Si sacáramos hoy una radiografía de la mujer chilena, ¿qué mostraría? Un corazón colapsado, y no por penas de amor, sino a causa del estrés; unos pulmones intoxicados, y no tanto debido al esmog, sino al humo de cigarrillo; un sistema digestivo disarmónico y no sólo a consecuencia de la dieta inadecuada, sino de los estados nerviosos; una musculatura agarrotada, y no por culpa del sedentarismo o la malas posturas, sino por la tensión permanente a la que está sometido el cuerpo femenino.
Es un hecho: la salud física de la chilena ha empeorado durante las últimas décadas y lo mismo pasa con su salud mental; los cuadros ansiosos y depresivos están a la orden del día. La pregunta cae de cajón: ¿es que la incorporación de ellas al trabajo, y a cargos cada vez más altos, es el precio que tienen que pagar, mientras deben seguir cumpliendo su rol de esposas y madres?
Destacados expertos no vacilan en responder afirmativamente. Se basan en su experiencia clínica, porque estudios que permitan comparar la realidad actual con la de hace dos décadas casi no existen. Cada uno, desde el área de su especialidad, detalla cuáles son las enfermedades que tienen mayor mortalidad e incidencia entre las mujeres y cómo ha influido la modernidad en su aparición y recurrencia. Éstas son:
Corazón agredido
Sonia Kunstmann sustenta su teoría en hechos concretos. Presidenta del Departamento de Prevención de la Sociedad Chilena de Cardiología, dice que las enfermedades cardiovasculares, la primera causa de muerte de chilenos de ambos sexos, han aumentado entre las mujeres. "Hace unos once años el 25 por ciento de los ataques cardíacos eran protagonizados por mujeres; hoy este porcentaje se ha incrementado al 30 por ciento, y cuando tienen un infarto, su mortalidad es mayor que en el sector masculino. También sufren más insuficiencias cardíacas y se reinfartan más". Al problema le ve varias causas, pero las puede resumir en una: el impacto de la vida actual. Agrega nuevos datos: según los estudios de la sociedad de cardiología, las chilenas, comparadas con los hombres, tienen con mayor frecuencia colesterol anormal (53,5%), más obesidad y más sedentarismo. La cardióloga explica que esto sucede por culpa de la actual alimentación y porque ellas están desempeñando un papel cada vez más protagónico en un país todavía machista, en que deben hacer las cosas el doble de bien para ser reconocidas. "Esto les significa vivir en hiperalerta, con mayor frecuencia cardíaca y arterias apretadas. Además, le copiaron al hombre el hábito de fumar, lo que es responsable de más de la mitad de los infartos femeninos".
Cómo prevenir: Mantenerse en el peso adecuado, hacer ejercicio y chequearse anualmente es una obligación, dice la cardióloga Sonia Kunstmann. Aconseja evitar las grasas, el cigarrillo y beber en forma moderada. También aprender técnicas de relajación y aplicarlas permanentemente, en especial en los momentos de tensión. "Y en caso de dolor al pecho, acudir de inmediato al médico".
Cáncer: mamas y pulmones
No sólo el corazón resulta perjudicado con el cigarrillo, cuyo consumo ha aumentado entre las chilenas hasta diez veces en las últimas décadas. También el tabaquismo está detrás de muchos cánceres, entre ellos el de laringe, mama, vejiga, colon y, principamente, pulmones, advierte el jefe de Oncología Médica de la Universidad Católica, Manuel Álvarez. Junto con el pulmonar, que tiene una alta mortalidad, el de mama también causa muchas muertes, pero en lo que más se ha incrementado es en su incidencia (casos nuevos) y en esto influyen, además del tabaquismo, los malos hábitos alimentarios, la obesidad y el alcohol en exceso. El screening mamario ha significado un gran avance en cuanto a prevención y tratamiento precoz de este cáncer, pero muchas mujeres, teniendo los recursos, por dejación no se practican su mamografía anual, destaca.
Cómo prevenir: No fumar es el consejo del doctor Manuel Álvarez. "Para la que ya es fumadora muchas veces no basta con la buena voluntad y necesita una terapia". Desarrollar un estilo de vida saludable, someterse a partir de los 40 años a una mamografía anual y no olvidar los papanicolau son otras de sus recomendaciones. Y ante cualquier síntoma sospechoso, como una tos recurrente o sangramientos inexplicables, acudir al médico.
Colon y estómago
Uno de los talones de Aquiles femeninos es el aparato digestivo: gran parte de las consultas a los médicos generales e internistas son por colon irritable y reflujo gastro-esofágico, males que siempre han afectado más a las mujeres y que en los últimos años están en aumento, "como directa consecuencia de su incorporación a la vida laboral", destaca el doctor Danny Oksenberg, del Departamento de Gastroenterología y Hepatología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. No es todo. Piensa que la cirrosis hepática, una patología que era casi exclusiva de los hombres, se está incrementando entre las mujeres a consecuencia de su mayor consumo de alcohol.
Cómo prevenir: La tos excesiva sin estar resfriada y la acidez estomacal son síntomas del reflujo gastro-esofágico, y la distensión abdominal y dolores en esa zona caracterizan el colon irritable. Pero para no equivocarse con falsos autodiagnósticos, siempre se debe consultar, indica el doctor Oksenberg. Ambos trastornos requieren de una determinada dieta, a veces tomar algunos medicamentos y en el caso del reflujo dormir con el respaldo de la cama unos diez centímetros levantado y comer dos horas antes de acostarse.
Músculos agarrotados
Como si fuera poco, el bruxismo (provocado por dormir con los dientes apretados), los dolores cervicales, dorsales, lumbares y en otras partes del cuerpo se han transformado en el pan de cada día para las mujeres que reaccionan frente al estrés contrayendo su musculatura, señala el traumatólogo Aliro San Martín. Y el más molesto de estos males es la fibromialgia, que se caracteriza porque estas molestias son muy intensas en músculos y tendones de determinados sectores del organismo, contracturándolos fuertemente. Según el reumatólogo Roberto Arinoviche, la fribromialgia se da casi exclusivamente en las mujeres, sobre todo en el período laboralmente más exitoso y durante los períodos críticos de su vida, afectando al 2 a 5 por ciento de las mujeres que asisten a consultorios generales y al 15 por ciento de las que acuden a clínicas reumatológicas.
Cómo prevenir: Cuando una mujer tiene dolores en sus músculos, habitualmente lo primero que hace es irse a la cama. "Un error, porque las contracturas musculares desaparecen sólo con el ejercicio bien hecho", dice el doctor Aliro San Martín. A las que padecen estas insoportables molestias, les aconseja acudir al médico para saber de qué tipo de dolores se trata o si es una fibromialgia. Y luego del tratamiento, consultar a un sicólogo o siquiatra que les ayude a reconocer y combatir sus tensiones.
Impacto ginecológico
Desde su especialidad, la ginecóloga del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Patricia Aliaga, recorre las enfermedades que están afectando a las chilenas. Aunque no existen datos estadísticos, la doctora detecta un aumento en el síndrome premenstrual, asociado con los problemas emocionales y el estrés. Además, agrega, trastornos tan frecuentes en nuestra época, como la anorexia, la bulimia y la sobreexigencia física en pos de la delgadez extrema, están produciendo en muchas mujeres amenorrea o falta de menstruación, especialmente entre las menores de 30. Por otra parte, dice, los antidepresivos y tranquilizantes automedicados, el alcohol tomado en exceso y el tabaquismo suelen alterar su armonía endocrinológica, provocándoles alteración en los ciclos menstruales. Y en el caso del tabaco, este hábito podría disminuir su capacidad fértil.
Cómo prevenir: Según la doctora Aliaga, hay que aprender a responder a las exigencias en forma madura, sin dejar que las tensiones terminen con la resistencia personal. En el caso de la anorexia nerviosa, la bulimia y la adicción al ejercicio, ahí la consulta al siquiatra es obligatoria".
Adicción a la cirugía plástica
El doctor Dante González, presidente de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, reconoce que hace veinte años a la fecha estos procedimientos se han duplicado. Y hay cambios. "Antes lo que más hacíamos eran intervenciones de rejuvenecimiento facial. Ahora la mayoría de nuestras pacientes tienen entre 30 y 40 años y piden agrandarse las mamas y achicarse el abdomen, las caderas y los muslos para mejorar la estética de su cuerpo. Aunque sin descuidar el rostro tampoco". Aunque considera normal y lícito que una persona trate de verse mejor posible, advierte que todo cirujano plástico tiene la obligación de reconocer a las llamadas adictas al bisturí. "Porque muchas de ellas sufren de dismorfofobia, una enfermedad que les altera su autoimagen dejándolas siempre disconformes con su físico, como las anoréxicas. Éticamente nosotros no debemos tratarlas". Pero hoy no es necesario sufrir este trastorno para vivir en búsqueda de ese médico que corrija defectos, ojalá rápidamente, a bajo costo y en cualquier punto de Chile o en otro país. "Eso es muy peligroso. Puede tratarse de alguien que no es un especialista, que no conoce a su paciente ni sabe sus motivaciones internas para la cirugía y, lo que es peor, no va a estar en caso de complicaciones en el posoperatorio", señala el doctor González.
Cómo prevenir: Cuando el doctor Dante González atiende a una mujer que se quiere hacer un procedimiento de cirugía estética, le pregunta cuáles son sus motivaciones. "Para que yo opere tengo que darme cuenta de que esa persona quiere tratarse para sentirse mejor consigo misma".
Depresión, la peor de todas
Antonio Menchaca, siquiatra del Instituto Chileno Neuropsiquátrico, dice que, a nivel general, gran parte de los conflictos actuales derivan de problemas con la propia identidad. "En el siglo XIX y gran parte del XX la gente tenía claro qué debía hacer con su vida y si no le gustaba, mala suerte; había que cumplir con el deber. Hoy, cuando lo que se busca es la felicidad personal, hombres y mujeres están confusos, pero más ellas, por las transformaciones que afectan a su género, lo que las hace sentirse estresadas por todos lados". Sostiene que están en un proceso de cambio y no descubren qué es lo más adecuado para ellas y qué las hará felices. O sea, cuál es su identidad, lo que es un estresor muy potente."Su típico dilema es: ¿ser mamá o trabajar? Y cuando está trabajando se siente culpable y si se queda en la casa, frustrada".
Lo curioso, destaca, y contrariamente a lo que todos suponen, es que se sabe que las depresiones se están dando más en las dueñas de casa que entre las mujeres que se desarrollan en el mundo laboral. También en este grupo se da más la distimia o depresión leve, un sentimiento crónico de infelicidad. Es que el resentimiento, la frustración y la angustia son sentimientos frecuentes de quien se dedica sólo a la familia, mientras ve a su alrededor a otras mujeres que triunfan en sus profesiones. Algunas de estas dueñas de casa niegan su situación y la somatizan con hipertensión, obesidad, baja de sus inmunidades u otros males sicosomáticos".
También les pasa a muchas de las que decidieron no formar una familia y dedicarse únicamente a su carrera laboral, pagando por ello el precio de la soledad. "Lo paradójico en esta historia es que hoy las que deben compatibilizar los roles de esposa, madre y trabajadora son las que están sicológicamente mejor", sostiene. No cree que la salud mental femenina haya empeorado. "Más bien ha cambiado, con la aparición de nuevas patologías como la anorexia, la bulimia y el abuso de alcohol y tranquilizantes. La histeria, una enfermedad gravísima cuya causa era la represión sexual en la que vivían antes las mujeres, prácticamente está en extinción y, en lo personal, si tuviera que compararla con la actual depresión, me quedaría con la depresión".
Cómo prevenir: Para enfrentar de la mejor forma posible los desafíos de hoy, dice el doctor Menchaca, "la mujer debe tener claro cuáles son sus fortalezas y limitaciones, qué quiere hacer con su vida, cuáles son sus metas a corto y largo plazo, cuáles priorizar y cuáles postergar, y con que recursos cuenta realmente para tener éxito".