Su extensa carrera ha sido premiada con las distinciones Lenka Franulic y Silvia Pinto, cuestión que la llena de orgullo y no la hace plantearse la necesidad de obtener el Premio Nacional de Periodismo.
Gloria Stanley no puede determinar con facilidad cuales han sido los capítulos más satisfactorios de su vida profesional, porque siempre lo ha pasado bien trabajando.
“Lo pasé bien siendo reportera, conductora de programas, como entrevistadora o conduciendo noticias y lo he pasado muy bien en mi labor de asesora empresarial. Todos los trabajos han sido desafiantes y a mí gusta tener un desafío, si no me aburro”, asegura.
-¿Tus premios los puedes homologar a algún golpe periodístico dado?
“Sí, haber participado en el primer debate presidencial fue un desafío por lo que significó para el país. Eso a una la motiva, al igual que haber hecho programas políticos en épocas difíciles. Ahora, el premio que más quiero es el del Villa María Academy”.
En su juventud fue una ferviente defensora de la carrera de periodismo e incluso, con Roberto Pulido se enfrascó en grandes peleas por el asunto. Hoy, se declara inclinada por la posibilidad de que el periodismo sea un post grado para profesionales de otros ámbitos. “Hay que explorar esa veta”, argumenta.
-Fuiste profesora, ¿tu cambio se explica en la baja preparación de las nuevas generaciones?
“El problema es que hay mucho periodista y muchas escuelas. Eso los hace competir y ser más audaces y tal vez por eso, pasan por sobre normas y hacen cosas inadecuadas. Hay que hacer un estudio de mercado para que las escuelas no produzcan tanto periodista que no va a tener trabajo o que van a ser unos verdaderos kamikaze o protagonista”.
-¿Cuáles fueron tus frustraciones?
“Siempre uno tiene frustraciones, todos los días; desde que uno quiso tener un entrevistado y no lo consiguió, o que la entrevista no la condujo como debía. Muchas veces la sentí, al igual que ahora, en la asesoría empresarial, donde das un diagnóstico y tenía algunos vacíos o se produjo un imprevisto.
“Trato que las frustraciones no me marquen y se conviertan en estímulo”.
-Considerando las etapas de tu carrera, ¿qué te costo más, salir del 13 o salir de pantalla?
“De la pantalla no me costó. Siempre le dije a mis amigos que uno debía estar preparado psicológicamente, desde el primer día, para salir de televisión. Sentí que tenía un privilegio, lo agradecí y por eso, construí mi empresa, porque preparé mi desembarco. Cuando salí de la pantalla tenía otra cosa y no sentí el síndrome. También, fue rico no tener que estar rindiendo examen todo el tiempo.
“En el 13 pasé muchos años y muchos todavía creen que estoy ahí. Retirarme del consejo asesor, sentimentalmente me afectó”.
-Dejaste el reporteo y pasaste a la asesoría. ¿Qué te gusta más?
“Las dos cosas, en ambas me siento cómoda y actúo igual. A los entrevistados los estudiaba y hoy hago lo mismo. El esquema mental es lo mismo. Ahora, el periodismo activo es fascinante y lo sigo ejerciendo a través de mis análisis, al ver como los medios toman los temas y pautean la sociedad”.
-¿Dejar el periodismo evitó que entraras en conflicto de intereses?
“Nunca los tuve, cuando entré al consejo asesor del 13 les dije que tenía mi empresa asesora y en TVN tampoco tengo relación con prensa o las pautas. Si alguna vez se produjo un conflicto de intereses, me inhabilité”.