Tiene 43 años y está casada en segundas nupcias con Pedro Fraga, quien se vino con ella a Chile y rápidamente consiguió trabajo en una empresa de promociones de markenting. Se casaron el 2001, después de un año de haberse separado de su primer marido; esa relación duró alrededor de 20 años, de los que estuvo casada 10. No tiene hijos, pero dice que le encantaría tener una familia numerosa como la suya.
-¿El trabajo te ha impedido tener hijos o es simplemente una opción?
“Ni lo uno ni lo otro. Nunca evitamos, pero no aconteció, si no fue es porque no debería haber sido…, con Pedro sí pensamos tener hijos, pero con mi primer marido no. Tal vez porque en el fondo, en el fondo (lanza una ruidosa carcajada), sabíamos que no iba a resultar.
“Pero mejor que no, porque o no me podría trasladar o sería un dolor de cabeza muy grave”.
-Por ahí iba la pregunta ¿La maternidad complica a la mujer para llegar a altos cargos?
“Yo creo que sí, pero conozco muchas mujeres en Brasil que tienen hijos y están en cargos altos, porque allá somos muchas en gerencias o puestos similares. Lo que pasa es que hay que tener una estructura fuertísima en la casa para poder trabajar: nanas, chofer… un esquema que permita manejar bien el subtiempo, creo que ése es el secreto”.
-¿Cómo así?
“Manejar la agenda, que las reuniones tengan un horario predeterminado que permita conciliar trabajo con familia. Nunca escuché a mis amigas que les resultara difícil; claro, de repente, algún hijo llamaba para pedir permisos o materiales para el colegio a última hora y ellas marcaban su autoridad, no eran mamás permisivas que por sentir culpa se dejaran manipular. No es no y hablamos después”.
-¿Has visto lo mismo aquí en Chile?
“No conozco mucho la realidad a mi nivel, pero había aquí una gerente de logística –que se cambió de empresa hace poco- que era así también. Tenía 5 hijos y veía la misma actitud.
“Me parece que la mujer que trabaja y es madre, tiene perfectamente las herramientas para manejar la casa y los hijos. Te lo digo con sinceridad, yo no tendría ningún problema en tener hijos y ser gerente… la culpa no es tan grande”.
-El porcentaje de mujeres que trabaja en Brasil es mayor que en Chile, ¿a qué lo atribuyes?
“No creo que sea una cuestión cultural, sino de opciones. Conozco jóvenes chilenas que van a la universidad para decir que tienen estudios superiores, porque es bonito para su currículo, pero nunca pensaron en trabajar en su vida, sólo en casarse y tener hijos. En Brasil, en cambio, uno solamente se casa cuando los dos ya tienen empleo. ¡Ningún hombre en mi país se va a querer casar con una mujer que no trabaje!
“Hay excepciones, claro, pero desde chica te preguntan en qué vas a trabajar, no cuántos hijos quieres tener. Es una cosa de educación. Mi madre siempre decía Marido no es profesión, es compañero”.
Explica que nadie, excepto en los niveles sociales más bajos y sin acceso a la educación, piensa en casarse antes de trabajar, porque “simplemente los niveles de renta no a alcanzan para mantener el nivel al que se está acostumbrado si uno de los dos se queda en la casa. Aquí eso es bien visto; en Brasil, no”.
-¿Somos más conservadores?
“En ese sentido sí; la sociedad chilena actual es como la brasileña de la época de mi mamá, donde para el hombre era un orgullo que la mujer no trabajara. Esa era la cultura”.
-¿Son comunes las parejas sin hijos o hacen todo lo posible por tenerlos, como en Chile?
“Es muy común en Brasil ver parejas sin hijos, no es un tema, está súper bien. En las clases inferiores, en cambio, como no tienen ningún control de la natalidad, tiene muchos hijos y se hace difícil trabajar por el problema de con quién dejar a los pequeños”.
-¿Cuál es la realidad con las ejecutivas en tu país?
“Como te dije, crean una estructura familiar que les permite trabajar sin problemas, pero –además- existe plena conciencia de parte del empleador que la mujeres, y también el hombre, requiere de ciertos tiempos para ejercer su maternidad: reuniones de colegio, actos, enfermedades… ¡todo eso!”.
-¿Cómo se manejan las licencias maternales en Brasil?
“Tenemos tres meses y cada mujer ve como los administra; en general trabajan hasta el último día antes de irse al hospital y después se toman los tres meses más el mes de vacaciones, porque allá también es muy importante el tema de la lactancia. No hay licencia por enfermedad, para nada; a no ser que efectivamente el niño esté muy enfermo y no tenga con quien dejarlo…que sea de verdad un problemón y, en ese caso, la empresa llega a un acuerdo con la trabajadora, no se trata de una licencia como la de acá”.
-¿Compartes el concepto de que en Chile hay tanta ley pro mujer que finalmente termina perjudicándola?
“Eso tenlo por seguro. Mi marido estaba trabajando en una empresa en que necesitaban llenar el cargo de gerente de promociones; tenían dos personas, una mujer de 28 años altamente calificada, pero recién casada y un hombre, tal vez menos preparado, pero casado y con hijos… encontré insólito que lo eligieran a él, sólo porque ella podía quedarse embarazada.
“Después entendí que aquí la mujer TIENE que tener hijos y no espera y, en vez de los cuatro meses, muchas veces se toma más de un año, por la cuestión del reflujo…es injusto. Me parece que si la ley la amparara un poco menos, sería más justo para el empleador y el empleado y más fácil tener mujeres en el mercado de trabajo. El problema es el abuso de la ley”.
-¿Qué porcentaje de tus trabajadores son mujeres?
“Como el 30 por ciento y no tengo ese tipo de problemas, no”.
-¿Será porque has implementado un sistema de trabajo parecido al de tu país?
“Por ser multinacional, Kodak tiene una conducta global de respeto a la mujer. Yo también soy mujer y entiendo los problemas, sólo pido que no abusen y no abusan, quieren tener su trabajo de vuelta después de la maternidad”.
-¿Cuál es el horario de trabajo?
“Normal, de ocho y media a cinco, cinco y media. Como acá es lejos (Panamericana norte), hay un bus que trae y lleva al personal a lugares de trasbordo como el metro u otra locomoción”.
-Volvemos al cuento de la mentalidad: en Chile se asume que mientras más horas trabajas, más eficiente eres.
“Para mí es todo lo contrario, me interesa que seas productiva, no que estés aquí calentando silla; ve a estar con tu familia, porque me interesa que llegues feliz y contenta y equilibres tu vida.
“Lo más importante es tener empleados contentos porque eso sí hace que produzcan más, trabajen mejor y que sepan que respetamos a todos; eso es súper importante. Nunca vamos a impedir que un empleado esté con su hijo en circunstancias especiales como enfermedades o fechas importantes. Uno mira a los ojos y sabe cuando te están diciendo la verdad, porque existe un compromiso muy grande entre empresa y trabajador”.
-Dijiste que los beneficios son iguales para hombres y mujeres.
“Obvio y los hombres salen igual. El otro día vino un ejecutivo a decirme que saldría por la tarde porque iban a operar a su hijo, le dije ¿qué estás haciendo aquí por la mañana? Sólo debía haberme llamado porque los problemas personales son extremadamente importantes y para trabajar hay que tener la cabeza despejada, estar tranquilo.
“Siempre digo que somos súper abiertos y entendemos los problemas de la gente, por eso cuando me piden un plan desde los Estados Unidos, también nos quedamos todos trabajando hasta las dos de la mañana y nadie se opone. Existe un compromiso mutuo”.