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“La idea era descubrir talentos, cuestión que falta en Chile”

La dueña de la galería “La Sala” apostó, junto a sus socias, por los jóvenes. Lograron su objetivo y hoy, consolidadas, siguen explorando el mercado del arte emergente.

17 de Marzo de 2005 | 09:54 |
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Rubia, alta y delgada, fue una de las precursoras del auge del arte joven en Chile. A los 24 años instaló “La Sala” con el objetivo de darle un lugar a los artistas emergentes.

Alejandra Chellew Bulnes (32), galerista y esteta, persiste en esa tarea convencida de que el arte-objeto tiene mucho potencial en el país y en el extranjero.

Todo partió a fines del año 1996. Alejandra terminaba de estudiar estética cuando Silvia Novoa, una joyera, la contactó para proponerle un negocio. El plan era abrir una galería diferente, un nuevo espacio de arte para jóvenes. Fue así que junto a Carolina Weinsten, Alejandra Shaeffer (todas veinteañeras) y Silvia Novoa, quien les facilitó el local y que participaba como socia capitalista, crearon el reconocido centro de exposiciones.

“Partimos súper chicas. Miro hacia atrás y pienso qué divertido lo que hicimos, porque habían cinco galerías consolidadas (Isabel Aninat, Malborough, Arte Espacio, Animal y Patricia Ready). Yo venía saliendo de la universidad y esto me llegó al azar, me lo ofrecieron, no es que yo lo buscara, siempre me gustó el arte pero no sabía si me iba a dedicar a eso”.

Ellas tuvieron que cranear y crear todo el asunto y no fue fácil: “Lo tomamos bien a pecho, fuimos bien puntetes, con harto esfuerzo trabajábamos el día completo y no ganábamos nada. Íbamos a los talleres para hacer contactos con artistas, tratábamos de tener auspiciadores y que la gente nos conociera a través de los medios. Tuvimos que empezar a hacernos hueco y era súper difícil, porque estaban las galerías tradicionales y punto. Era difícil que creyeran que tres niñas jóvenes pudieran hacer algo distinto”.

Con el carrete de los años reflexiona: “Ahora hay arte joven en todos lados y el concepto de arte-objeto es algo que ya está en el mercado, pero que a nosotras nos costó introducir. Íbamos a las empresas para que apoyaran los proyectos y nos preguntaban ¿Quién va a comprar arte joven? Y nosotras les decíamos que era una inversión a largo plazo, la idea era descubrir talentos, cuestión que falta en Chile”.

El lugar fue predestinado, decidieron instalarse en el sector de las galerías (Alonso de Córdova) porque querían marcar la diferencia. La idea era que la gente conociera a artistas nuevos y que se atreviera a comprar arte joven como inversión y por supuesto, que el precio fuera más asequible. “Antes era carísimo, ahora los matrimonios jóvenes vienen y compran; eso fue lo que detonó que se formaran varias galerías más, nacimos y al año empezaron a aparecer las demás. Luego compramos este espacio más grande”, comenta.

Hoy en día maneja la galería sólo junto a su socia Carolina Weinsten, ya que Silvia Novoa no está: “Duró súper poco, era más un hobby para ella, no creyó que la cosa iba a gustar tanto”, dice. Alejandra Shaeffer se retiró el año pasado, “pero siempre fuimos las tres” agrega con tono nostálgico.

-¿Cómo ves el arte chileno de hoy, en general?
“Nos falta mucho. El problema de acá es que somos un país periférico, entonces estamos lejos de las grandes potencias y de las cunas del arte. De a poco hemos creado instancias, se ha trabajado. Los gobiernos en general, no han sido benefactores de las artes, ha costado y por eso las galerías han suplido esa labor de país, con el apoyo de la empresa privada, que es fundamental. Hemos salido afuera con los artistas, ido a ferias, traído artistas extranjeros y es súper difícil, nos ha costado harto.
“El arte en Chile tiene que darse a conocer más, es un trabajo tanto de la empresa privada como de las mismas instituciones que se encargan de ello. Los pocos artistas conocidos en el extranjero los son porque han vivido afuera, como Matta y Bravo. Hay que darlo ha conocer, es un trabajo grande y eso es a lo que está apuntando la galería ahora, posicionarlo”.

-¿Y el arte joven?
“Lo veo con fuerza, con creatividad, viene la instalación, el arte objeto, el arte conceptual, video arte, distintas ramas que antes no tenían cabida. Antes era la pintura y el grabado, ahora está la escultura, la fotografía, que afuera se vende súper bien. Aquí recién la gente esta empezando a asumir lo que es”.

-¿Los artistas de hoy son más marketeros que autores de calidad?
“Hay hartos marketeros, pero hay de todo. Muchos con talento, también. Algunos se pierden por falta de espacio, porque todavía no es suficiente o no se pueden dar a conocer y es difícil para ellos. Ese es el papel de la galería de arte; que el artista venga con sus cuadros y listo, todo lo demás lo hacemos nosotras, las invitaciones, el trabajo de prensa, las entrevistas”.

-¿Está de moda ser artista?
“Sí, aunque antes era distinto, ahora hay muchos más artistas o gente que cree serlo. No sé si está de moda ser artista, pero sí la persona se ha dado cuenta que tiene una posibilidad entonces hay más ganas, independiente de dónde venga el artista; si el talento está, el espacio, también”.

-Entonces, ¿hay más oportunidades para los artistas emergentes?
“Obvio, si en el fondo la galería hace todo, aquí no se arrienda el espacio para que el artista exponga”.

-¿Con qué criterio evalúan las obras de arte?
“Con el criterio de cada una, al principio preguntábamos harto. Estudié estética y le preguntaba a mis profesores, a los artistas consagrados. Vemos los currículos con becas, premios y también uno puede tirarse a la piscina por algún artista y arriesgarse, con un criterio personal como galería. Hay cosas que son más o menos vendibles, pero la idea es tener una misma línea de galería, independiente de que sea decorativo o no, que haya talento detrás”.

Alejandra alega que la mayoría de la gente no ve el trabajo que hay detrás de una galería, que pasa inadvertido. “Lo más fácil es ir a la inauguración, ponerse en la foto y tomar vino con el artista, pero todo el trabajo que hay atrás es gigante. La idea es hacer cosas paralelas, dos exposiciones, un libro”, dice.

-¿Qué tipo de arte privilegias para tu galería?
“Tratamos de darle a todas las ramas un hueco. Cuando son cosas que se venden menos como la fotografía, tratamos de ofrecerlo a empresas privadas, hacer concursos o una escultura pública. Hay que hacer que el arte llegue a más gente, a toda la gente, ese es nuestro lema”.

-¿Y la gente qué compra? ¿Qué está de moda en el arte?
“De todo y se dan cuenta que invertir es buena opción; compran barato y después el valor sube cuando el artista se ha consagrado. Viene harto matrimonio joven, también se interesan colegios, hemos hecho concursos con la municipalidad y remates”.

-¿Los consumidores de arte son jóvenes o viejos?
“La gente ha ido aprendiendo, consume mucho más y hay un incremento en el joven que compra. Ahora es más asequible para ellos y el público mayor siempre ha comprado”.

Presume de ser la primera en iniciar el arte joven en el país. “Nos piden ayuda para llevar artistas, asesorar y nosotras felices. Entre más gente tenga la posibilidad de conectarse con el arte, independiente de cuanto sepa, mejor. El arte es subjetivo, te guste o no, es un bien espiritual, sepas o no, puedes admirarlo igual y tenerlo”, dice.

-¿Los artistas son muy competitivos entre sí?
“No, no creo, aunque yo lo veo más de afuera”.

-¿Y las galerías?
“No, lo que pasa es que los artistas circulan. Yo no hago contratos de exclusividad porque la idea no es amarrar a nadie; no le puedo cortar las alas a un artista, sobre todo, a gente joven que está demostrando su talento. Esa no es la forma de la galería para retener a un artista. Si él quiere estar aquí es porque está contento, porque su obra se vende y la galería se mueve. Quizá se podrían hacer contratos con gente consagrada, pero con jóvenes no se le puede prohibir que expongan en otras partes. Pero al final la competencia es buena, así hay más alternativas y uno se supera”.

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