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El tigre de Tasmania nacía como un marsupial para transformarse en un "perro" al salir de la bolsa de su madre

Este animal era capaz de cambiar completamente su aspecto con sólo 12 semanas de haber abandonado la protección de su progenitora para alargar sus extremidades posteriores.

21 de Febrero de 2018 | 08:36 | EFE
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El Mercurio
PARÍS.- El tigre de Tasmania, un marsupial que se extinguió en el siglo pasado, abandonaba en la bolsa de su madre con la típica apariencia de su familia de animales, sin embargo, con el tiempo lograba adquirir un silueta un poco más parecida a la de un perro, según un estudio publicado esta semana en la revista británica Royal Society Open Science.

"El tigre de Tasmania empezaba su viaje en la vida como cualquier otro marsupial, con antebrazos fuertes para poder escalar a la bolsa de su madre", explica Christy Hipsley, coautora del estudio, en un comunicado de Museums Victoria, organización que gestiona varios museos en el sur de Australia.

"Pero cuando salía, 12 semanas después, de este espacio protegido para hacer su vida, parecía más un perro o un lobo, con miembros posteriores más largos que los anteriores", añade la experta.

El tigre de Tasmania, también conocido como tilacino, era nativo de Australia, donde llegó a estar muy extendido. Era un marsupial, por lo que las crías nacían con un desarrollo incompleto y terminaban este proceso en la bolsa de su madre. Similar a lo que ocurre con los canguros en la actualidad.

Los científicos creen que este animal se extinguió en 1936, cuando se registró la muerte del último ejemplar conocido.

A falta de animales vivos, los investigadores de Museums Victoria y de la Universidad de Melbourne escanearon y crearon modelos digitales en 3D de los 13 especímenes conocidos de tigre de Tasmania. Estos ejemplares permitieron a los científicos reconstituir las diferentes etapas de su crecimiento posnatal.

Esta metamorfosis precoz representa uno de los mejores ejemplos de "evolución convergente", el fenómeno que hace que animales genéticamente muy diferentes acaben pareciéndose al adaptarse al mismo entorno.

En el caso del tigre de Tasmania y del dingo -un perro salvaje australiano-, que compartieron por última vez ancestros hace unos 160 millones de años, su cabeza y su cuerpo se habrían desarrollado de forma similar debido a técnicas de cacería y dietas de carne comunes.
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