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Un arquitecto frustrado y trapero

15 de Diciembre de 2004 | 15:52 |
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No tiene ni una gota de divo: había olvidado la entrevista, pero bastó sólo una llamada para que llegara corriendo, se instalara a conversar como si estuviera en el living de su casa y dejara fluir todos sus pensamientos.

No esquivó ningún tema y pasó por momentos muy intensos –en que se notaba su molestia por ciertas publicaciones-, a una voz susurrante – de alcoba, como dicen los españoles-, cuando se refería a las cosa que le gustan o a su familia.

Sencillo en el vestir –jeans, camisa y chaqueta azul, zapatos café y anteojos oscuros- resulta atractivo por su estatura y calidez. No es ningún tonto, lo sabe y lo maneja y se ríe a carcajadas cuando se lo hacemos notar.

-Cuando dices que Matilda es hermosa, que se parece a tí, subentiendo que te consideras buenmozo.
“No, no, no…sé que no lo soy, pero tengo días, en los que me siento la raja y me creo la muerte y otros, en que no salvo a nadie. Es más bien anímico que físico”.

-Pero no puedes negar tu arrastre con la mujeres.
“Por facha, cero; por pinta pura había gallos que me ganaban siempre. Pero déjame entrar a hablar, a contarte un cuento y ahí me siento más yo. Aprender el trato con la mujeres no fue fácil, porque estudié de 7º a IV medio en el Instituto Nacional”.

Para él no existen lo típicos roles femenino y masculino, sino una suerte de equivalencia que permite a cada uno desarrollarse en las cosas que más le gustan, tanto en el trabajo, como en la casa.

-¿Y las labores domésticas?
“No participo mucho de ese tema; pero sí soy el tipo que está preocupado del jardín, de la poda, de hacer terrazas. Estoy en permanente construcción; vivo construyendo. Mi camioneta es para trasportar materiales”.

-¿Dónde vives?
“En El Arrayán, arriba de un cerro y paso agrandando. No me preguntís por qué, pero soy el mejor cliente del Easy”.

-¿También construiste la casa de Tunquén?
“También y sigo construyendo, le hice otra terraza, la sigo ampliando. Nos encanta arrancarnos para allá y convivir con la naturaleza ”.

-¿Entras a la cocina?
“Sí, nos gustaba mucho hacer pastas y pizzas con la Claudia. La masa, todo el proceso. La casa de la playa es como un gran loft y tiene la cocina integrada al comedor; entonces, puede que haya gente lejos –viendo televisión- e igual los ves. No es una cocina en la que te encerrai y te perdiste la fiesta”.

-¿Hay algo que no te guste comer?
“No le hago el quite a nada. Desde los quince años me iba a veranear sólo, con un grupo de amigos a Morrillo, al camping y nos quedábamos un mes; uno aprende a cocinar, por la necesidad”.

-O sea haces y comes de todo.
“No tengo problemas con ser autovalente. Además, yo no me casé y me fui de la casa de mis viejos, ya vivía solo hace cuatro años. No tengo drama con el tema doméstico. Si tengo que lavar lo hago, igual si tengo que planchar”.

Juan Carlos Valdivia nació el 10 de septiembre de 1966. Se reconoce un Cáncer con todas sus cualidades y defectos; le encanta coleccionar películas y es fanático de la TV.
Ha viajado a más de 60 países y considera que casi no tiene deseos por cumplir –“Tal vez seguir viajando y conocer Asia: China, Korea y Japón”.

-Perfume preferido
“Yseimiyake y Armani Night, que apareció hace poco”.

-¿Eres de muchos amigos?
“Amigos pocos, muy pocos. Tengo muchos, pero del círculo cercano ¿cómo dicen ahora?, mis amigos personales son tan pocos, que no tengo…¡ya!; no, son como tres o cuatro.

-¿Te gusta la ropa?
“Enfermo de trapero, con el tiempo me fui sofisticando, antes era una piltrafa. En la universidad no botaba nunca ropa; usaba un abrigo de la ropa usada que estaba brilloso de tanto usarlo; no me lo saqué nunca, era como color elefante ¡cinco años lo usé!”

El trapero de ahora se viste en todas partes, pero le gustan unas marcas más que otras; Gap, Banana Republic (“tiene muy buenos algodones”) para poleras y camisas, y Kenneth Cole, todo lo de cuero, especialmente los zapatos. "La conocí en Nueva York y ahí aprendí que la calidad importa más que el valor”.

Las pastas le encantan, aunque no es de guisos sofisticados. Sin embargo, su plato preferido es el conejo a la cerveza del “Osadía”, restorán que visita frecuentemente porque conoce a su dueño, CarlosVon Müllenbrock: “Uno va a la segura, sabe que se come rico, súper bien atendido. La Claudia es hincha y come siempre camarones con salsa tai y los postres que son deliciosos”.

Es roquero –Van Halen y Peter Gabriel, entre otros- y, como él mismo se define, es un arquitecto frustrado, por lo que colecciona revistas de este tema, de decoración y también de los lugares que ha visitado.

-¿Vicio Privado?
“La cerveza, me tomo un litro diario, después de la 7 de la tarde, relajado, en la casa…¡realmente es un vicio! y desde hace muchos años”.




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