DENVER.- Un estudio de la Universidad de Colorado divulgado esta semana refuta que el autismo esté entre las principales razones de riesgo de heridas moderadamente serias entre menores de cinco años y considera que sí lo están, por el contrario, el déficit de atención y la hiperactividad.
Tras analizar los casos de 2 mil niños de todo Estados Unidos, los investigadores determinaron que, a pesar de lo que comúnmente se cree, los niños con autismo no son más propensos a sufrir de heridas que requieran atención médica que quienes no padecen de esa condición.
Aparentemente, según los investigadores, el hecho que un 30% de niños con autismo también padecen de desorden de déficit de atención e hiperactividad (ADHD, por sus siglas en inglés) habría llevado a la errónea conclusión sobre la conexión entre riesgo de heridas infantiles y autismo.
"Los problemas de atención parecen contribuir al riesgo de heridas. La relación existente [entre autismo y ADHD] puede explicar por qué algunos estudios encontraron un riesgo más alto de heridas en niños con autismo", indicó Carolyn DiGuiseppi, supervisora del nuevo estudio y profesora de epidemiología y pediatría en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Colorado en Denver.
El análisis de los datos sobre las circunstancias en que resultaron heridos permitió establecer que el 32,3% de los niños con autismo se había lesionado en comparación con el 30,2% de niños en la población en general y con el 27,8% de niños con otros desórdenes.
Pero al tener en cuenta otros elementos, como el contexto socio-demográfico, la salud, el coeficiente intelectual y las diferencias de conducta de los menores, los investigadores concluyeron que "las probabilidades de heridas en los casos de niños con autismo, aunque significativamente más altas que las del grupo de control de niños con otros desórdenes, son similares a las de los niños de la población en general".
En definitiva, no sería el autismo, sino otros factores, como el nivel de educación de los padres, la calidad de los cuidados maternales, los ingresos de la familia, problemas de conducta infantil o ciertas enfermedades los que generarían el riesgo de heridas.