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Los restos del 'bebé de Lucy' prueban que los niños homínidos evitaban caminar

De acuerdo al análisis de los restos de este pequeño de dos años y medio, los científicos determinaron que, a pesar de tener la capacidad de andar con sus pies, preferían colgarse de los árboles o de sus madres.

05 de Julio de 2018 | 10:30 | Redactado por Camila Díaz S., Emol
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EFE (Archivo)
WASHINGTON.- Los pequeños homínidos del género Australopiteco afarensis pasaban la mayor parte del tiempo colgados de sus madres o de los árboles, de acuerdo con un análisis divulgado esta semana en la revista Science Advances de los restos de un niño menor de 3 años, descubiertos en 2002 en Dikika, en Etiopía, y conocido popularmente como el "bebé de Lucy".

Según el estudio, un equipo de investigación de la Universidad Dartmouth College, en Estados Unidos, concluyó que el desgaste que muestran los huesos de los pies de los restos del pequeño pone de manifiesto que, pese a tener la capacidad de caminar, pasaba la mayor parte del tiempo colgado.

Diversas investigaciones, basadas en los restos de 'Lucy', los fósiles con 3,2 millones de antigüedad descubiertos en 1974 en la región de Afar, en Etiopía, habían determinado que el Australopiteco afarensis fue el primer homínido que caminó erguido.

No obstante, la relativa fortaleza de los brazos y piernas de este homínido demuestran que pasaba gran cantidad del tiempo subido a árboles, por lo que los científicos consideran que se encontraba a medio camino de desarrollo entre los chimpancés y los humanos modernos.

La investigación divulgada recientemente, sin embargo, es la primera que se centra en la capacidad de caminar de los homínidos más jóvenes.

"Por primera vez, hemos podido observar cómo era caminar para un pequeño de dos años y medio, hace más de tres millones de años", destaca Jeremy DeSilva, autor principal del artículo y profesor de antropología de la universidad Dartmouth College.

El desgaste de los huesos de los pies del pequeño de Dikika, especialmente de la base de sus dedos pulgares, muestra que, a pesar de que ya tenía la capacidad de caminar, el pequeño pasaba la mayor parte del tiempo colgado de los árboles o de su madre.

"Caminar con las piernas es un hito para el ser humano. Pero caminar torpemente en un entorno plagado de depredadores es una receta segura para la extinción", concluye DeSilva.
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