Ernesto Mosso añora muchas cosas de su país, pero, por sobre todo, a su familia. La admiración hacia su abuelo paterno se le sale por los poros. “Tenía 84 años y me marcó con fuego”, dice al recordar las largas conversaciones que sostenían.
Refuerza lo anterior, Emiliana, su pequeña hija de once años que vive en Argentina junto a su primera esposa, con quien se casó a los 25. Reconoce que divorciarse a los pocos años fue su primer gran fracaso personal; también fue el más doloroso, quizás, más que la muerte de su padre cuando tenía 21.
Es católico, de formación conservadora y cree en el matrimonio para toda la vida. “Cuando uno tiene un fuerte compromiso con la mujer que se enamora, sigue siendo lo menos malo casarse. No digo que sea ideal, pero creo que es lo mejor que le puedes ofrecer”, argumenta.
Con la estupenda chilena Claudia Larraguibel lleva siete años casado y tiene tres pequeños hijos de 4 años a 8 meses. “Claudia es alemana para sus cosas, hizo las tareas rápido, pero ¡ya está, se cerró la fábrica!”, dice entre risas.
Sus hijos lo han llevado a replantearse la vida. “Me di cuenta de que no sólo hay que hacer en la vida, que el hombre no sólo es importante por su obra. Es más, me he cuestionado últimamente, si la obra es importante. Lo importante es gozar a los seres amados y darles tiempo, eso es lo que les voy a dejar a mis hijos”.
- O sea, ¿estás presente?
“Poco en la semana y siempre los fines de semana, pero quiero invertir más tiempo en ellos”.
Trabaja junto a su esposa en la tienda. “Ella es mi socia en la vida, está involucrada en todo lo que hago, todo se lo cuento y considero sus opiniones. Nosotros compartimos la vida de verdad y tengo suerte, por eso, tenemos un buen matrimonio”.
- ¿No tienen problemas por estar todo el día juntos?
“No, porque cada uno tiene su área y la respeta a muerte. Evidentemente, uno a veces lleva a la cama cuestiones del trabajo, pero lo sabemos manejar”.
- Te reconoces machista.
“Soy descendiente de italiano y me críe machista, pero soy un machista renovado. Me gusta tener una mujer inteligente al lado, que tenga buenas ideas; lo necesito, porque no me la puedo todo solo. No puedo cargar con todo: la compañía, mis hijos. No soy súper hombre, ya lo sé, y no tengo vergüenza de decirlo. Hago todo lo que puedo y tan mal no lo hago, pero qué bueno tener alguien al lado.
“Además, no soy eterno y no quiero que cuando me muera, se termine todo. No quiero con ello condenar a mis hijos a ser joyeros. ¡”Qué hagan lo que quieran!, pero deseo transmitirles toda la pasión por lo que hago”.
- ¿Eres celoso?
“¿Y? (nuevamente se le sale el modismo che)…..un par de veces”.
- ¿Y ella de ti? Eres argentino, tienes verbo…
“Sí, pero tengo la suerte de que me tiene confianza”.
- ¿Te has sentido acosado?
“Alguna vez, a lo mejor… el argentino dice lo que piensa, es cariñoso y a la mujer eso le gusta”.
-Tienes pinta de modelo...
“Quizás la pinta ayude, pero yo estoy fuera de juego hace rato, es historia antigua. La dura, ya ni me acuerdo” (entre risas).
- ¿El gesto más romántico con ella es regalarle una joya?
“No…entregarle mi vida. También le regalo joyas que diseño con mucho cariño, pero trato de diversificar, porque si no ¡pobrecita!”.
Confiesa que no hace tareas domésticas y, para excusarse, echa rápidamente a su señora al agua: “ella tampoco hace camas”.
Tiene hartos amigos, chilenos y argentinos, también varios hobbies que no devela y se queja de que tiene más cosas por hacer que tiempo. “Si querés fracasar, tratá de quedar bien con todo el mundo y vas a quedar mal con todos”, sostiene para explicar por qué ha debido ponerse selectivo.
- Vas a cumplir 40, ¿qué te provoca?
“No he tenido tiempo de analizarlo; es un cambio de folio. Quizás me golpeó más cumplir 30, me acuerdo que me traumó un poco. Estoy medianamente tranquilo sobre como he usado mi tiempo, soy bastante feliz, tengo una familia maravillosa y profesionalmente, estoy tranquilo con lo que he dado. ¡No está mal!”.
Para enfrentar esta etapa, se cuida. Hace deporte y come sano, aunque su vida no es aburrida. “Tomo cuando hay que tomar y me acuesto tarde cuando hay que acostarse tarde. No es importante vivir más años, sino buenos años”, filosofa.
- ¿Qué costumbres mantienes de tu origen?
“El mate, las pastas, el asado semanal con los amigos”.
- ¿Y tu vicio privado?
“La gula. Soy súper goloso, me gusta comer… Soy absolutamente gourmet; comer es una pasión y un regalo del día; no los dulces, con ellos nada. Soy un purista, no puedo ver una pasta mal echa, una pizza.
“Otro vicio es la velocidad y la practico en todo lo que pueda, en ski o en auto. Lo hago en los lugares apropiados, canalizó mi energía en donde no haga daño a los demás, pero necesito una cuota de vivir al límite”.