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Columna de Astronomía | El catálogo de estrellas Henry Draper

Un médico aficionado de la astronomía y su esposa legaron la forma de clasificar los astros que se utiliza hasta el día de hoy.

07 de Marzo de 2018 | 09:38 | Por Felipe Barrientos
Por Felipe BarrientosAcadémico del Instituto de Astrofísica de la U. Católica de Chile

Doctor en astronomía de la Universidad de Toronto (Canadá). Actualmente es profesor asociado del Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, miembro del Centro de Astro-Ingeniería UC, investigador del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) y del Instituto Milenio de Astrofísica (MAS).

La astronomía y la observación del firmamento siempre nos traen una sensación romántica, más aún cuando encontramos nombres de personajes mitológicos en los nombres de las estrellas. Pero ese sentimiento se esfuma cuando vemos, por ejemplo, que Sirio, la estrella más brillante del cielo después del Sol, se denomina en un catálogo como HD 48915. Es decir, un par de letras y lo que parece una dirección postal.

Dado que los astrónomos catalogamos miles de objetos, es imposible asignarle nombres propios a cada uno de ellos. Por esta razón utilizamos el nombre de un proyecto o de una persona más el número en ese catálogo para identificar a cada objeto. En el caso particular del catálogo HD, nos referimos a las iniciales del médico y astrónomo aficionado del siglo XIX Henry Draper.

La primera versión del catálogo de espectros estelares fue publicado en el año 1890 con un total de aproximadamente diez mil estrellas

Felipe Barrientos
Henry Draper trabajó en el hospital Bellevue, en Manhattan, y llegó a ser decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York. Su gran pasión era la astronomía, tanto así que construyó sus propios telescopios reflectores con la última tecnología de la época. Además, él experimentó tratando de obtener espectros de estrellas capturándolos en placas fotográficas, o vidrios con una delgada película de emulsión fotográfica. Su trabajo de fotografía de estrellas le valió un gran reconocimiento en su época, recibiendo la Medalla de Oro del Congreso en 1874. Henry Draper, junto a su señora Anna –quién compartía su pasión por la astronomía–, logró capturar cientos de espectros estelares en su pequeño observatorio privado. Los Draper notaron que estos espectros eran muy diferentes unos de otros y ese proyecto, el de entender esta variedad, se convirtió en el más importante para Henry después de su renuncia al puesto de profesor en la Facultad de Medicina. Este proyecto, sin embargo, no se pudo concretar pués Henry murió debido a una neumonía en 1882, a la edad de sólo 45 años.

Para honrar la memoria de Henry Draper, su esposa Anna planeó terminar con el trabajo de interpretar los espectros estelares que él ya había comenzado. Para esto contactó al profesor Edward Pickering, astrónomo del Observatorio de Harvard y amigo de Henry, quién comprendió profundamente la dificultad de la tarea. Así fue como Anna donó los telescopios de su marido al observatorio de Harvard, le facilitó la colección de placas fotograficas que ella junto a Henry habían obtenido y, finalmente, hizo un importante donativo para contratar a las personas que debían analizar estos espectros. La primera versión del catálogo de espectros estelares fue publicado en el año 1890 con un total de aproximadamente diez mil estrellas.

Williamina Fleming fue quien realizó la mayoría del trabajo, y quien agrupó por primera vez a las estrellas en 15 tipos distintos. Este primer catálogo fue fundamental para lograr entender la naturaleza de las estrellas, abrió el camino para la astrofísica actual, y comenzó los estudios de la distribución de estrellas en nuestra galaxia. Los Draper nos dejaron un gran legado encerrado en unos vidrios pintados con emulsión fotográfica.

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