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La hora decisiva

Sesenta minutos al día es lo máximo que un niño debe pasar frente al televisor. Tras 17 años de estudio, la Universidad de Columbia concluyó que una dosis superior genera conductas agresivas en la adultez. En Chile, los niños entre 4 y 14 años ven en promedio dos horas, sin contar el cable.

15 de Junio de 2005 | 21:50 |
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En la mañana del 11 de septiembre miles de niños en el mundo vieron el desplome de las Torres Gemelas a través de imágenes en vivo, que interrumpieron la habitual programación infantil matutina. Durante las horas posteriores, una y otra vez, la televisión se encargó de repetir las cruentas escenas, y en México se registró un hecho inusual: decenas de niños comenzaron a llamar a los canales, alarmados por este desastre aparentemente en cadena, preguntando cuándo llegaría la destrucción a sus propias casas.

Para nadie es un misterio que hoy la violencia es ingrediente habitual en la programación televisiva. Según estudios recientes, la mayoría de las películas, noticieros, reportajes, teleseries e incluso los programas infantiles presentan escenas de alto, mediano y leve contenido agresivo en sus imágenes. Desde los inicios de la televisión se han discutido, tanto en el mundo académico como en la industria, los efectos que tienen sobre las audiencias el estar expuesto a estos contenidos. Algunos sostienen que en un mundo violento como el actual es imposible aislar y culpar exclusivamente a la televisión de los niveles de agresividad; otros, en cambio, creen que ante la imposibilidad de medir con exactitud los daños se hace imperativo prevenir.

En distintos países han surgido numerosas iniciativas para mejorar el funcionamiento de la televisión, sobre todo en cuanto a sus contenidos. Por ejemplo, en 1996, el Congreso estadounidense aprobó una ley que permite a los padres controlar lo que ven sus hijos a través de la clasificación obligatoria de la programación, que mide los niveles de sexo y agresividad. Eso, unido a que desde el año 2000, por ley, todos los nuevos televisores deben traer incluido de fábrica el V-chip, un dispositivo electrónico que les deja a los papás bloquear esos programas.

Dolores Souza, sicóloga y jefa del departamento de estudios del Consejo Nacional de Televisión (CNTV), cuenta que este tema es uno de los más recurrentes por parte de las audiencias. "Eso ha sido siempre así y es un aspecto que ha salido en todas las encuestas que hemos realizado desde 1992. Esta preocupación convoca mucho más consenso que los contenidos eróticos, por ejemplo. Hay una crítica por el sensacionalismo, pero también una inquietud por saber si es dañino o no ver esto en televisión".
Los niños opinan
Ignacio, 10 años: "Dragon Ball Z es violento, porque la historia consiste en pelear. Pero a mí lo que más me ha impactado es lo de las Torres Gemelas, porque fue una catástrofe inmensa. Me asustó un poco. Es que me pareció extraño que pasara algo así".

Joaquina, 10 años: "Me parece violenta la lucha libre (WWF), porque se ve que pegan y eso me llega a doler a mí. De lo último que he visto en televisión, me impactó esa noticia de una señora que estaba en un puente y de ahí tiró una piedra a un auto, donde había una señora a la que le cayó esa piedra. Eso me pareció muy violento".

Pedro, 7 años: "Encuentro violentas a Las chicas superpoderosas, porque matan a monstruos. También, otro programa que se llama Hombres de negro, donde también matan monstruos con pistolas. Creo que si hacen canales para niños, no pueden poner cosas malas".


El sicólogo clínico doctor Jeffrey Johnson -de la Universidad de Columbia-, encabezó un equipo de investigadores que estudió los efectos que provoca en los adolescentes estar expuestos a la violencia televisiva. A partir de 1975 y durante 17 años fueron seguidas 707 familias de Nueva York. El resultado fue tajante: si los padres quieren disminuir el riesgo de que sus hijos cometan actos agresivos, deben reducir a menos de una hora promedio al día el tiempo que los niños ven televisión.

Johnson, quien también expondrá sus resultados en el seminario, adelanta: "Nuestros descubrimientos y cientos de estudios previos han demostrado que los niños que ven películas y programas violentos probablemente cometan más actos de agresiones físicas y verbales contra otros, en comparación con quienes no vieron este tipo de contenidos. No parece importar, tampoco, si estas imágenes son reales o ficticias, pues la investigación muestra que los dibujos animados violentos también conducen a comportamientos agresivos en los niños".

Según el investigador, muchos pequeños se sienten atemorizados por las imágenes que muestran los noticieros. "Es común que los niños e incluso los adolescentes tengan dificultades para dormir y pesadillas después de ver esas escenas. Los productores de noticieros deberían notar que incluso algunos adultos pueden sentirse afectados debido a esas imágenes cruentas. En Estados Unidos hay una expresión común entre los periodistas televisivos: Si sangra, está en primer lugar. En otras palabras, mientras más sangrientas sean las imágenes es más probable que esa historia esté en los titulares. Presentar masacre y destrucción es dañino para muchos. Los encargados de los telediarios harían un gran servicio a la sociedad si eliminaran las descripciones tan gráficas y detalladas que hacen de estos hechos. Las personas se sentirían mucho mejor".

A juicio del sicólogo, la mayor contribución de su estudio es que descubrieron que ver mucha televisión durante los comienzos de la adolescencia está asociado con un riesgo realmente mayor de tener conductas agresivas durante el final de la adolescencia y el inicio de la adultez. "Tiene un efecto profundo y duradero en los patrones de comportamiento. Es desafortunado que miles de jóvenes pasen tanto tiempo frente al televisor, porque sus mentes aún están en etapa de formación y es muy probable que lo expuesto en la pantalla sea dañino para su desarrollo. Se ha demostrado que los menores que ven demasiada TV tienen mayor riesgo de obtener bajos resultados educativos (abandono escolar, malas notas y bajo interés en las tareas). También, problemas de salud (obesidad, diabetes), del sueño y deficiencias en sus destrezas sociales.

Según la OMS, la inactividad es una de las diez causas de muerte en el mundo y ver TV es el mejor ejemplo, hábito que en Estados Unidos se denomina el síndrome couch potato (saco de papas)".

Sobre cuántas horas deben pasar los niños y adolescentes frente a la niñera electrónica, Johnson es tajante: "La Academia Americana de Pediatría ha recomendado que consuman menos de 1 o 2 horas diarias. Nuestros estudios sugieren que esa cifra tiene que ser reducida a menos de una hora al día, en promedio. E, idealmente, tendrían que ver sólo programas que ayuden al desarrollo de sus mentes, como los espacios culturales y educativos".

La experiencia chilena