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Cuando la realidad se hace privada

02 de Marzo de 2005 | 10:52 |
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José tiene 19 años y luego de terminar el colegio ingresó a la universidad a estudiar Derecho. Durante su primer año en la Facultad empezó en forma gradual a estar cada vez más convencido de que sus compañeros de clase se reían de él. Notaba que resoplaban y estornudaban cada vez que él entraba en la clase y empezó a mostrarse cada vez más suspicaz y retraído. Su rendimiento académico disminuyó en forma drástica y finalmente dejó de ir a la universidad. En su casa también empezó a experimentar conductas extrañas, a creer que los personajes que aparecen en la televisión escuchan sus pensamientos, pasaba encerrado en su dormitorio, casi no salía de la casa y cuándo lo hacía, sentía que la gente en la calle lo mira y lo vigila, pensaba que los vecinos manejan máquinas que generaban voces las que comentaban lo que él hacía y que además le insertaban sueños eróticos en su mente.

José tiene ideas delirantes de persecución y alucinaciones auditivas las que constituyen síntomas psicóticos característicos de la esquizofrenia.

La esquizofrenia es una de las enfermedades mentales más debilitantes y desconcertantes, afecta la capacidad de la persona de pensar claramente, controlar sus emociones, tomar decisiones o relacionarse con los demás. La mayoría de las personas que sufren de esquizofrenia tienen síntomas de la enfermedad durante toda su vida, ya sea crónicamente o por episodios. A estas personas se las estigmatiza porque la familia, los amigos y la gente en general no entienden esta enfermedad. La mayoría de ellos no son peligrosos cuando reciben el tratamiento adecuado, es mucho más probable que sean tímidos y asustadizos.

La esquizofrenia es menos común que otras enfermedades crónicas, afecta al 1,1% de la población mayor de 18 años, generalmente se manifiesta en la adolescencia o juventud temprana, pero puede ser una de las enfermedades más catastróficas porque puede causar impedimentos devastadores, pérdidas emocionales y económicas y requerir tratamiento médico continuo.

Todavía no se conoce la causa específica de la esquizofrenia, sin embargo la mayoría de los expertos están de acuerdo en que una serie de factores combinados, tanto genéticos como ambientales contribuyen al desarrollo de la enfermedad. Aún no se sabe exactamente qué es lo que desencadena la enfermedad en aquellas personas que tienen una predisposición familiar. Algunas teorías sugieren que influyen los cambios hormonales de la pubertad y otros factores externos como infecciones virales, daño cerebral y situaciones de gran estrés como pobreza o violencia.

Por lo general los síntomas de la esquizofrenia se dividen en tres categorías. En primer lugar están los síntomas positivos o psicóticos, que incluyen delirios y alucinaciones como los que presenta José. La persona pierde el contacto con la realidad y tiene creencias falsas que no pueden ser cambiadas (delirios) y oye, ve, huele o siente cosas que no existen (alucinaciones)

En segundo lugar están los síntomas desorganizados los que incluyen ideas, pensamientos confusos y comportamiento que no tiene sentido alguno para los demás. Por ejemplo tienen dificultad para hablar en forma coherente, repiten ademanes o gestos rítmicos o hacen movimientos poco usuales como caminar de un lado para otro.

Por último, están los síntomas negativos entre los que se cuentan el embotamiento emocional, pérdida de motivación y apatía.

La esquizofrenia no tiene cura pero es una enfermedad que se puede tratar y controlar con éxito. Algunas veces las personas abandonan el tratamiento a causa de los efectos secundarios de los medicamentos, por sus ideas desorganizadas o porque creen que los medicamentos no funcionan y que no requieren tratamiento. En estos casos corren un gran riesgo de recaer en un episodio psicótico agudo.
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Al igual que otras enfermedades mentales, la esquizofrenia se trata con una combinación de terapias de acuerdo a los síntomas y necesidades del paciente. Las personas que tienen síntomas agudos de esquizofrenia podrían necesitar tratamiento intensivo que incluye la hospitalización para controlar los síntomas.

El mejor tratamiento para la esquizofrenia es la administración de medicamentos antipsicóticos bajo la supervisión de un psiquiatra, ya que la enfermedad se relaciona con un desorden bioquímico en el cerebro. Estos medicamentos reducen las alucinaciones, delirios y pensamiento desorganizado, pero muy pocos tratan adecuadamente el aislamiento social y la apatía. También pueden tener efectos secundarios, algunos de ellos desaparecen con el tiempo y otros pueden atenuarse o evitarse cuando se los reporta al psiquiatra.

La psicoterapia y otras terapias de apoyo ayudan a la persona con esquizofrenia a comprender sus emociones, a hacer frente a sus problemas con más confianza y a aprender acerca de su enfermedad. La rehabilitación ayuda a estas personas a volver a realizar sus tareas diarias y rutinas, a trabajar y socializarse en la comunidad nuevamente.

El panorama de las personas con esquizofrenia ha mejorado en las últimas décadas. Si bien no se ha encontrado una cura definitiva, los tratamientos modernos permiten que estas personas tengan vidas independientes y satisfactorias. Para ello es muy importante que las personas que puedan padecer la enfermedad obtengan un diagnóstico rápido para comenzar el tratamiento lo antes posible.
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