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El eterno dilema de ser madre y profesional a la vez

El apoyo de la pareja y la comprensión de la empresa son las claves para poder cumplir con éxito este doble rol.

16 de Mayo de 2005 | 17:23 |
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"Estudié ingeniería comercial y siempre quise ejercer mi profesión a la par con la maternidad. Tengo cuatro hijos y soy Gerente de Asuntos Corporativos de CCU. Claro que a veces me agoto con las exigencias de la casa y del trabajo. Entonces, priorizo mis actividades", afirma Marisol Bravo.

Hoy las mujeres representan el 33% de la fuerza laboral chilena y la mayoría cumple esta duplicidad de roles. Sin embargo, ¿es factible para ellas realizarse como personas o les implica una doble carga difícil de sobrellevar?

Según la psicóloga Claudia Araya Silva, master en estudios de la mujer, el rol de madre y profesional es incompatible en el sentido de que no es posible hacer bien ambas cosas a la vez. Siempre existirá una tensión entre oficina y hogar, y dependiendo del caso, la mujer tendrá que privilegiar un ámbito u otro.

Sin embargo, sí es viable vivir esta tensión de manera más o menos sana. Esto dependerá del tipo de jornada laboral de la mujer, del respaldo de la empresa, de las redes sociales que construya y de la participación del hombre en la crianza.

No existe un modelo ideal de madre trabajadora. Lo importante es que ésta sea una elección libre, porque una mujer puede estar pocas horas en su hogar, pero al llegar se entrega feliz a sus hijos porque se siente realizada, mientras que una mamá a tiempo completo, pero frustrada, es como si no existiera, explica Claudia Araya Silva.

Asimismo, la mujer que trabaja no puede pretender ser una superwoman, capaz de desempeñar sola varios roles, y es recomendable que pida ayuda externa. "Para ser madre trabajadora uno requiere un muy buen equipo: una nana cariñosa, una persona que transporte a los niños a sus actividades o un pediatra de confianza que vaya a tu casa cuando un hijo se enferma y tú puedas llamarlo desde la oficina para saber qué hacer", señala Marisol.

Pero por sobre esto es esencial el apoyo de la pareja. En este sentido, es importante que las mujeres les permitan a los hombres integrarse efectivamente al espacio doméstico, sin miedo a perder terreno en el plano de los afectos con sus hijos.

"El apoyo de mi marido ha sido fundamental para cuidar a mis dos hijos y cumplir con mi trabajo. Lo único que no hace es dar papa, pero en el resto vamos a la par", cuenta Bernardita Hartmann, editora de la revista Conozca Más.

Pero para que lo anterior sea posible, es necesario que exista una sociedad solidaria, tolerante y flexible en relación con el bienestar de sus miembros. En este sentido, el empresariado debe estar consciente de que los empleados primero son personas. Es absurdo pretender que una mujer sea eficiente en su trabajo si tiene problemas en su casa. Lo lógico es que primero resuelva eso, afirma Janet Spröhnle, psicóloga.

"No tengo problema en trabajar, porque mi jefa es comprensiva y me permite manejar mi tiempo: alcanzo a llevar a mis hijos al jardín en la mañana, almuerzo con ellos todos los días y llego a las seis de la tarde a la casa", cuenta Bernardita.

Asimismo, es importante que el tradicional contrato de trabajo de jornada completa deje espacio a otras figuras laborales, como las medias jornadas, y aprovechar la tecnología que permite producir sin estar presente en la empresa.

Así las mujeres lograrán desarrollar una carrera diferenciada en el tiempo: sin desvincularse por completo del trabajo podrán dedicar más horas a su casa en los primeros años de vida de sus niños, lo cual es fundamental para crear un buen vínculo madre-hijo, explica Janet Spröhnle.

Además, es importante que exista un diálogo abierto con los hijos en relación a este tema y que se los incorporen al mundo laboral cuando sea posible. "Cuando a uno de mis hijos le empezó a ir mal en el colegio pensé en dejar de trabajar, pero me dijo: 'Cómo se te ocurre, esto no lo vamos a solucionar así'. Por el contrario, empecé a llevar a mis niños a los eventos artísticos que patrocina mi empresa para que conozcan lo que hago y poder pasar más tiempo con ellos", cuenta Marisol.

En vista de que el ámbito laboral fue terreno exclusivo de los hombres por siglos, muchas mujeres aún sienten que deben demostrar que son profesionales tan capacitadas como ellos y adoptan actitudes bastante masculinas. Sin embargo, lo que las empresas necesitan es que ellas aporten su mirada femenina, es decir que se complementen con los hombres, no que compitan con ellos ni traten de igualarlos, explica la psicóloga Janet Spröhnle.

A su juicio, las organizaciones han cambiado: Si antes dos empresas rivales competían por el mercado sin escatimar muestras de fuerza y poder, hoy necesitan buscar alianzas estratégicas para sobrevivir y para eso requieren mujeres que son por naturaleza contenedoras, empáticas y negociadoras.

Es por esta razón que Janet Spröhnle sugiere que el debate en torno a la incorporación de las mujeres al mundo del trabajo no se transforme en una lucha revanchista a nivel legislativo para asegurarles beneficios laborales superiores a los de los hombres, sino que se oriente a lograr un equilibrio entre ambos géneros, tanto en la empresa como en la sociedad en general.
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