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Revisamos la Xbox One X, la poderosa actualización de la consola de Microsoft

Con especificaciones que la dejan como el equipo de más capacidad técnica del segmento, la Xbox One X se reinventa superando los problemas que afectaban a su primera versión.

10 de Marzo de 2018 | 12:02 | Por Javier Neira R., Emol
SANTIAGO.- Han pasado más de cuatro años desde el estreno de la Xbox One, la apuesta de Microsoft para la actual generación de consola y la principal competencia de la PS4 de Sony, equipo que domina el mercado en cuanto a ventas. Como ya se ha vuelto tradición, las compañías tratan de reimpulsar sus equipos con actualizaciones de "medio ciclo", y en el caso de la Xbox, ese cambio llega con la Xbox One X, estrenada a fines del año pasado en Chile.

¿Qué novedad trae? La principal apuesta está en resolución, sumando la capacidad de correr juegos en 4K (o Ultra HD), cuatro veces superior al Full HD. También incorpora soporte para HDR, una tecnología que permite mostrar más colores en la pantalla. Así, Microsoft queda al día con la tecnología que hoy está disponible en muchos televisores del mercado y que cada vez es más económica.

¿Se nota el cambio? Sí, pero requiere de ciertas condiciones. Al ver un juego en 4K y con HDR en un televisor equipado para esto y compararlo en uno que sólo tiene Full HD, el cambio es notorio, acercándose a la experiencia que puede ofrecer un computador premium para gamers. Pero no todos los juegos entregan esta experiencia.

Todos los títulos de Xbox One son compatibles con la nueva X, pero para soportar gráficas 4K, los desarrolladores deben "mejorarlos", a través de parches. Muchos desarrolladores ya lo han hecho, por lo que juegos como "Shadow of Mordor", "Assassin's Creed Origins" y "Gears of War 4" corren sin problema en la resolución mejorada. Pero no todos han hecho ese trabajo.

De todas formas, la nueva Xbox ofrece una mejora técnica importante, con más RAM, CPU y GPU que su principal competidora, la PS4 Pro de Sony. En la teoría esto puede no significar mucho para quienes no tienen un conocimiento tan detallado del mundo gamer, pero en la práctica se traduce en juegos que, incluso sin ser actualizados a 4K, se ven mejor y corren mejor –menores tiempos de espera- que antes.

Más allá del funcionamiento, la One X también trae mejoras de diseño que se agradecen. El equipo es considerablemente más pequeño que la versión de 2013 y trae una fuente de poder integrada, dejando atrás los hasta tres cables que requería para darle corriente antes.

Este cambio es un indicio de que Microsoft aprendió de los problemas que tuvo el equipo en su estreno original. Esto se ve también en la decisión de dejar de lado el periférico Kinect, pensado para ser usado en juegos donde el movimiento del cuerpo era clave, pero que nunca agarró suficiente fuerza en el mercado. También se repensó la forma de interactuar con el sistema operativo, simplificándolo bastante y llevando a un segundo plano la integración con TV en vivo.

Así, la Xbox One ahora se centra en lo que realmente parece importarle al mercado: videojuegos con muy buenas gráficas y experiencias de contenido, particularmente vía streaming (Netflix, Spotify, Plex) o a través de BluRay, también con soporte para contenido 4K.

La Xbox One X no es para todos, ya que para sacarle provecho hay que tener un televisor con una tecnología que hasta hace poco estaba reservada para el segmento más premium. También hay que tomar en cuenta su alto costo, cercano a los 450 mil pesos. Pero más allá de esto, la nueva One es una depuración interesante del concepto original de la consola, mejorando sus fallas y sumando una mejora importante en imagen.
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