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Científicos proponen un "Arca de Noé" de microbiomas como antídoto a la crisis global de salud

La idea nace de la réplica de un sistema similar que existe en el Círculo Polar Ártico con una bóveda que almacena muestras de cultivos alimentarios de todo el mundo.

05 de Octubre de 2018 | 10:32 | EFE
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El Mercurio (imagen referencial)
MADRID.- La creación de una reserva mundial de microbioma humano, un "Arca de Noé" de microbios buenos, puede ser el antídoto ante la crisis global de salud que refleja el aumento de enfermedades como la obesidad, el asma o las alergias, según plantea un grupo de investigadores en un artículo publicado esta semana.

Liderados por un equipo de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, los investigadores comparan su propuesta, detallada en el último número de la revista Science, con la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, la mayor reserva mundial de muestras de cultivos alimentarios.

Inaugurado en febrero de 2008 en el archipiélago noruego de Svalbard, en el Círculo Polar Ártico, ese depósito tiene capacidad para albergar un total de 4,5 millones de muestras.

Algunos órganos del cuerpo humano "no funcionan normalmente sin los microbios asociados", que ejercen distintas funciones, "desde entrenar al sistema inmune hasta digerir alimentos y producir vitaminas", explicó María Gloria Domínguez-Bello, autora principal de la propuesta y profesora de la Universidad de Rutgers.

Desde hace varias generaciones, los antibióticos y las dietas procesadas han contribuido a una pérdida masiva de la diversidad microbiana.

"Las prácticas modernas gracias a las que hemos controlado las enfermedades infecciosas parecen estar teniendo el efecto colateral de afectar a nuestros microbios humanos", precisó Domínguez-Bello, quien agregó que también "impiden la transmisión de microbios buenos, sobre todo a los bebés".

Y las evidencias científicas revelan, cada vez con más contundencia, que las alteraciones de la microbiota durante los primeros años de vida y las anomalías metabólicas resultantes son factores clave para el desarrollo de enfermedades.

Por ello, Domínguez-Bello y los coautores del artículo, Rob Knight, de la Universidad de California-San Diego; Jack A. Gilbert, de la Universidad de Chicago, y Martin J. Blaser del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, plantean la necesidad de reintroducir microbios perdidos y crear una reserva mundial de microbioma.

El primer paso sería, según señalan en el artículo, recolectar microbios beneficiosos de poblaciones remotas de América Latina y África, que son las que mantienen una mayor diversidad microbiana porque todavía no han sido víctimas de los efectos nocivos de las sociedades modernas y urbanizadas.

Como ejemplo, la flora intestinal de la mayoría de los estadounidenses es la mitad de diversa que la de los cazadores de pueblos aislados de la Amazonía.
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