Llegar a ser una ejecutiva top no le fue fácil; se separó muy joven, con una hija pequeña, y debió recurrir a su madre, sus hermanos y una súper nana para poder controlar todos los frentes. Como la cocina o las labores manuales no se cuentan dentro de sus intereses, aplicó su perfil de gerente en el manejo, a distancia, de la casa.
No tuvo oportunidad para cuestionarse si quería o no dedicarse tiempo completo a Daniela, hoy una adolescente. “No me tocó vivir eso; ahora, lo que si tengo claro es que no podría dejar de trabajar”:
Hace más de tres años se volvió a casar con el abogado Fernando Jamarne, a quien (se nota a simple vista) admira. Él, al estilo “Krammer”, educó solo a su par de gemelas y ella habla ahora de sus “tres hijas”.
Su agenda está copada, pero mucho más lo está el imaginario año sabático que se tomaría. “Hablaría con Esperanza Cueto y le diría cuenta conmigo para lo que quieras en Comunidad Mujer pro bono; hablaría con la Fundación Chile Unido, que también asesoro y también les diría cuenten conmigo en lo que quieran; en Conar les diría que tomo la presidencia altiro, porque me la ha ofrecieron y no pude aceptar entonces. Feliz haría todo eso, porque me gusta tener mi cabeza ocupada”.
-¿Harías las cosas a las cuales has tenido que renunciar?
“¿Cuáles?... Haría gimnasia (Pilates) no un cuarto para las ocho de la mañana, sino a las nueve y media; viajaría más y acompañaría a mi marido en sus viajes”.
-¿Cuáles fueron las renuncias más costosas? ¿No hacer las tareas con tu hija?
“Sí; igual diría que he estado harto con ella, dentro de mis posibilidades, pero efectivamente, pude haber estado mucho más.
“Siento que lo que yo he ganado y lo que mis hijas han ganado, con el ejemplo que les he dado, es tan valioso que creo que esa es mi recompensa”.
Andrea Rotman es una convencida de que en el mundo actual las mujeres y hombres son compañeros y deben salir juntos adelante. No sólo porque en el campo laboral nada es seguro, si no que, por el bien de la relación de pareja, cada uno debe aporta desde su independencia.
Ella lo aprendió de sus padres, ambos dentistas. Su madre trabajó y flexibilizó su jornada a medida que llegaban los hijos. “Para mí fue normal ver las cosas de la vida así, tuve ese modelo”, dice.
-¿Qué crees que tu hija va a aprender de ti?
“Ella ya absorbió algunas cosas. Es una persona tan independiente, con tanta seguridad en sí misma, que veo que va a lograr muchas de las cosas que ella se proponga y, de hecho, ya lo logró”.
Es inevitable preguntarle si en su tiempo de separada, experimentó -alguna vez- que su carrera actuó como barrera para que los hombres se le acercaran.
“Costaba encontrar pareja -reconoce sincera. Efectivamente, para una mujer exitosa y segura de sí misma le es súper difícil encontrar hombres que valgan la pena”.
-¿Y eso, por qué?
“Creo que en Chile es súper fuerte el machismo. Aunque uno diga que no, es así”.
