EMOLTV

En la vida hay "vendettas" que nunca pueden olvidarse

Poner fin a una relación puede tener sus costos cuando el ex se siente traicionado. Aquí, cuatro testimonios para meditar antes de jugar con los sentimientos ajenos.

03 de Junio de 2005 | 12:07 |
imagen
Paula (26) prefiere no dar su apellido para evitar que su actual novio se asuste. Es que antes de los veinte años se convirtió en una experta en las artes de cobrar venganza cuando se sentía traicionada por sus parejas. ¿Sus víctimas? Las nuevas conquistas de sus ex.

"Un día nos presentaron a una niña del sur y la adoptamos en mi grupo de amigas. Le conté toda mi triste historia con Diego, un pololo que me había pateado recién, y ella, dándoselas de confidente, me aconsejaba".

La buena onda duró hasta que Paula supo que su ex y la sureña eran pareja. "¡Mi confidente pasó a ser su polola! Obviamente que me vengué", dice. "Fui a su departamento y le dejé una caja de bombones y una carta".

Claro que el regalo había sido intervenido. "Dejé los papelitos, y en vez de chocolates puse unos pellets para perros con forma de huesitos. La nota que acompañaba la caja decía: 'Por si te da hambre'". El mensaje era evidente.

En otra de sus andanzas, Claudia quiso arreglar cuentas con una chica que también le había quitado a su pareja. "Puse en el diario un aviso con su nombre y teléfono en la sección donde salen servicios de compañía. Fue algo así como: 'Berni, sensual y rubia, $30.000, fono XXXX'. Supe que habían llovido las llamadas".

Mentes peligrosas

Cuando el ego y los sentimientos están heridos, es normal que el afectado invente formas de desquitarse, pero son pocos los que se dan la molestia de llevarlos a cabo. Según los especialistas, los casos más graves rayan en la psicopatía (ver recuadro); otras personas, en cambio, con más amor propio, optan por la sutileza en medio de la tempestad que significa sufrir una decepción.
Reflexión de un vengador
Aunque la mayoría de quienes han tomado la justicia amorosa en sus manos dicen que es un experiencia liberadora, que ayuda a superar el duelo, agregan que también tiene su lado negativo, puesto que siempre está el riesgo de que la venganza se vuelva peligrosa, causando un daño mayor del que se pretendía.

Por ejemplo, Paula -siete años después de regalar los bombones con sorpresa- dice que no lo haría otra vez: "Creo que fue un minuto en mi vida en que el amor propio me superaba, porque me gustaba que en esas venganzas se notara que yo estaba detrás. Y ahora me da miedo de que alguien me devuelva la mano".

"El agua empezó a salir fría. Después de gritar, salí al patio a revisar el calefont, en el que habían escrito la palabra 'Maldita'."

Bien lo sabe Andrea (26), a quien le faltó poco para perder el control. Porque si ya es irritante que te cambien por otra, saber que el ex anda desprestigiándote frente a otros sólo alimenta el deseo de venganza. "Le dije a un amigo hacker que se consiguiera la clave de su correo. Cuando accedí a él, descubrí que le había mandado mensajes a mis colegas contándoles puras mentiras sobre mí".

En vez de reaccionar airada, Andrea ideó la mejor forma de desquitarse. "Leyendo su mail, empecé a notar que él estaba conquistando a una mujer imitando las técnicas de la película Amélie. A ella le decía que en tal parte del centro le iba a dejar un papel con un mensaje, para que descubriera dónde estaba. Pero yo llegaba antes y sacaba el mensaje; así nunca se podía juntar con él. Lo hice varias veces, hasta que ella se aburrió, porque pensaba que la estaba agarrando pa'l leseo".

El juego de las revanchas no es exclusivo de las ligas femeninas. Cuando todavía estaba en el colegio, Mauro (24) se enteró por boca de sus amigos que un conocido había tratado de conquistar a su novia en una fiesta mientras él andaba fuera del país. "Ella se portó bien, pero mis compañeros tuvieron que sacárselo de encima porque el gallo se le tiraba, la agarraba y trataba de darle besos". Apenas volvió de su viaje, Mauro literalmente puso manos a la obra. "Compré yeso y fabriqué una lápida de tamaño natural con su nombre, fecha de nacimiento y la fecha de ese día. Después la fui a dejar a la puerta de su casa". No se murió, pero pasó un buen susto antes de enterarse quién le había mandado el regalito.

La ley del hielo

Y si hay personas dispuestas a planear una venganza, también están las víctimas de esas mentes que no perdonan. Hace tres años, Ana (26) se vio afectada por un amor despechado, aunque reconoce que tuvo la culpa, por dar falsas esperanzas. "Acababa de terminar con mi pololo de toda la vida. Y para darle celos, decidí hacerme pareja del primero que se cruzó".

El elegido fue un compañero de universidad al que pocas mujeres tomaban en cuenta "por pegote". Al mes, el nuevo novio se había enamorado. Le regalaba flores e, incluso, para su cumpleaños -"el mismo día que acepté volver con mi ex pololo", cuenta- le compró una torta que decía "Te amo". Para deshacerse de su compañero, Ana trató de ser lo más sincera que pudo: le dijo que necesitaba separarse por un tiempo, porque la relación iba muy rápido. "Pero esa misma tarde me junté con mi ex, con tan mala suerte que el otro nos vio en la plaza tomados de la mano".

No hizo ninguna escena. Pero pronto supo Ana que jugar con corazones sensibles puede resultar muy caro. Y helado. "Los miércoles tenía clases de inglés, y para llegar temprano, a las siete ya estaba en la ducha. Un día el agua empezó a salir fría de golpe. Después de gritar, toda mojada salí al patio a revisar el calefont, en el que habían escrito con plumón la palabra 'Maldita'. No reclamé, porque en el fondo, sabía que me lo merecía".

El problema fue que la vendetta empezó a repetirse cada miércoles. "Había días en que dejaba corriendo la ducha y me escondía. Esperaba que mi compañero apagara el calefont y después yo lo prendía, pero me descubrió, y empezó a volver para apagarlo de nuevo". Los resfríos y el retraso en clases la motivaron a pedir perdón. Y aunque su ex ni la miró cuando ella se acercó a disculparse, la ducha dejó de estar helada.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?