Empresa busca señorita de buena presencia, se necesita profesional de entre 30 y 35 años de edad, se requiere hombre soltero con experiencia... Son los clásicos avisos que ofrecen empleos y cuyo
mensaje discriminatorio e ilegal sólo perciben los interesados.
La teleserie colombiana Betty, la fea, de gran éxito en varios países, narra las peripecias de una ingeniera comercial sobrecalificada profesionalmente, pero muy descalificada en su apariencia. La trama de la novela revela la discriminación a que es sometida la mujer en el mundo laboral, siendo castigada con bajas remuneraciones y escasas expectativas profesionales. En Colombia, el desarrollo de la novela remeció los diversos estamentos sociales y culturales, originándose debates para explicar este fenómeno que a muchos resultó anacrónico en pleno siglo XXI. Un fenómeno del que nuestro país no está ajeno.
Con la modificación al artículo 2º del Código del Trabajo - que entró en vigencia el 6 de julio de 2001- está estrictamente prohibido ofrecer empleo exigiendo requisitos de raza, color, sexo, edad, estado civil, sindicación, religión, opinión política, nacionalidad u origen social.
Sin embargo, esos avisos continúan apareciendo en la prensa y las empresas siguen contratando personal conforme a las exigencias en ellos publicadas.
¿Qué arriesgan al infringir la normativa?
Las multas están establecidas en el artículo 477 del Código del Trabajo y van de una a 10 UTM ($30.067 a $300.670), pero a juicio de quienes han vivido la discriminación, la normativa no es lo suficientemente clara: pese a la prohibición mencionada, también establece que los requisitos solicitados no serán discriminatorios cuando se trate de requerimientos propios de la idoneidad de las personas para desempeñar su función. Así las cosas, los empleadores, en la práctica, pueden considerar un derecho legítimo la elección a voluntad de sus trabajadores. Por ejemplo, una firma que desee contratar personal de carga nocturno puede exigir, por ejemplo, jóvenes de entre 25 y 30 años, solteros y buena presencia.
Otro factor que genera duda en la efectividad de la ley es que las eventuales víctimas de discriminación laboral, ante un proceso de selección de personal, no cuentan con incentivos suficientes para iniciar acciones legales en contra de los infractores, ya que a cambio de todos los costos involucrados en un eventual juicio no reciben ninguna indemnización por los daños sufridos.
Tampoco se considera discriminatoria la práctica de remunerar en condiciones inferiores a mujeres, minusválidos, indígenas u homosexuales. Andrea Jiménez, médico, asegura que si bien la sociedad nos permite competir profesionalmente con los hombres, por otro lado nos castiga con una baja remuneración.
Embarazadas, no
| Dónde reclamar |
Si considera que ha sido víctima de discriminación laboral puede presentar su reclamo ante la Inspección del Trabajo correspondiente a la dirección de su eventual empleador.
Cualquier otro antecedente puede solicitarlo recurriendo a la Dirección del Trabajo, situada en Santiago, en calle Agustinas 1253 y su número de teléfono es el 674 9300.
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En el caso específico de las mujeres la ley establece una prohibición absoluta de exigir el test de embarazo a quienes postulan a un puesto o cargo, porque ello también es discriminatorio.
No obstante, hace una semana se conoció que en la región de Los Lagos una empresa habría utilizado un subterfugio y en vez de pedir dicho test, solicitaba a las postulantes un certificado de esterilización.
La denuncia ante las autoridades pertinentes fue presentada por los funcionarios del servicio de salud local, luego de que se percataran que en los últimos meses varias mujeres estaban solicitando dicho certificado.
Testimonios
¿Quieres más espacio?, le preguntó un machista a su mujer que le pedía que la dejara crecer. Pues bien - le dijo- , te voy a agrandar la cocina. El chiste es ya un clásico, pero refleja una costumbre social y cultural fuertemente arraigada en nuestro país.
Patricia Vásquez, 43 años, cuatro hijos, decidió retornar a la publicidad después de varios años dedicados a su familia. Fue un parto encontrar trabajo. Me rechazaban porque era mayor, casada y mamá. Debí aceptar un empleo mal remunerado, que no reflejaba mi real calificación.
Isabel Painequeo ha sido discriminada por motivos étnicos y físicos: Es difícil que me empleen; les importa más mi cara y mi apellido que mi currículum. Pero ser bonita tampoco es garantía: muchas profesionales de buena presencia se quejan de
acoso sexual.
La denuncia de esta práctica complica a las mujeres por temor a perder el empleo. Eso explica que en 2000-2001, las estadísticas de la Dirección del Trabajo sólo registren 20 denuncias. Aunque no es práctica exclusiva de ellos; algunas féminas también acosan. Claro que denunciar algo así es peor para un hombre, porque te califican de gay, asegura Pedro Barrera, que sufrió la persecución de una briosa y sexagenaria jefa.
Los jóvenes se quejan de que los mayores al cumplir 65 años no se jubilan y continúan trabajando, y quienes pintan canas reclaman que ya no se valora la experiencia y se prefiere a un profesional inexperto, pero más barato. Los discapacitados alegan que pese a todas las campañas, son pocas las firmas que los contratan porque se requiere modificar toda la infraestructura para que se desplacen en silla de ruedas. Y los portadores de sida, homosexuales y extranjeros, por el solo hecho de reconocer su condición, aseguran que se les cierran las puertas.