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Ensayo clínico con té verde abre vía a posible terapia para síndrome de Down

A pesar de que no se trata de una cura, los científicos detallaron que podría compensar funciones relacionadas con la plasticidad cerebral y cognitivas.

07 de Junio de 2016 | 14:07 | EFE
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EFE
BARCELONA.- Un ensayo clínico llevado a cabo por dos centros españoles ha demostrado que un compuesto del té verde -la epigalocatequina galato- junto con la estimulación cognitiva mejoran las capacidades intelectuales de las personas con síndrome de Down.

Los resultados de la fase 2 del ensayo clínico, que publica esta semana la revista "The Lancet Neurobiology", indican que este tratamiento consigue mejores resultados en las pruebas relacionadas con la memoria visual y las funciones ejecutivas que aquellos participantes del grupo control.

El ensayo lo han liderado los doctores Rafael de la Torre, del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), y Mara Dierssen, del Centro de Regulación Genómica (CRG), y, a pesar de no ser una cura, es la primera vez que un tratamiento demuestra cierta eficacia y abre la puerta a nuevas investigaciones orientadas a tratar un síndrome que se creía sin de tratamiento.

La epigalocatequina galato es un compuesto presente en el té verde que, junto con un protocolo de estimulación cognitiva, mejora algunas de las capacidades intelectuales y modifica la excitación y conexión funcional del cerebro de las personas con síndrome de Down.

Dierssen ha explicado que el hallazgo es fruto de un largo proceso de investigación básica, farmacológica y clínica.

"Hay que dejar claro que nuestro descubrimiento no es ninguna cura para el síndrome de Down y que nuestros resultados todavía deben probarse en muestras más grandes pero puede ser un tratamiento para mejorar la calidad de vida de estas personas", puntualizó Dierssen, jefa del grupo de Neurobiología Celular y de Sistemas en el CRG y autora principal del estudio.

El síndrome de Down afecta aproximadamente a una de cada 1.000 personas en el mundo y es la causa más común de discapacidad intelectual de origen genético.

El trabajo de los investigadores del IMIM y el CRG se centró en el papel de este compuesto que compensa el exceso de función de uno de los genes del cromosoma 21 (DYRK1A), que está relacionado con la plasticidad cerebral y algunas funciones cognitivas.

Los resultados del estudio concluyen en mejoras de puntuaciones en memoria de reconocimiento visual, atención, así como autocontrol y comportamiento adaptativo o autonomía y que estos cambios se correlacionarían con cambios biológicos en su conectividad cerebral.

Para hacer el ensayo clínico se contó el grupo de investigación especializado en neurofarmacología del doctor Rafael de la Torre, que hizo las pruebas con 84 personas con síndrome de Down entre 16 y 34 años. Ahora, tienen previsto continuar la investigación e iniciar un ensayo clínico en niños y niñas con síndrome de Down.

"Nuestros resultados han sido positivos en una población adulta en que la plasticidad cerebral es limitada porque el cerebro ya está totalmente desarrollado. Creemos que si el tratamiento se aplica a niños y niñas las resultados serían aún mejores", auguraron los investigadores.
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