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¿Cómo podría una persona ajena a mi vida ayudarme a superar un problema?, ¡yo no estoy loco como para ir al psicólogo!, ¡son las personas que están locas las que necesitan un psicólogo!
Estas son expresiones comunes que se escuchan cuando alguien menciona la palabra psicoterapia. Si bien aún está muy arraigado en algunas personas el mito que la asistencia al psicólogo es un beneficio solo para los “locos” y “anormales”, otras han comprendido que cuando alguien siente que está pasando por un conflicto y no cuenta con las herramientas suficientes y necesarias para hacerle frente de manera adecuada, es el momento de pedir ayuda a un profesional.
La manera como un psicólogo ayuda a las personas a superar sus problemas es a través de la psicoterapia. Es una palabra difícil de definir porque no es una sola cosa, no es un método único, con efectos claramente previsibles.
Aún así, podríamos señalar que
psicoterapia es “un conjunto de medios terapéuticos basados en la relación interpersonal, el diálogo y las intervenciones del terapeuta, que posibilita la superación de un conflicto”. Dependiendo de la corriente psicológica que guíe al terapeuta serán los métodos que utilizará y las formas de trabajo que desempeñarán.
El ideal es que cada persona intente buscar o encontrar la orientación de trabajo que más se acomode a su personalidad y expectativas.
Entre el terapeuta y el paciente se genera un clima de empatía, una relación en lo que los pensamientos y las emociones que acompañan a las palabras juegan un papel fundamental. Pero también se establece una relación cordial, afectuosa, de confianza, aprecio y de respeto mutuo.
Muchas personas dudan y creen absurdo e imposible que a través de una conversación uno se sane. En realidad
no es la palabra en sí lo que cura, sino la carga emotiva y el significado que acompaña a lo que se dice y comunica. Por lo tanto, lo que cura es, ante todo, la comunicación establecida, donde el terapeuta analiza e interpreta el material aportado por el paciente, lo que permite a la persona
aprender y experimentar nuevos puntos de vistas y cambios en el modo de enfocar los problemas de la vida. Y con ello logre lo encamina a aliviar los síntomas como la ansiedad, angustia, depresión, estrés, etc., que pueda estar padeciendo la persona.
Existen las
psicoterapias individuales, donde se trabaja solamente con la persona que sufre el dolor psicológico y donde la terapia es para cada paciente única, nueva y distinta, por lo que las experiencias existenciales también son vividas de manera particular.
También existen las
psicoterapias familiares y de pareja, ya que a veces el desajuste no es un problema sólo individual, sino que influye además en la pareja y en los hijos. La entrevista puede ser realizada a los miembros o bien juntos o por separado. No siempre la finalidad de uno, ni los motivos para el tratamiento son compatibles con los objetivos y razones de los demás miembros. Otra variable que complejiza a este tipo de terapias, es que en las parejas y en las familias varía mucho el grado de cooperación sincera de cada miembro, dependiendo de lo que cada uno busca en la experiencia psicoterapéutica.
Lo importante es tener claro que una terapia no es una solución mágica, es una vía para encontrar una salida y muchas veces involucra un proceso lento de cambio o requiere de voluntad para superar las dificultades.
