Si hay padres aprensivos, es también porque nuestra sociedad pone énfasis en el riesgo que existe afuera. No por nada la inseguridad figura en primer lugar en las encuestas sobre percepción ciudadana.
Pero el fenómeno va más allá de las rejas, los guardias privados y las cámaras de vigilancia.
Para Cristián Parker, doctor en sociología de la Universidad de Santiago, hoy dudamos de la capacidad humana de controlar el entorno. La cultura industrial del siglo XX asumía que la tecnología permitiría dominar el entorno y hacerlo más previsible. En salud, por ejemplo, las grandes epidemias estaban bajo control y había vacunas contra los peores males.
Pero en la cultura post-industrial que estamos iniciando -más compleja y también más incierta- , la antigua confianza de que el cambio social y el avance tecnológico generan el mejoramiento de la sociedad ya no es tan clara.
Padres bajo ataque
Sin embargo, hay razones más concretas para que los padres se preocupen. Los riesgos de hoy son distintos. Ha cambiado el escenario urbano: una ciudad con varios millones de habitantes es totalmente distinta a una con cientos de miles; los males sociales son otros. Además, es un hecho comprobado de que en las grandes urbes la tasa de criminalidad también aumenta, sostiene el sociólogo.
Lo que yo veo muy claramente es que los padres que tienen hijos entre 10 y 15 años se sienten 'sobrepasados' por cuanto tiene que lidiar con un entorno tremendamente amenazante, con muchas claves que no pueden manejar, dice Soledad Larraín, psicóloga de Unicef.
En opinión de Parker, los medios de comunicación contribuyen a un imaginario colectivo algo sicótico. Imaginemos una mamá que oye que se descubrió un profesor pedófilo, también un sacerdote pedófilo y quizás políticos pedófilos. ¿Con quién está seguro su hijo, entonces? Empieza a desconfiar de todo el mundo.
Hay algo que resulta paradójico: en vez de sentirnos más seguros porque manejamos más información, hoy es más complicado ser padre precisamente porque tenemos tantos datos, dice Soledad Larraín.
Antes, la crianza se hacía sin mucho análisis, como uno suponía que se tenía que hacer. Ahora, el alud de teorías psicológicas, terapias y expertos crean mayor conciencia de que la paternidad es algo complicado, y eso aumenta la angustia.
Capacidad de adaptación
Para ella, los niños de hoy son menos niños en la medida que disponen de más información. Ven noticias, teleseries y otras cosas que jamás habrían visto 30 años atrás. Por eso, no se trata de sobrecargarlos con un mundo hostil y terrible - que lo único que sepan de sexualidad sea el Sida o el abuso- , sino que hay que darles herramientas para que funcionen en un mundo que tú no vas a poder controlar, concluye Larraín.
Pero si bien los niños de hoy nacen en un mundo de por sí inseguro - y perciben las aprensiones de los adultos- , lo cierto es que se adaptan porque no tienen otro punto de comparación que les sirva de referencia. Hay capacidades de adaptación a las circunstancias adversas que atraviesa cada sociedad. No creo que estemos criando una generación entera de personas patológicamente inseguras, ni mucho menos, afirma Cristián Parker.