Columna de Astronomía | El responsable de que el legado de Copérnico saliera a la luz
Los versos deslenguados de un amigo provocaron que un joven matemático cruzara su destino con el de un astrónomo aficionado. Ese encuentro inició una revolución científica.
17 de Mayo de 2017 | 10:04 | Por Alejandro Clocchiatti
Por Alejandro ClocchiattiAcadémico del Instituto de Astrofísica de la U. Católica de Chile
Doctor en astronomía de las universidades Nacional de La Plata (Argentina) y Texas en Austin (EE.UU.). Fue investigador postdoctoral en el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo. Actualmente es profesor titular del Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, e investigador del Instituto Milenio de Astrofísica y del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).
Georg Joachim Iserin, hijo del médico de Feldkirch, un pueblo en los Alpes austríacos, nació en febrero de 1514. Vivió tranquilo hasta los 13 años, cuando la desgracia lo golpeó. Su padre fue acusado de estafar y robar dinero y objetos de valor a sus pacientes, por lo que fue condenado a muerte por decapitación con espada. Sus hijos, además, perdieron el apellido.
Poco después, Joachim se fue a estudiar a la escuela reformista de Zurich y allí adoptó como apellido el toponímico "Rheticus". Se destacó en matemáticas y esto le permitió ser aceptado para un magister en la Universidad de Wittemberg, que terminó en 1536. A instancias del rector Phillipp Melanchton, el fundador de la educación superior luterana, la universidad abrió un segundo puesto de profesor de matemáticas para retenerlo.
Sin embargo, en 1538, Rheticus quedó enredado en un conflicto causado por un poeta satírico amigo ¬–sus versos calumniaron a conciudadanos notables e irritaron a Lutero–. El ambiente académico se tornó agrio y sus superiores le sugirieron un período sabático para perfeccionarse en astronomía, lo que, entonces, era sinónimo de matemáticas superiores.
El "Revolutionibus" salió de imprenta en mayo de 1543 y Copérnico pudo ver una copia poco antes de morir el 24 de ese mes
Alejandro Clocchiatti
Rheticus visitó eruditos en astronomía, geografía e impresión de libros en Nüremberg, Ingolstadt y Tübingen. En el viaje escuchó hablar de un canónigo polaco aficionado a la astronomía que había desarrollado un modelo del universo centrado en el Sol y no en la Tierra. Esa revolucionaria cosmología inflamó su curiosidad y decidió que tenía que hablar con este hombre, Nicolás Copérnico. En 1539 obtuvo una extensión de su sabático y viajó a Polonia para conocerlo.
A sus 66 años, Copérnico quedó entre perplejo y sorprendido por este joven de 25 que estaba motivado por estudiar su modelo del universo. Lo aceptó como discípulo y trabajaron juntos los siguientes dos años y medio.
Rheticus comprendió rápidamente la fuerza del heliocentrismo. A su mente renacentista le fascinó que cada planeta se ubicara a una distancia única del Sol, que las razones entre las distancias planetarias fueran fijas y que guardaran una relación lógica con los períodos de revolución. El planeta más cercano al Sol era el que orbitaba más rápido y los más lejanos lo hacían progresivamente más lento. El cosmos revelaba así la seductora harmonía que Kepler, 80 años después, describiría con elegantes curvas y expresiones matemáticas. Desde su neoplatonismo también valoró que, al salir de su posición fija en el centro del universo, la Tierra se convertía en un planeta.
Pese al fervor de su discípulo, Copérnico dudaba de publicar su teoría. Entonces Rheticus escribió un tratado introductorio, el Narratio Prima, y lo publicó a su nombre en 1541. Cuando la imprenta solicitó una segunda edición Copérnico entendió que la hora de su libro había llegado. Terminó el manuscrito y se lo confió a su alumno para que se encargara de publicarlo.
Rheticus y Copérnico se despidieron en septiembre de 1541. El joven viajó a Nüremberg, entregó los manuscritos del "Revolutionibus", y volvió a su trabajo como profesor en Wittemberg. En diciembre de 1542 Copérnico tuvo un ACV que lo dejó hemipléjico. El "Revolutionibus" salió de imprenta en mayo de 1543 y Copérnico pudo ver una copia poco antes de morir el 24 de ese mes.
Los historiadores concuerdan en que sin la impetuosa aparición de Rheticus, tres años y medio antes del ACV de Copérnico, éste nunca hubiera llegado a publicar su libro. La historia de la humanidad, decididamente, hubiera sido otra.