Ambos sexos aspiran a lo mismo: primero, criar bien; segundo, consolidar una relación de pareja feliz; tercero, alcanzar una posición económica sólida, y cuarto, tener más tiempo para las cosas buenas de la vida. A simple vista, no hay divergencias, pero sí las hay en la intensidad con que unos y otros anhelan cada meta.
La crianza para las mujeres es un logro vital que las marca con mucho más fuerza que a los hombres. Ellos son más intensos en su deseo de ser felices con su pareja. Pero la mujer es madre antes que esposa y prefiere un padre para sus hijos antes que un marido.
Ellas incluso ubican la meta de la pareja feliz en una posición muy cercana a la de la buena situación económica. Es decir, amor y bolsillo aparecen casi juntos entre sus logros. Los varones separan más ambos anhelos. En relación con el tiempo libre, ellos le otorgan mayor importancia. ¿Y por qué ellas no? Es posible que las movilice más "el deber ser", las obligaciones, lo que otros esperan que hagan. Las vemos más conectadas con las necesidades de los otros que con las propias.
| Ficha técnica |
Datavoz realizó los pasados 8, 9 y 10 de enero una encuesta telefónica con una muestra probabilística de 507 personas residentes en el Gran Santiago en que la cobertura telefónica supera el 74%. El error muestral es de un 4,7%, considerando varianza máxima, un nivel de confianza de 95% y un efecto del diseño de 1,2.
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El cruel dinero
Coincidiendo con la diferencia respecto al dinero, las mujeres apoyan menos que los hombres a un hijo que decide estudiar una carrera insegura desde un punto de vista lucrativo.
Además, pensando en el ingreso total de sus hogares, ellas responden mucho menos que ellos que el dinero les alcanza bien y aseguran mucho más que ellos tener grandes dificultades en esta materia. En otras palabras, están menos conformes con la suma que entra todos los meses a la casa. La pregunta es si ellas son más materialistas y ambiciosas, o si estamos frente a un tema de verdades no dichas.
¿Acaso ellos reciben más de lo que les confiesan y, por ende, ellas disponen de menos? Otra alternativa es que ellas estén más conscientes de lo que la familia necesita, de lo que cuestan los bienes. No podemos saber qué es lo que está ocurriendo, pero sí suponer que tal vez sea una mezcla de todos los supuestos. Curiosamente, donde más ocurre este fenómeno es en los hogares más ricos y luego en los más pobres. En la clase media pasa muchísimo menos.
Es como si las parejas de clase media fueran más pareja, más pares.
En la misma línea, ellas prefieren en menor medida un trabajo que las realice antes que uno bien pagado.
Sexo y matrimonio
Respecto de los temas que aluden a la sexualidad y al matrimonio, ellas son levemente más conservadoras que ellos. Las opiniones masculinas se muestran más libres que las femeninas. Ellas parecen más condicionadas por una cultura que profesa la continuidad de los valores e instituciones tradicionales. La voz masculina surge exaltando más al individuo, su libertad y autonomía, y le importan menos los rituales y sus tradiciones, sobre todo el del matrimonio.
Así las cosas, las mujeres están menos de acuerdo que los hombres con la convivencia sin intención de casarse. Reprueban en mayor medida las relaciones sexuales antes de firmar un contrato.
Ellas valoran más el sentido del matrimonio, pero ellos creen más en la felicidad conyugal. De hecho, los hombres casados se declaran más felices que las mujeres casadas.
Ahora, si el matrimonio no camina, ellas tienen una respuesta más liberal. Hasta ahí llega el supuesto materialismo femenino.
El desamor es más fuerte para las mujeres. De hecho, la mayoría de los estudios demuestran que la decisión de separarse proviene generalmente de la mujer.
Los hombres creen mucho más que es mejor que la pareja continúe junta por el bienestar de los hijos. Es muy probable que al aprobar la decisión de seguir juntos, pese a todos los problemas, ellos estén considerando el costo de vivir alejados de sus hijos. Aunque ellas también tienen otros costos, como el monetario, les pesa menos porque obviamente alejarse del hogar donde viven los hijos es pagar un precio mucho más alto.
La vida de la madre fuera del hogar
Ellas creen más que ellos que la familia sufre si la mujer trabaja remuneradamente a tiempo completo. Detrás de esta respuesta está el que, aunque ambos saben que es difícil surgir económicamente sin dos ingresos, las mujeres tienen más presente lo que implica trabajar todo el día: el eventual abandono en que quedan los hijos.
La fe y su ejercicio
Las mujeres son más católicas y más observantes que los hombres. Ellos declaran en mucho mayor medida no sentirse cercanos a ninguna iglesia (22% contra 9%). La religión católica aparece como algo más femenino, vivido por ellas en soledad, sin su hombre al lado.