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“Las empresarias deben creerse el cuento de que pueden pasar a las ligas mayores”

Jóvenes, con muchas ganas de hacer cosas e innovar. Son las espaldas -no financiera, pero sí, organizacional- de todas las mujeres que tienen una buena idea para un buen negocio y la quieren convertir en realidad.

30 de Junio de 2005 | 09:37 |
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Parecen esas amigas de colegio inseparables que hacen todo juntas, pero la verdad es que mantienen alta independencia y se conocen hace poco. Sin embargo, un solo objetivo las mueve y con fuerza, ayudar a las mujeres en sus ímpetus y deseos de ser empresarias.

Lo han conseguido en buena parte a través del Club de Mujeres Empresarias que idearon, parieron y criaron a partir del 2002 y en el que están empecinadas de llevar a regiones. Y para allá van, porque parecen un torbellino, o más bien una tormenta que se acerca cargada de buenas vibras y mucho humor.

Entrevistarlas por separado es imposible; se potencian y se interrumpen. Por eso, este encuentro con Puntomujer fue sui géneris.

-¿De qué estamos hablando cuando nos referimos a “mujeres empresarias”?
Francisca Valdés: “Es un grupo heterogéneo en todos los estratos y se caracterizan porque surgen a partir de una necesidad intensa. En los estratos bajos, autosustentarse y aportar al ingreso familiar; en el medio, desarrollarse profesionalmente; y en el alto, la posibilidad de manejar más los tiempos”.
Carolina Eterovic: “Sí, ganar flexibilidad, no ser empleado de. Lo ven como una manera de manejar sus horarios, pero al final, muchas veces, una empresaria trabaja más que una que debe cumplir un horario”.
FV: “En todo caso son micro, pequeñas y medianas; no hay, en Chile, empresas grandes dirigidas por mujeres”.

-Las empresarias de estrato alto, ¿lo hacen con las espaldas del marido o se pegan el salto solas?
FV: “Solas, pero sí puedo decir que cuentan con un marido súper apoyador, que participa más en las labores llamadas clásicamente de la mujer”.
CE: “La presencia del marido también les permite dar el salto; aunque no las financian, tienen la tranquilidad de poder asumir riesgos”.
FV: “No es como en la microempresaria que se juega la subsistencia de la familia y muchas veces está más sola. De hecho, el 40% de ellas son jefas de hogar”.

-¿Qué las diferencia de los hombres?
FV: “Las mujeres parten siempre en chiquitito, en la casa, después se van a un local. No es que partan con una fortuna y son más conservadoras, no corren riesgos. El hombre emprendedor hipoteca la casa y se tira a la piscina”.
CE: “Y además, si bien el proyecto puede llegar a ser una cosa relativamente grande, no son ambiciosas”.

-O sea, seguimos siendo prudentes.
CE: “Sí, no quieren abarcarlo todo y en poco tiempo. La poca ambición está, en cierta forma, supedita al hecho de que –justamente- quieren tener tiempo para otras labores”.

-¿Esa falta de ambición no les juega en contra?
FV: “Es que el tema es si tienen poca ambición o, realmente, tienen otras prioridades que gracias a Dios no han abandonado. Igual quieren expandirse, exportar, pero…”.
CE: “Quieren crecer, pero no hacen algo que les implique estar día y noche, día y noche. Ellas mismas se frenan”.

-¿La familia sigue siendo el freno?
CE: “Cien por ciento”.

-Y en el momento de las decisiones, ¿están dispuestas a abandonar la empresa o castigan la familia?
FV: “Eso es extremista. Todas tratan de compatibilizar ambos roles y no dejan de ser empresarias por ser mamás. Y eso es lo les produce el desgaste y es la lucha diaria de cada una, tratan de hacer todo bien”.

-¿Cuáles siguen siendo las principales trabas que tienen al salir al mundo de los negocios? Ya no debe ser acceder a créditos.
FV: “El tema es creerse el cuento de que son empresarias. Es un tema de disposición, de estar convencida que se pueden parar frente a una personas importante y venderles su idea”.

Y es aquí donde el Club de Mujeres Empresarias juega un rol importante. La agrupación ha servido de catalizador para muchas que dudan si son capaces de pegarse el salto y enfrentar a los bancos o a quienes serán potenciales clientes.

“En materia de créditos ya no hay diferencias entre un hombre y una mujer como las que habían antes, o es cada vez menos. El tema sigue siendo su juego interno en donde siempre se están preguntando hasta dónde llego”, insiste Carolina.

“Tenemos empresarias súper exitosas que podrían crecer el doble y no lo hacen”, agrega y aclara: “No lo hacen porque van a pensar en sus dos roles y que no van a hacer las dos cosas bien”.

Y si entramos en el plano de las discriminaciones, la visión de estas dos jóvenes es bastante realista. Primero, porque hace algunos años nadie se planteaba que una mujer pudiera ser empresaria y segundo, porque como las mujeres parten de a poquitito no son consideradas peligrosas por la competencia.

-Y en el acceso a clientes, ¿si deben competir en una propuesta, las mujeres tienen las de perder en una sociedad machista?
CE: “Hemos conocido un par de casos, no más, en que ellas dicen que no ganaron por ser mujeres. Al revés, muchas veces dicen que es un plus serlo”.
FV: “Incluso en rubros súper poco comunes como la minería o del campo tecnológico”.

-Cuando ofrecen un servicio, ¿ser mujer es una ventaja?
CE: “Sí, las ven comprometidas, son buenas pagadoras. Y entre ellas se aleonan y se promueven para prestarse servicios. Si yo vendo zapatos y tú, cordones, prefiero comprártelos a ti .
FV: “Además entregan un plus en varios aspectos; en el modo de hacer las cosas, donde tienen un sello; aportan una cosa distinta”.

-Y cuando ya están con los pies en el barro, ¿se endurecen, asumen patrones masculinos?
CE: “Ahí hay un tema, se plantea que no deben dejar de ser mujer y usar vestidos. Creo que las mujeres que tratan de parecerse a los hombres no les va bien; el encanto y habilidades femeninas a la hora de cerrar un negocio o tener un diálogo aporta mucho más y te fortalece más que debilitarte”.
FV: “Sobre todo en el caso de las empresarias, que a diferencia de las ejecutivas, son emprendedoras y súper creativas, insisto, tienen una manera distinta de hacer las cosas. Se han dado cuenta que tienen que cumplir con los parámetros de ser eficientes, pero eso no significa parecerse a ellos”.

-O sea, el paso que les falta es creerse el cuento.
FV: “No sé si creérselo, porque ya están ahí, el tema es creérselo en el sentido de que pueden pasar a las ligas mayores porque ya están jugando el juego. ¿Dame un ejemplo de una empresaria como Piñera? No existe y no va a existir por mucho tiempo”.
CE: “En otros países también pasa lo mismo. De repente es una cosa de tiempo o a lo mejor es una característica de la mujer, que prefiere estar en ese tamaño”.
FV: “Por eso, a lo mejor no es lo que les falta. A lo mejor este es el lugar que les acomoda en este tiempo hasta que les toque dar el siguiente paso”.

Con la vista puesta en regiones

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