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¿Envejecimiento, cáncer o exceso de sol?

Las manchas son un tema que inquieta a las personas a medida que transcurren los años. A algunas les preocupa por un asunto estético; a otras, les importa descartar que no se trate de un cáncer.

17 de Junio de 2005 | 09:55 |
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Hay que tener presente que en la aparición de manchas influyen no sólo la predisposición genética, sino también el envejecimiento y la cantidad de exposición solar.

Por la edad y por el sol, se producen alteraciones en el DNA de las células basales de la piel y de aquéllas que producen el pigmento, lo que hace que esta pigmentación de la epidermis no sea pareja.

Existen lesiones llamadas queratosis seborreicas, que se inician como manchas café claras, con el tiempo adquieren aspecto de verruga y a veces se pigmentan. Son benignas, aunque ocasionalmente pueden confundirse con un melanoma, por lo que ante la duda se sugiere consultar con un especialista.

Por otra parte, con la edad, los lunares van despigmentándose y haciéndose más claros, por lo tanto, si a edad avanzada aparece uno donde nunca había existido es un signo de alerta.

Lo mismo si surgen lesiones que sangren ante el más mínimo trauma u otras de tonalidad roja, escamosas y de costra blanquecina (podría tratarse de una queratosis actínica).

Todas estas alteraciones requieren de un diagnóstico médico y de un adecuado tratamiento.

Por el contrario, si se observan muchas manchas pequeñas y cafés, es probable que estén asociadas al envejecimiento. Las principales zonas afectadas suelen ser las que han estado en mayor contacto con los rayos ultravioletas a lo largo de la vida: rostro, brazos, escote, manos.
Por exceso de sol también pueden aparecer unas manchas blancas en forma de gotas muy pequeñas, localizadas en brazos y piernas (se conocen como hipomelanosis guttata idiopática).

Ambos tipos de marca son benignas, pero también podrían requerir de la ayuda de un dermatólogo, dado que en la actualidad existen diversas técnicas para atenuarlas.

Hay cremas a base de sustancias despigmentantes y exfoliantes (por ejemplo, ácido retinoico). También existen terapias físicas a base de nitrógeno líquido, que congela las manchas en época de no sol, formándose una costra que luego, al caer, elimina la mancha.

Además, está la electrocoagulación, en que se cauterizan suavemente las manchas. Y, por último, la opción del láser.

En los adultos mayores, la mitad del daño en la piel podría evitarse si se hubiese sido cuidadoso con la exposición al sol desde niño. En todo caso, si es que ya no lo hicieron, nunca es tarde para empezar a usar un buen bloqueador.
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