logra recuperarse plenamente y enfrenta una delicada situación financiera. Con un costo anual de funcionamiento cercano a $1.200 millones, solo $248 millones provienen del Estado vía Conaf, mientras que el resto depende casi por completo de la venta de entradas, ingresos que se desplomaron tras casi tres meses de cierre y un menor flujo de público. Pese a los $2.400 millones anunciados en planes de restauración -con aportes públicos y privados-, el jardín solo ha recuperado alrededor del 70% de su capacidad y arrastra un déficit cercano a $200 millones, "Estamos en una situación bastante inestable. Antes del siniestro manejábamos un fondo que, en caso de que tuviésemos etapas malas, nos permitía seguir. Sin embargo, debido al impacto que hubo por el cierre, tengo un déficit de alrededor de $200 millones, que nos ha obligado a hacer una especie de bicicleta; hoy estamos juntando peso a peso para llegar a fin de año. Es una situación muy complicada", explica su director, Alejandro Peirano.
Revisa la nota completa en la edición de hoy de
El Mercurio.