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Científicos de Cambridge enlistan los principales desafíos y riesgos que enfrentará la biodiversidad en 2024

Un enorme rascacielos, la muerte masiva de erizos, los coletazos de la producción de energía limpia y más. Un artículo de The Guardian presentó los resultados del estudio prospectivo que hicieron los académicos ingleses, en el que se destacaron 15 tendencias que podrían alterar (para bien o para mal) los ecosistemas globales.

31 de Diciembre de 2023 | 15:34 | Por Equipo Multimedia, Emol.

Cada año, un equipo liderado por William Sutherland —biólogo de conservación de la Universidad de Cambridge— realiza un análisis prospectivo para identificar los principales cambios tecnológicos, políticos y económicos que probablemente tendrán un gran impacto en el mundo natural. El medio británico The Guardian tuvo acceso a este análisis y compartió las 15 tendencias que se perfilan como desafíos significativos para la naturaleza en 2024. Conócelas a continuación.
    1. El doble filo del hidrógeno
      El hidrógeno está ganando popularidad como alternativa a los combustibles convencionales. Aunque prometedor, su impacto varía según el método de producción. El hidrógeno obtenido del gas natural sigue dependiendo de los combustibles fósiles, que son perjudiciales para el clima. Por otro lado, producirlo utilizando agua dulce o marina, puede resultar en la destrucción de hábitats. Además, si los sistemas de producción, distribución y uso del hidrógeno no se diseñan cuidadosamente, podrían generar emisiones de gases de efecto invernadero. Por lo tanto —enfatiza The Guardian— es crucial un enfoque equilibrado para asegurar “que los beneficios superen los daños”.

    2. El dilema del amoníaco
      El amoníaco, esencial en fertilizantes agrícolas, se produce consumiendo mucha energía, generalmente de fósiles. Un método novedoso, que usa agua en una malla magnética, podría reducir costos y emisiones en su producción, ayudando contra el cambio climático. Sin embargo, advierte el equipo de Sutherland, hay riesgos: la producción más barata podría incrementar el uso de fertilizantes, elevando la contaminación del aire y agua. Además, los fertilizantes aumentan el óxido nitroso por microbios en el suelo, un potente gas de efecto invernadero que podría reducir los beneficios climáticos esperados.

    3. El camino incierto hacia la sostenibilidad alimentaria
      La búsqueda de alimentos más ecológicos ha llevado a investigadores a cultivar bacterias con hidrógeno, nitrógeno y CO2, creando un producto neutro en sabor y aprobado para consumo humano en Singapur. Este ingrediente, fácil de añadir a alimentos procesados para aumentar su proteína, podría ser una alternativa sostenible a las proteínas convencionales como carne y lácteos. Si se utiliza energía renovable para su producción, este método tendría un menor impacto ambiental y en la huella de carbono, contribuyendo así a la protección de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático.

    4. La revolución verde de la agricultura
      Investigadores han creado un método que usa electricidad, agua y CO2 para producir acetato, un estimulante del crecimiento vegetal alternativo a la glucosa de la fotosíntesis. Este avance podría incrementar la productividad de cultivos en ambientes controlados, reduciendo o eliminando la necesidad de luz. Si se usa energía renovable, este sistema permitiría una producción de alimentos en interiores eficiente y ecológica, ayudando a conservar hábitats naturales al disminuir la conversión de estos en tierras de cultivo.

    5. Beneficios que amenazan
      La aplicación de polvo de roca en campos agrícolas es una estrategia emergente para combatir el cambio climático, ya que este polvo captura carbono y puede mejorar los rendimientos de los cultivos. Los beneficios potenciales incluyen el aumento de microorganismos beneficiosos en el suelo y la disminución de la acidez en los suelos y océanos. No obstante, existen riesgos como el incremento de sedimentos en aguas superficiales, la contaminación por metales pesados y el impacto negativo en la fauna. La viabilidad de esta técnica dependerá —apunta el equipo de Cambridge— a la disponibilidad de este recurso, la comprensión de sus beneficios y desventajas, y la presencia de políticas gubernamentales que incentiven o no su uso.

    6. Las guardianas en peligro
      Las lombrices de tierra desempeñan un papel crucial en muchos ecosistemas, incluidos los agrícolas, reciclando materia vegetal muerta, liberando nutrientes y mejorando la calidad del suelo. A pesar de su trabajo silencioso bajo tierra, un reciente estudio en el Reino Unido reveló una preocupante disminución en su población: una caída de más de un tercio en los últimos veinticinco años, probablemente debido al aumento del uso de pesticidas. Si esta tendencia se replica en otros lugares y no se toman medidas para mitigarla, la pérdida de estas lombrices podría tener graves consecuencias para la integridad de los ecosistemas y la capacidad del planeta para alimentar a la población humana.

    7. La sinfonía del suelo
      La salud del suelo, tradicionalmente evaluada mediante métodos que implican excavar, puede ahora entenderse a través de una técnica emergente: la ecoacústica. Esta tecnología captura sonidos para identificar la ubicación y movimientos de invertebrados subterráneos, revelando así la condición del suelo. Este enfoque no invasivo permite no solo caracterizar fácilmente la salud del suelo, sino también rastrear y mejorar la restauración de suelos previamente degradados, potenciando su capacidad para sostener hábitats saludables y biodiversos. “Se proponen esfuerzos para hacer que la tecnología sea lo suficientemente amigable para que la utilicen los científicos ciudadanos y desarrollar estrategias para combinarla con otros enfoques de monitoreo ambiental”, indica The Guardian.

    8. La cortina del cambio
      El aumento de humo en la atmósfera, debido a incendios forestales más frecuentes e intensos, afecta significativamente el clima terrestre. Este humo, proveniente de quemas intencionales y otros incendios, altera los ciclos climáticos al bloquear la luz solar y redistribuir la humedad en el aire. Estos “cambios a gran escala podrían alterar fácilmente el equilibrio de la naturaleza”, afectando la biodiversidad y la salud humana, ya que dependemos de ecosistemas equilibrados para nuestro bienestar.

    9. Los alcances del pincel genético
      Los avances en la investigación genética han permitido fabricar fácilmente cadenas de ADN personalizadas, y sus resultados “son una caja de Pandora de posibles impactos para la conservación, tanto positivos como negativos”. Podría —por ejemplo— ayudar a reducir la necesidad de despejar terrenos enteros para la agricultura y minimizar el uso de pesticidas contaminantes, pero su uso indiscriminado podría llevar a la creación de variantes que reemplacen a los organismos no modificados y que terminen desestabilizando los ecosistemas. “Las posibilidades aparentemente infinitas podrían conducir a esfuerzos internacionales para regular su aplicación”, adelantan.

    10. Descifrando el lenguaje del ambiente
      Históricamente, la toxicidad de los químicos se determinaba a través de su uso y observación de los efectos resultantes. Sin embargo, un nuevo enfoque está cambiando este método. Los científicos ahora emplean datos sobre el comportamiento de los químicos en el ambiente, en organismos y a nivel molecular para anticipar efectos adversos de compuestos recién formulados. Esta estrategia, conocida como "vías de resultados adversos", se está perfeccionando con tecnologías como el aprendizaje automático y la inteligencia artificial. Esta capacidad de preselección promete identificar sustancias que aportan beneficios, como las que mejoran la producción de alimentos, reduciendo al mismo tiempo los riesgos potenciales.

    11. Trampas en el cielo
      Cada otoño, miles de millones de aves de más de 100 especies migran hacia el sur desde Europa por una ruta que pasa por el Mar Rojo, donde se está construyendo un complejo de rascacielos de 34 km² y 500 metros de altura en la megaciudad Neom de Arabia Saudita. Este megaedificio, con superficies reflectantes y posibles turbinas eólicas, podría ser una trampa mortal para estas aves migratorias. La falta de una evaluación ambiental para mitigar esta amenaza genera preocupación entre los científicos, quienes "temen que pueda producirse una masacre masiva".

    12. Erizos en peligro
      En 2022, se observaron muertes masivas de erizos de mar en el Caribe, Mediterráneo y posiblemente en el Mar Rojo, lo cual es alarmante dado su rol vital en los arrecifes de coral. Mientras la causa en Europa es desconocida, en el Atlántico occidental se sospecha de un microbio ciliado. Si un agente similar afecta el Mediterráneo —sospechan— podría indicar cambios ambientales que promueven estos organismos. “Los impactos en cascada podrían ser devastadores”, y pondrían en riego la integridad de los ecosistemas submarinos.

    13. Un salvavidas incierto
      Para combatir el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera, se está considerando utilizar los océanos
      , que cubren casi tres cuartos de la superficie terrestre y tienen una gran capacidad para absorber CO2. Entre las estrategias propuestas están añadir fertilizantes al mar, cultivar y almacenar algas, incrementar el pH oceánico e inyectar CO2 en rocas submarinas. Aunque prometedoras, estas técnicas son en su mayoría experimentales y sus efectos en la captura de carbono no están totalmente comprobados. Además, presentan riesgos potenciales de impactos adversos tanto para la biodiversidad como para la sociedad, lo que requiere una cuidadosa evaluación antes de su implementación.

    14. El corazón latente del océano se está calentando
      La zona mesopelágica o "crepuscular"
      del océano —ubicada entre 200 y 1.000 metros bajo la superficie— es crucial para la vida marina y la captura de carbono. Las criaturas de esta zona enriquecen el océano profundo a través de sus heces y cadáveres, que al hundirse alimenta la fauna de las profundidades y se entierra en sedimentos, secuestrando carbono atmosférico. Sin embargo, “existe un desafío: con el calentamiento global (...) se está elevanto su temperatura”. Esto podría acelerar la descomposición de la materia orgánica, disminuyendo su capacidad para nutrir la vida en el océano profundo y su eficacia en la secuestración de C.

    15. El baile cambiante del mar
      En los océanos, las corrientes submarinas son impulsadas por diferencias de temperatura y salinidad. El aumento de gases de efecto invernadero está alterando estas corrientes, como la Circulación Abyssal Antártica, que se prevé que disminuirá en los próximos 25 años debido al deshielo. Esto puede reducir el oxígeno en el agua y afectar la disponibilidad de alimentos, teniendo un impacto impredecible en la vida marina y terrestre.

Diseño y adaptación: Bastián Sirguiado y JM. Vilches, Emol | Contenido: The Guardian| Ilustración: Freepik - Recursos: Flaticon (Ver detalle)
Iconos por: Freepik, nawicon
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