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Autoanálisis ayudan a enfrentar los celos

En el matrimonio este sentimiento puede ser más frecuente que en el pololeo.

24 de Mayo de 2005 | 11:42 |
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Mientras pololeaban, Francisco nunca había mostrado su faceta más celosa. Fue cuando se casó con Carla que comenzó a sentir que tenía derecho a no dejarla salir sola, a interrogarla cuando la llamaban por teléfono y a molestarse si otro hombre captaba su atención por mucho rato.

Al año de matrimonio, el problema se volvió insostenible. Carla cayó en una fuerte depresión y no lograba explicarse cómo los celos de Francisco, que en principio parecían inofensivos, aumentaron tan rápidamente.

Por eso se fue a vivir a la casa de su madre y, sólo frente a la inminente separación, Francisco prometió cambiar.

Los expertos advierten que los celos son normales en la pareja, pero que muchas veces son más comunes en el matrimonio que en un simple pololeo.
Diferencias
Hombres y mujeres tienen celos distintos: ellos temen que su pareja se relacione sexualmente con otro, y ellas, que él se enamore de otra persona.

"Cuando una persona asume el compromiso de casarse lo ve como una situación de extremo riesgo. La sensación emocional aumenta y cree que tiene derecho a decir lo que no le gusta. Y como siente que da el 100%, piensa que tiene derecho a exigir lo que quiere. Los celos van muy de la mano con la obsesión y posesión del otro", admite la sicóloga de parejas Perla Sanhueza.

¿Es normal?

Paula Díaz, sicóloga de la Clínica Santa María, añade que "en el matrimonio hay otro peso por lo que significa haber decidido estar juntos para siempre. Entonces, cualquier amenaza que vaya a interrumpir a esta pareja va a ser más grave que en una relación más pasajera".

"Los celos son una reacción de alerta frente a cualquier cambio del otro, como arreglarse más, llegar más tarde, no estar tan pendiente de la sexualidad, o dedicarle menos tiempo", agrega.

Pero su sola presencia no significa un problema. De hecho, los especialistas creen que una justa cantidad puede ser necesaria, pero que la dosis "normal" la determina cada pareja.
Al límite
Un marido que no soporta ir al estadio con su esposa porque cuando le presta los largavista sabe que mirará a los jugadores, o una mujer que anota el kilometraje del auto de su esposo para verificar que no se desvíe camino a la casa, son ejemplos de celópatas.

"La celopatía es una enfermedad que puede tener consecuencias catastróficas, en que el paciente y la pareja sufren mucho", reconoce el psiquiatra Jorge Sepúlveda.

¿Cuál es el límite para saber si se es un celoso "normal" o un celópata? La sicóloga experta en parejas Perla Sanhueza es clara: "El que tiene celopatía no se da cuenta de que está celoso, de que él puede tener un problema. Toda la culpa se la echa al otro. Piensa que no tendría que andar controlando los minutos si el otro llegara a la hora a la casa. No asume que el problema es suyo. El otro, en cambio, se reconoce celoso y puede tratar de controlarse".

"Puede que si el otro sale a un happy hour no sea motivos de celos, pero si a la mujer no le gusta que él mire a otras en la calle, y lo hace, no importa que se esté en el mejor momento de la relación. Ella sentirá celos", advierte Díaz.

Y es que como sentencia Perla Sanhueza, "cuando se establece una relación es porque con la otra persona me siento importante, querible, atractivo. Me quiero a mí mismo en relación al otro. Pero cuando la pareja demuestra interés por una tercera persona, me miro en un espejo de conducta y me siento en segundo plano".

Cuando a Clara, la señora de Christian (31), la sacaron a bailar en una discoteca, él no se hizo problemas. Pero a medida que la música avanzaba y veía las sonrisas que ella regalaba, la mejor estrategia que se le ocurrió fue bailar, por su cuenta, con dos desconocidas.

"Ni siquiera duramos una canción entera y mi señora se puso al medio y me dijo: 'Ya, nos vamos'. Y qué te voy a decir, me gusta que reaccione así", dice Christian.

Por casos como éste, los expertos coinciden en que los celos pueden ser útiles ya que funcionan como un generador de energía. "Reavivan la chispa", dice Perla Sanhueza. No obstante, advierte que hay que ser cuidadosos, porque jugar a sacarse celos puede ser un arma peligrosa.

Consejos para celosos

La enemiga número uno del celoso es la imaginación. Para eliminar los malos pensamientos se recomienda aprovechar la confianza que existe en la pareja y, sin que se vuelva un interrogatorio, contarse mutuamente qué se hizo en los momentos en que no estuvieron juntos.

Además, es básico poder poner en la mesa qué es lo que da celos. "Hay que poder decirle al otro qué actitudes provocan esa emoción. Claro que no hay que hacerlo en los momentos de rabia. Hay que buscar buenas instancias para hablar de temas serios. Tampoco debe discutirse el detalle de cada momento que despertó celos, sino el tema de fondo", aclara el psiquiatra Jorge Sepúlveda.

Es decir, lo recomendable es rayar la cancha con los límites aceptables en la pareja. "Conversar las cosas explicando lo que cada uno espera del otro. Incluso hacer una lista, y después de seis meses, por ejemplo, ver qué se ha cumplido", dice Perla Sanhueza.

Finalmente, no se puede olvidar el autoanálisis. Ver cuánto es fantasía y cuánto realidad. "Si me doy cuenta de que soy celoso, y no tengo ninguna prueba para serlo, entonces el problema es mío y no del otro", agrega.

Eso es lo que ha hecho Francisco y le ha resultado. Hace sólo tres meses tuvo su primer hijo con Carla y espera que luego la familia siga creciendo.
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