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Columna de Astronomía | La ciencia también necesita una cuota de suerte

Como en todas las cosas, la fortuna también ha ayudado a la astronomía a sumar importantes descubrimientos.

04 de Abril de 2018 | 10:18 | Por Ezequiel Treister
Por Ezequiel TreisterAcadémico del Instituto de Astrofísica de la U. Católica de Chile

Doctor en Ciencias del programa conjunto de la Universidad de Chile y Yale University. Fue investigadorpostdoctoral en el European Southern Observatory y la Universidad de Hawaii en Estados Unidos. Fue profesor de la Universidad de Concepción y es actualmente profesor asociado en el Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigador del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA). Es presidente de la Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS).

Probablemente cuando pensamos en investigación científica se nos ocurre un proceso planeado y metódico. Si bien esto es así la mayoría de las veces, es imposible desconocer la importancia de la suerte en algunos de los descubrimientos más importantes. Esto es quizás porque a pesar de ser la astronomía una de las disciplinas científicas más antiguas todavía está en una fase exploratoria. En muchos de estos casos, además, estos descubrimientos no fueron realizados por profesionales ni personas con formación científica.

Uno de los primeros ejemplos modernos de esto fue el descubrimiento de la actividad volcánica en Io, el satélite de Júpiter, el 9 de marzo de 1979. Mientras Linda Morobito, ingeniera de la misión Voyager I, inspeccionaba imágenes tomadas por la sonda para determinar la posición exacta de la nave, encontró una nube que se extendía por casi 300 kms. Fue la confirma la presencia de volcanes en el astro y la primera vez que se encontraba actividad volcánica fuera de la Tierra, uno de los descubrimientos fundamentales en la exploración del Sistema Solar.

Lo que Víctor había registrado fue el momento exacto en que una estrella masiva llegó al final de su vida o el nacimiento de una supernova

Ezequiel Treister
Otro descubrimiento notable fue realizado hace poco más de 10 años por Hanny van Arkel, una profesora holandesa, fanática del proyecto de ciencia ciudadana Galaxy Zoo. Una noche Hanny se encontraba en su computador clasificando imágenes de galaxias cuando debajo de una galaxia espiral divisó una mancha azul. Curiosa, preguntó en el foro asociado: "¿Qué es eso?". La explicación sólo vino años después y es sin dudas sorprendente. Lo que vio es una nube de gas altamente ionizada por un agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia IC2497 (la que estaba siendo clasificada). Este, junto a otros sistemas similares descubiertos posteriormente, nos permitió entender mucho mejor cómo crecen estos gigantescos agujeros negros e interactúan con la galaxia que los hospeda. Por años fueron decenas de astrónomos profesionales los que vieron imágenes de esta galaxia con esta “mancha”, sin embargo a ninguno le llamó la atención hasta que Hanny hizo su famosa pregunta.

Hace unos días fuimos sorprendidos por otro gran descubrimiento astronómico fortuito, esta vez mucho más cerca de casa. El cerrajero y astrónomo amateur Víctor Buso estaba ansioso por probar su nueva cámara la noche del 20 de Septiembre de 2016 en el patio de su casa en Rosario, Argentina. Ya era muy tarde y Víctor no quería molestar a sus vecinos moviendo su ruidosa cúpula, por lo que apuntó su telescopio a la única galaxia que podía ver en la posición en la que estaba, la NGC613 a 85 millones de años luz de distancia. Durante 90 minutos estuvo tomando imágenes de esta galaxia, cada una de 20 segundos pues de lo contrario el brillante cielo de Rosario no le permitiría ver nada. Asombrado, notó que entre la primera y la última imagen había aparecido una nueva fuente de luz. Lo que Víctor había registrado fue el momento exacto en que una estrella masiva llegó al final de su vida o el nacimiento de una supernova. Astrónomos de todo el mundo habían esperado ver esto por años. Las probabilidades de estar observando una galaxia dada en el momento exacto en el que se produce una supernova son menores a ganar el premio mayor de la lotería. Posteriormente, Víctor informó a la comunidad astronómica internacional y se puso en contacto con astrónomos de la Universidad de La Plata para juntos producir un artículo publicado hace unas semanas por la revista Nature.

No sabemos cuándo, dónde, cómo, ni quién va a realizar el próximo descubrimiento astronómico. Por eso es importante mantener los ojos abiertos y seguir mirando el cielo, y no sólo los astrónomos. Solo así seguiremos sorprendiéndonos.

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