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La dura batalla por la biopsia ambulatoria

17 de Junio de 2005 | 10:58 |
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Pilar Gazmuri no sólo habla desde el plano médico, también del personal. Con antecedentes familiares de cáncer de mamas, ha sido operada dos veces, afortunadamente de quistes benignos. Sin embargo, conoce desde cerca la angustia de saber que cualquier día le puede tocar y por eso, continúa incansable su cruzada en contra de este mal.

Por supuesto, las críticas hacia ella no faltan. En un primer momento fueron los ginecólogos y los obstetras que miraron con malos ojos la incursión de una radióloga en un campo antes reservado sólo para ellos. Hoy son los cirujanos, a quienes les molesta poderosamente sus estudios sobre los costos de las biopsias quirúrgicas comparados a las ambulatorias y la acusan de intereses creados.

La biopsia microinvasiva o estereotáxica digital es un procedimiento ambulatorio, con anestesia local, de gran exactitud, no duele y no deja cicatrices. La paciente evita entrar a pabellón. Además se puede tomar muestras del tumor o extirparlo completamente si mide menos de 2 centímetros. Es una especie de pistola con una aguja gruesa en la punta que saca pedacitos de la zona comprometida para hacer los estudios.

También puede realizarse una resonancia magnética en la mama o ultrasonido, que ayuda a diferenciar una lesión maligna de una benigna, es más barata, dura alrededor de 30 minutos, tiene pocas contraindicaciones (marcapasos o implantes metálicos antiguos) y sólo se usa anestesia en caso de que la paciente sufra de claustrofobia.

-Las críticas hacia ti apuntan a que tu campaña no es desinteresada porque tienes los equipos más caros, ¿qué respondes?
“Por suerte tengo varias diputadas y senadoras que son mis pacientes y a las que le digo siempre que no estoy pidiendo nada para mí. Si se controlan o no conmigo no me importa, lo que pido es que el Gobierno haga algo respecto al cáncer de mamas”.

-¿Qué te contestan?
“Hacienda dice que no hay recursos, pero yo tengo el estudio de cómo generar los recursos”.

-¿¡Cómo!?
“En Chile y en todo el mundo, el 80 por ciento de las cirugías mamarias son benignas. Por ejemplo, si el San Juan de Dios operó mil mujeres al año, 800 eran por patologías benignas. Ellas se operaron de más, porque hoy existe el Mammotone, la estereotáxica y todas esas cosas, pero el Gobierno dice que no tiene plata para comprar esos equipos y tampoco para dar los códigos para Fonasa o Isapres”.

Explica que ese 80 por ciento de mujeres con biopsias benignas usó igual pabellón, anestesia general, días cama; además de dejar de trabajar y quedar con una cicatriz, a pesar de que sería más barato usar los nuevos equipos que hacen la biopsia ambulatoria, a ellas se puede acudir sola y volver a la casa incluso manejando.

“El equipamiento hoy día no lo tengo solamente yo, por eso lo puedo decir con propiedad. Las Condes, la Alemana, la UC, el JJ Aguirre y yo, tenemos los equipos. Tres de nosotros podemos atender con Fonasa y si existiera el código podríamos perfectamente hacer convenios y realizar las biopsias. Además, como son exámenes caros para un particular, los equipos están subutilizados”.

- Pero algunas Isapres tienen código para la microbiopsia.
“¿Sabes cómo salieron los códigos? Cuando viene el dueño de la Isapre o alguno de los accionistas mayoritarios y a la señora le toca la estereotáxica. En 24 horas sale”.

El año pasado Pilar Gazmuri realizó 527 biopsias percutáneas; unas con esterotaxia y otras con ultrasonido (esta última mucho más barata), que sumaron 138 millones de pesos. Asevera que de operarse “en esas mismas 527 mujeres las Isapres se hubieran gastado 790 millones de pesos. Es decir, se ahorraron, 651 millones de pesos y no dan los códigos… ¿Puedes entender eso?”

-Entiendo que también comparaste tus costos con los del San Juan de Dios.
“Sí, fui a que me pasaran los datos: cuántas biopsias quirúrgicas hicieron el año pasado, cuántas fueron cáncer y cuántas no. Hice los cálculos y el ahorro sería de cerca de 500 millones de pesos. Entonces si ese hospital hace convenio con la Católica o con la Chile, también podría hacerlo con quien quisiera porque los equipos están subutilizados. Yo soy la que más hago en Chile y no alcanzo a hacer dos al día”.

-¿Y cuántas podrías hacer?
“Veinte, lo que me de a mí la capacidad… bien hechas 15. Y las clínicas más, porque tienen más personal y son más impersonales. Con todos los millones que gastó el hospital público en cirugías innecesarias podría haber hasta comprado el equipo. El de ultrasonido vale 10 mil, 15 mil dólares; el de esterotaxia es más caro, vale cerca de 180 mil dólares; pero con las cantidades que se ahorran al año... ¡pueden tener varios!
“A eso hay que agregar que un cáncer de mamas en el San Juan de Dios puede estar esperando tres meses para que lo operen y, mientras tanto, están operando un fibroadenoma, absolutamente benigno. No tiene sentido”.

-¿No estás cansada después de tanto batallar?
“Se lo pasé a las parlamentarias, pero hasta ahí llegó; tampoco puedo hacer más, porque como tengo la maquinaria, dicen que estoy metida porque me conviene. Además, los cirujanos perderían muchas cirugías al año… a ellos tampoco les conviene”.

-Esto ha sido una verdadera cruzada contra el cáncer.
“Ahora que lo pienso para atrás, sí. Es que aquí hay mucha envidia y el hecho de ser mujer también es malo, porque tuve que luchar el doble, incluso para que no me quitaran los equipos. Hoy, me atacan los cirujanos que dicen ¡Claro, Pilar, esos millones que se ahorran están repartidos entre todos nosotros que hubiéramos operado a esos pacientes!
“¡Yo no estudié medicina para eso!”