Teresa Valdés cree que las relaciones de autoridad entre las mujeres son precisamente las más difíciles de todas. "Es mucho más fácil que en un ambiente sólo de mujeres se cuestionen las bases de autoridad. Hay un tema muy complicado de que pareciéramos todas iguales. Nos cuesta mucho reconocernos como diferentes".
¿Confunden amistad con relación laboral?
"Bueno, eso es lo más problemático. La definición de relaciones objetivadas es más difícil para ellas", asegura la socióloga Valdés.
Explica que una mujer siempre espera de otra una actitud de acogida de su situación concreta. "Son las expectativas de la relación las que afectan. En los espacios donde trabajan sólo mujeres la expectativa tiende a ser bastante más fuerte. Se espera que haya acogida, refuerzo, apoyo. Se pide un componente afectivo que no necesariamente se da en las relaciones laborales".
Dice que ellas son solidarias hasta que una del grupo empieza a sobresalir. "Cuando han partido todas juntas y una empieza a destacarse, comienza la crisis. Tenemos mucha dificultad para soportar y acompañar liderazgos de personas que consideramos iguales a nosotras. Ahí está el tema del amor, la envidia, la competencia".
Para Teresa es también una dificultad la manera como las mujeres reciben la crítica. "Hay una identificación total, que lo que tú haces eres tú. Creo que nos cuesta mucho diferenciar que están criticando lo que hiciste, no tu persona. Que no hay interés de pasarte el cuchillo y eliminarte del mundo, sino que había algo de lo que tú hiciste que se podía mejorar".
Phyllis Chesler piensa que parte de las dificultades que tienen las mujeres entre ellas es qué tan bien o mal logran balancear su papel tradicional de madre y esposa con su desempeño en el trabajo y cómo hombres y mujeres juzgan ese desempeño. "En la oficina tienes a una mujer con sus conflictos, su casa, y eso aumenta la tensión. Obvio, está estresada porque carga con un doble rol", agrega Valdés.
Cree que lo más difícil de la socialización de ellas en el ambiente laboral es aprender a decir qué es lo que quieren. "Pareciera que no lo pueden expresar y entran a usar mecanismos de seducción, de convencer de que te conviene a ti lo que yo quiero".
Según expresa la sicóloga argentina Ana María Daskal en un documento denominado "La vida cotidiana de las mujeres", ser mujer significa en nuestra cultura sostener, acompañar, comprender, tolerar, aguantar, callar, pasar inadvertida, hacer las cosas sin esperar que la elogien, ser discreta, tierna, no decir nunca que no a los pedidos de los otros, ser dulce, reservada, humilde, desinteresada en lo que a dinero se refiere.
Son estas esperadas actitudes femeninas las que para Teresa Valdés dan pie a que finalmente ocupen métodos indirectos para competir y a que también se inclinen a tener una mirada masculina frente a otras mujeres. "Son ellas mismas las que dicen, mira la regluda, la histérica".
