Esta destacada profesional, rostro de televisión por años y que hoy cultiva un bajo perfil, tiene historias ocultas para contar muy sabrosas. Como que, siendo alumna del Villa María Academy, tranzó con las monjas hacerse cargo del diario del colegio a cambio de no ir a clases de gimnasia.
Periodista de la Universidad Católica, conductora de programas que marcaron época, como “Almorzando en el 13” y “Decisión”, o el “Debate Presidencial de 1989”, le hace el quite a los medios masivos cuando de su vida personal se trata.
La explicación no está en que desee mantener sus actividades en estricta reserva, como algunos podrían pensar, sino que en una profunda convicción de que los periodistas no son actores ni protagonistas, sólo vínculos entre la noticia y el público.
Su currículo es extenso. Periodista del diario “La Segunda” y luego, de Canal 13; editora de varias revistas institucionales; posteriormente, conductora del noticiero en Megavisión y fundadora de la revista “Somos” y el diario “El Metropolitano”. Hoy ejerce en el mundo de las asesorías a través de dos empresas de comunicaciones, que cuentan entre sus clientes a importantes hombres de negocios como José Yuraszeck, Horst Paulmann y Eliodoro Matte.
Paralelamente, asesora al comité ejecutivo de Televisión Nacional, rol que desempeñó también en el canal de la Universidad Católica durante la administración de Rodrigo Jordán. Pareciera que los años de “carrete” le entregan una visión de las cosas que otros desean conocer.
“El periodismo es una actividad fascinante, llena de adrenalina, donde uno, además de entretenerse, presta un servicio”, asegura.
-Viviste el periodismo de trinchera durante la UP, la censura y autocensura en el gobierno militar y la apertura en democracia ¿Cómo ves el periodismo actual?
“El periodismo en el mundo ha cambiado. A mi generación le tocó trabajar en años difíciles y tuvimos que arriesgarnos bastante en cada pregunta que se hacía. Éramos exigentes, se hacía investigación y había también una escuela de la rigurosidad muy importante”.
-¿Lo ves así ahora? ¿Igual de riguroso?
”Creo que el periodismo está tomando derroteros distintos, sobre todo en los medios masivos. Siempre existe el periodismo riguroso, como en el económico, donde se cuestionan las cosas, se es crítico, se cumple un rol fiscalizador, pero hay otro periodismo, como el que se ve en los matinales, donde los periodistas se ponen casi como los protagonistas. Yo estoy habituada al periodista que es intermediario, no al actor.
“No sé si con el tiempo se logrará un cierto equilibrio, sobre todo en televisión, donde se ha pasado al otro lado”.
-Algunos se sienten incómodos con el periodismo que devela verdades y creen que se ha sobrepasado límites.
“Hemos pasado por distintas etapas y el aprendizaje de un periodismo más abierto, a veces hace que se llegue a extremos. De alguna manera, este aire fresco que entró nos encantó, los periodistas nos sentimos cómodos en estos espacios de libertad y creo que exponer la verdad no es malo; es más creo que las sociedades necesitan que se expongan. Aquí había cosas que no se decían o eran manejadas y manipuladas y tener la posibilidad de exponerlas es sano.
“Creo también que el periodista debe actuar con responsabilidad, debe tener presente que puede destruir y deformar la realidad, por lo que, en definitiva, debe ser muy acucioso en mostrar las cosas.
“Se han traspasado ciertos límites, pero me preocupa mucho más el tema de la frivolización. Para mí es mucho más preocupante que una sociedad se frivolice a que exponga sus verdades.
“Esto puede llegar a todos los sectores; de la frivolización del espectáculo se puede dar la de la política, de todo”.
-¿Cómo explicas este fenómeno?
“Hay un medio (“Las Últimas Noticias”) que intuyó que la gente estaba buscando eso y comenzó a recoger lo que pasaba en la televisión la noche anterior y lo transformó en la continuación de la noticia. Esto es un caso de estudio porque fue exitoso en lo que se proponía. Pero de alguna manera ha contribuido a la frivolización; así una cirugía plástica a una modelo pasa a tener mucho más relevancia de lo que pasa con una política de Estado.
“Es como una especie de anestesia; a lo mejor, este país, por mucho tiempo, vivió muchas restricciones políticas o económicas y cuando llega el período de bonanza, le dan ganas de celebrar y olvidarse de los problemas”.
-¿Es el famoso destape?
“Diría que es la etapa de un país que quiere tener sólo buenas noticias, de no profundizar en los temas que le son complicados y de evitarse los problemas. Es una sensación de lo que vive el ser humano después de períodos difíciles”.
-¿O sea, debe ser algo pasajero?
“Yo espero que pase; al final, los países necesitan que hayan debates importantes en materias políticas, económicas, sociales y culturales. La cultura no tiene espacios en los medios de comunicación”.
Entra de lleno en el terreno en donde hoy cumple un rol de asesora, la industria de la televisión y por eso se mide en sus palabras y no aventura juicios extremos.
-Se acusa de todo esto al people meter. De hecho tú lo sufriste.
“Cuando estaba en televisión el problema era mucho menos agudo de lo que se vive hoy. Habían espacios como “Almorzando en el 13”, con bajo raiting, pero que existía porque había una decisión editorial de mantenerlo si con ello se lograba un equilibrio en la programación”.
-¿Se va a lograr erradicar el people meter?
“Creo que es una medición importante que ayuda y es difícil que se abandone muy fácilmente, porque de alguna manera funciona como una retroalimentación de lo que el público quiere.
“Pero creo que aquí no se puede cargar los dados sólo con quienes hacen televisión. Aquí también hay una responsabilidad de los empresarios que auspician; hay que ver dónde están poniendo sus pesos y es lógico –se responde- donde hay mayor raiting. Pero, el empresariado debiera contribuir de que hubieran espacios de cultura, conversación y auspicio porque sino no se financian los canales.
“Y el público también sorprende. En las encuestas dicen que la televisión es mala, que la farándula prima y, sin embargo, esos son los programas con mayor raiting”.
-Parece algo sin solución.
“Me imagino que, como todas las cosas en la vida, va a tener que decantarse y al final, la farándula va a tener un espacio equilibrado dentro de la televisión”.
-Algunos acusan a la televisión de haber vulgarizado este país
“Creo que son varios los factores que confluyen, ya te lo decía. Los medios escritos también han tenido una aproximación al público distinta y la televisión ha ayudado dándole a algunos programas horarios prime”.
Pese a este panorama, Gloria Stanley se muestra confiada y esperanzada del futuro, porque a su juicio hay mucha creatividad en los medios de comunicación y los productos que ya se están haciendo, lo demuestran. “Van a terminar compitiendo entre ellos y se va imponer la calidad”, dice, aunque precisa que no sabe cuánto durará el proceso.
También se declara una gran admiradora de los periodistas jóvenes, especialmente las mujeres que están en televisión. “Tienen opinión y aunque no las comparta, ayudan a formar opinión pública”, sostiene.
-¿Te genera algún conflicto haber asesorado a canal 13 y ahora a TVN?
“Canal 13 fue mi casa por muchos años, también lo fue Megavisión por un espacio más corto, pero el asesoramiento uno se lo plantea con los mismos parámetros con los que se asesora a una empresa cualquiera.
“Antes había un muro mucho más alto que dividía a un canal de otro, cuando una figura se pasaba de uno a otro se producía mucho ruido; hoy, como en muchas cosas, hay un intercambio mucho mayor, ejecutivos se van de una empresa a otra y eso pasa en los medios de comunicación con periodistas, editores.
“La ventaja que puede tener haber estado en distintos medios es que de alguna manera uno resulta un poquito más conocedor del ambiente, se puede tener una perspectiva externa del medio y se puede mirar el interés del público y sintonizarlo con la industria.
Ese puede ser mi aporte, porque los canales son empresas que necesitan gestión, optimizar sus recursos”.
-Se dice que tienes poder, ¿lo ejerces?
“No, al contrario, soy una trabajadora de ocho a ocho. Además, no sé lo que es poder, porque para cada persona es algo distinto. No sé que se quiso decir”.
-Que desde el lugar donde estás puedes ejercer influencia.
“Lo que uno aporta es una visión y eso no es poder. Sigo pensando, al igual que cuando era periodista, que hoy, como asesora, soy un intermediaria, un vínculo”.