Carl Knox, OzGrav ARC Centre of Excellence
A través de una detección de ondas gravitacionales, un equipo de científicos de la Universidad Nacional de Australia (ANU) logró captar, por primera vez, un agujero negro mientras "se traga" una estrella de neutrones. La particularidad del evento está dada por el origen de estos cuerpos celestes, ya que en ambos casos se trata de restos súperdensos de estrellas muertas.
El fenómeno se registró el pasado 14 de agosto, cuando una señal de ondas gravitacionales llegó a los centros de detección ubicados en Estados Unidos e Italia alertando sobre un evento ocurrido hace cerca de 900 millones de años.
Así lo explica la profesora Susan Scott, investigadora de la Escuela de Investigación Física de la ANU, quien celebra que esta "observación" completa la trifecta de observaciones del equipo en su lista de deseos original, que incluía la fusión de dos agujeros negros y la colisión de dos estrellas de neutrones.
"Hace unos 900 millones de años, este agujero negro se comió una estrella muy densa, conocida como una estrella de neutrones, como Pac-man, posiblemente apagando la estrella al instante", comenta Scott, quien además a la líder del Grupo de Análisis de Datos y Teoría de la Relatividad General en ANU e investigadora jefe del Centro de Excelencia ARC para Gravitational Wave Discovery (OzGrav).
Por el momento no se ha logrado encontrar la confirmación visual del evento. "El telescopio ANU SkyMapper respondió a la alerta de detección y escaneó toda la región probable del espacio donde ocurrió el evento, pero no hemos encontrado ninguna confirmación visual", lamenta la académica.
"En base a esta experiencia, estamos muy seguros de que acabamos de detectar un agujero negro engullendo una estrella de neutrones. Sin embargo, existe la probabilidad, leve pero intrigante, de que el objeto tragado sea un agujero negro muy ligero, mucho más liviano que cualquier otro agujero negro que conozcamos en el Universo. Ese sería un premio de consolación realmente asombroso", acota la científica.
Hasta ahora, los astrónomos no han encontrado un agujero negro que sea menor a "cinco masas solares o una estrella de neutrones más grande que aproximadamente 2,5 veces la masa de nuestro Sol", por lo que los datos de la onda gravitacional corresponderían a un agujero negro, tragándose una estrella de neutrones, pero a falta de confirmación, los científicos han puesto esta otra teoría sobre la mesa.