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La experiencia chilena

22 de Febrero de 2005 | 19:37 |
En Chile, los niños entre 4 y 14 años miran, en promedio, dos horas y 20 minutos. Según los datos que maneja el Consejo, los niños entre 4 y 9 años observan 1 hora y 44 minutos de TV abierta; mientras que entre los 10 y los 14 años esta cifra sube a 2 horas y 28 minutos. Y, al separar por sexo, la niñas ven un poco más que los hombres.

Según la experiencia recogida por Dolores Souza en los distintos estudios del CNTV, las imágenes agresivas provocan temor en los niños. "Por otro lado, pueden enseñarles que la violencia es una forma gratificante y legítima de resolver los conflictos. Es decir, que imiten los comportamientos agresivos, más allá de si tienen ganas o no de causarle un daño enorme a alguien. Pero también existen otras corrientes que contradicen esas teorías, diciendo: si fuera así, todos los niños estarían haciéndose pedazos unos a otros el día entero. Y eso no ocurre, aunque ven cantidades enormes de violencia todo el día y durante muchos años".

Dolores explica que a los padres en general lo que más les alarma es la agresividad que hay en los dibujos animados, en la entretención, "porque son los programas que más les gustan a los niños. Es donde más se comprometen emocionalmente, porque ellos pierden la noción de lo que están viendo. A los padres, los noticieros les inquietan menos, porque a la hora que los transmiten ya están en la casa".
Buenas noticias
Contrario a lo que se piensa, la televisión chilena ha registrado un importante avance en estos años. Según los últimos estudios realizados por el Consejo Nacional de Televisión, CNTV, no sólo ha bajado el nivel de violencia en los noticieros, sino que también ha subido la calidad de la programación para los niños.

Un estudio de 2003 registró un aumento de 10 puntos en la programación infantil en comparación a 2001, cuando ese tipo de espacios alcanzaba sólo el 18%. Programas como 31 minutos, Tronia y Cubox ayudaron en esto.

La investigación contempló las variables de violencia, sexualidad inadecuada, lenguaje inapropiado y contenidos educativos en los espacios infantiles. De los once programas chilenos existentes, un 73% no presenta ni violencia ni sexualidad inadecuada. Sí un 27% de ellos presenta falencia en el lenguaje.

Sobre la violencia en noticieros, espacios que los niños también consumen, la televisión abierta registra un avance. Entre el 2002 y 2003 ese contenido bajó de 25,2% a 19,8%.


Los estudios sostienen que para los pequeños televidentes chilenos lo más violento es la realidad. Dolores detalla: "Sí se dan cuenta cuando ha habido un accidente o una matanza. Esos actos de agresión de la realidad les llegan y les afectan sobre todo cuando las víctimas son sus pares. También se identifican con los más débiles, como los animales o las personas de mucha edad. Por otra parte, es bien interesante ver que muchas veces buscan el terror. Les gusta sentir miedo, tener ese nivel de excitación, como el de una montaña rusa. Por eso ven películas de terror, cuentos de miedos y cementerios, sobre todo los niños entre 8 y 9 años. Eso, en todo caso, es algo típico del mundo infantil, que busca probar sus límites".

¿Y ahora qué?

Ante este panorama, Dolores Souza aclara que es importante debatir sobre el tema y comprometer a todos los estamentos de la sociedad: organizaciones de padres, académicos, entes reguladores, profesores e industria televisiva. "Cada actor debe tomar su cuota de responsabilidad. En Chile existe la clasificación de los programas y a los padres se les aconseja que ayuden a los niños a procesar lo que ven en pantalla, porque el lenguaje permite elaborar las emociones. Entonces, cuando se enfrenten a algo impactante, ya sea real o ficción, ojalá lo conversen. En todo caso, los hechos de la realidad, como las noticias, sobre todo para los menores de 8 o 9 años son difíciles de explicar, entonces no es bueno enfrentarlos a ellos tan tempranamente porque no tienen todas las herramientas para entender las complejidades del mundo".

La sicóloga da algunas señales de alerta para reconocer cuánto les puede estar afectando el consumo televisivo a los más chicos: "Los padres deben tener claro que los hijos tienen ciertas actividades normales que cumplir: ir al colegio, comer bien, dormir, jugar, hacer ejercicio físico, socializar con hermanos y otros. Hay que poner atención, entonces, si por ver televisión dejó de comer, no le interesa salir con amigos, no quiere jugar, tiene pesadillas o ha bajado las notas. Luego, analizar si eso es producto de los contenidos de la TV o es una forma de escape, porque tiene otro problema que no quiere enfrentar".

Para la Oficial de Comunicaciones de Unicef en Chile, Francisca Palma, hay ciertos mitos que es bueno aclarar antes de culpar sólo a la televisión de las conductas violentas: "Los niños pasan muchas horas con el televisor encendido, pero tengo hartas dudas de cuánto de ese tiempo lo hacen concentradamente y cuándo la televisión es sólo una compañía como fue la radio para la generación de sus padres. Hoy no cuestionamos que nuestros hijos estudien con música, pero sí que estudien con la televisión. Lo que quiero decir es que los más chicos han incorporado este medio en sus vidas, como un elemento más".

En cuanto a los efectos de la violencia televisiva, Francisca plantea sus dudas: "Los estudios señalan que en Chile el 73 por ciento de los niños son maltratados. Entonces, ¿me van a decir a mí que los más chicos son violentos porque lo ven en la tele? Más bien diría que la agresividad la están viviendo dentro de sus casas. No recriminemos sólo a la televisión algo que está en los hogares".

Así como en su momento los padres se preocuparon de la dieta alimenticia infantil, Francisca sostiene que hoy una de las tareas importantes de los progenitores es preocuparse de la dieta medial. "Considerando que actualmente en Chile más del 95 por ciento de los hogares cuenta con al menos un televisor, uno de los desafíos para las familias es preguntarse qué ven los hijos, cuándo lo ven y cómo lo ven. No para censurar, sino para saber en qué están, qué les está pasando por la cabeza, con qué información se quedan y de cuál me tengo que preocupar que compartamos".

El año 2000, la Unicef realizó el estudio "TV: cómo te quiero". En Chile, más de tres mil niños mandaron cartas y dibujos. "El 91 por ciento tenía una imagen súper positiva de la televisión. No les daba susto, pero sí ha- cían sus demandas. Ellos quieren ser más protagonistas, quieren verse más ahí". También, Francisca Palma llama a rescatar sus virtudes, en vez de transformar a este medio en el enemigo público número uno de la escuela. "Los profesores deberían aprovechar las grandes oportunidades de aprendizaje que la televisión ofrece".

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