Pasó por la consulta de cinco dermatólogos. Probó con antibióticos y cremas hechas a la medida de su cutis, cambió la dieta y hasta se atrevió a embetunar su espalda con una mezcla de clara batida y jugo de limón. Nada resultó. El único cambio lo experimentó su autoestima, que terminó en el piso. "En pleno verano usaba poleras sin escote y con mangas para que no se vieran los granitos. Lo peor fue cuando mi pololo hizo un comentario sobre mis espinillas; además de mata pasiones, pasé como tres días sin querer salir ni mirarme al espejo", recuerda Bernardita Varela.
Hace un par de años, algo parecido le tocó vivir a Loreto Subercaseaux, quien cada vez que subía a una micro o caminaba por la calle, buscaba rastros de acné en la cara de la gente para compararse. Angustiada, siempre creía que las espinillas que tenía en el mentón eran más grandes, más feas y mucho más notorias que las del resto. "Lo pasé pésimo y me cambió la personalidad. Hasta caminaba distinto, con la cabeza abajo, escondida".
Ni Bernardita ni Loreto son escolares lidiando con los cambios hormonales de su edad, sino
universitarias de 24 y 25 años con un diagnóstico de acné tardío, trastorno que según estudios internacionales afecta al 20% de la población adulta y que en Chile se ha vuelto una causa de consulta frecuente entre las mujeres de veinte, treinta y hasta cuarenta años que, desesperadas, ven llegar esta pubertad atrasada.
| Droga milagrosa y controversial |
El último gran hito en la terapia anti-acné se llama isotretinoína, la única droga que actúa directamente sobre las glándulas sebáceas, reduciendo su tamaño. Pero hay que ser cuidadosos, enfatiza la doctora María Isabel Herane, dermatóloga de la Universidad de Chile. Aunque usada en forma correcta y bajo supervisión médica su efectividad es cercana al 100%, los riesgos y efectos secundarios asociados al medicamento son muchos. Por eso "es necesario seleccionar a los pacientes, ojalá con la asesoría de un psiquiatra".
Denisse B. (24) fue incapaz de terminar la terapia. Sabía que no podía ingerir alcohol, hacer ejercicio en exceso y que si quedaba embarazada mientras tomaba el remedio su hijo podía nacer con malformaciones. Pero no estaba preparada para las molestias físicas. "Me dijeron que se secaban las mucosas y la piel, pero nunca imaginé que iba a terminar con costras dentro de la nariz y tajos en la boca". Lo que colmó el vaso fue la lonja de piel que se sacó al depilarse. "Era un remedio increíble, pero no estaba dispuesta a bancarme la parte difícil del milagro".
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Pero
a diferencia de lo que ocurre en la adolescencia, un brote de acné tardío es una señal homologable a la fiebre, pues indica que algo anda mal. Por eso el doctor Gilberto Pérez, jefe de endocrinología del Hospital San Juan de Dios, recalca la importancia de saber qué es lo que está pasando. "Uno siempre habla del acné juvenil asociado a las variaciones hormonales, pero cuando éste aparece en otra etapa de la vida, probablemente hay una enfermedad de por medio", advierte.
Asociado a un exceso de andrógenos en la sangre, el acné de la pos pubertad se produce porque esta abundancia de hormonas masculinas sobreestimulan la secreción de sebo en el folículo piloso. En muchos casos se debe a disfunciones, quistes o tumores en las glándulas suprarrenales y en los ovarios, principales fuentes productoras de andrógenos.
Por eso, lo primero que hay que hacer frente a un brote de acné tardío es un estudio hormonal que descarte cualquier anomalía y un examen médico que determine el origen del problema y la mejor solución. "Muchas mujeres parten al cosmetólogo y se quedan en la cosa efectista. Cambian la dieta, cambian las rutinas de limpieza, y logran aplacar el brote, pero la raíz del daño persiste", dice el endocrinólogo.
Eso sí, independiente de los factores hormonales, los especialistas coinciden en que hay agentes sicológicos y cosméticos que pueden agravar las lesiones iniciales y en algunos casos provocarlas. "La mayoría de las pacientes que consultan por este trastorno son mujeres hipertrabajólicas y con niveles de estrés muy altos", cuenta la doctora María Luisa Pérez-Cotapos, dermatóloga de Clínica Las Condes.
Diagnóstico global
Su colega de la Clínica Alemana, doctora Tatiana Riveros, agrega que el aumento de brotes de acné en este grupo no es algo fortuito sino la respuesta a la presión del entorno que les exige un buen desempeño y una excelente presencia. "En general son mujeres que están en la cima de su desarrollo laboral, muy sobreexigidas, que abusan de los productos cosméticos, que hacen ejercicio en forma indiscriminada y que se acostumbraron a tomar y dejar los anticonceptivos sin regulación médica", relata la doctora.
Mientras el estrés crónico se traduce en una mayor secreción de sebo, la actividad física excesiva y prolongada forma cuerpos con niveles muy altos de andrógenos y provoca alteraciones menstruales. El acné aparece entonces como una señal de alarma frente a esta suma de cambios hormonales abruptos. El exceso de maquillaje y cremas oleosas empeoran la situación.
| Zonas |
El acné tardío se expresa en el mentón, los costados de la cara, el pecho y la espalda, zonas con mayor sensibilidad a los andrógenos.
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Conscientes de la multiplicidad de factores en juego, endocrinólogos y dermatólogos aconsejan que antes de cualquier tratamiento, lo ideal es hacer un diagnóstico global que defina la causa formal del acné y los factores agravantes. Después, buscar una terapia multisistémica integrada por distintos especialistas, recalca la doctora Riveros. "Para borrar el acné no basta con hacer desaparecer las marcas y equilibrar las hormonas. Un tratamiento completo y serio supone devolver la seguridad y la autoestima a alguien que la ha perdido. Eso sólo podemos hacerlo trabajando con varios profesionales".