"Oye, mujer, para el escándalo, ¿cómo se te ocurre llegar a esta hora? / ¿Acaso no sabís que tenís marido? / ¿Acaso no sabís que tenís familia? (...) Llego a la casa y me encuentro un despelote / Ya saliste con amigas a bailar toda la noche".
Así es la letra del último hit del grupo chileno Sinergia. Algo muy parecido a lo que escucha Nicole cada vez que vuelve a su departamento luego de una fiesta agitada.
Claro que quien lo dice no es un roquero, sino su marido, agente bancario cinco años mayor que ella.
"Primero se hace que está dormido, y yo entro piolita, tratando de no meter bulla y me acuesto, y ahí se despierta y me hace escándalo. Y le dan las seis de la mañana hablando solo, me dice que por qué no salgo con él, que no me preocupo de la casa". La vida imita al rock and roll.
| Coqueteo |
En un estrato más relajado en la escala carretera se encuentra María Paz, quien es asidua a los "Happy Hours".
"Voy a tomarme un trago con mis amigas, no salgo a bailar porque eso es otra cosa. O sea, de repente, en un happy hour hay música y tú te pones a bailar, pero entre tus amigas no más, no andamos en busca de hombres. En el fondo, uno le dice 'carrete' porque tomas y fumas, pero reventadas, jamás".
¿De qué preocuparse entonces? De lo que conversan.
"Ahí te cuentas cosas del matrimonio, copuchas; en el fondo, las mujeres nos juntamos a conversar sobre los hombres. Además, te aprovechas de ver con tus amigas solteras".
Con orgullo dice que tuvo la suerte de no tener un machista esperando en casa. "Las que no salen es por machismo, con ellas te juntas a la hora de almuerzo. Yo no pido permiso, aviso no más. Le digo: "Oye, negro, voy a juntarme con unas amigas".
Claro que a veces llegan tragos gratis a la mesa y ella lo acepta con algo de coquetería. "Nunca tan rota de negarlo, y les haces un guiño, pero lo haces por una cuestión de ego, después tratas de cortar los temas, de presentarte al tiro como mujer casada".
Porque ella, aclara, no va de cacería. "En todo caso, una se pone sola la soga al cuello, porque si sales mucho, te miran feo, como que piensan que andas buscando algo por fuera y eso no es cierto".
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Nicole tiene 23 años, se casó hace tres, y desde hace un año y medio que le tomó el gusto a las fiestas.
Sus salidas favoritas son a los pubs con música de los ochenta. Ahí, como dice, "hace show", porque confiesa ser "pinturita para bailar". Al día siguiente la van a dejar y duerme gran parte de la mañana, provocando la ira de su esposo.
"Bueno, realmente no me preocupo mucho de las cosas de la casa; bueno, lo mínimo, pero no es como antes, cuando uno anda cambiando los sillones todos los días, ahora vas a ver los sillones siempre igual", reconoce.
Claro que no es sólo eso lo que desvela a su marido. "Cuando nos conocimos era tranquilita; ahora sale con sus amigas del instituto, que yo igual conozco, pero no llega a las dos o tres de la mañana, o a las cinco que es cuando todo cierra, hay ocasiones que regresa como a las ocho o nueve", critica el hombre.
Para Nicole, en el fondo el temor de su marido no es que salga con sus amigas. "El problema es con mis amigos hombres, con la gente del trabajo o del gimnasio. Ya ni siquiera me llaman a la casa porque él contesta y dice 'no está', y yo estoy al lado".
Es esa desconfianza la que "hace que te portes mal después", señala justificándose.
Horas felices
Quien dice contar con cuotas indefinidas de confianza es Macarena Ortega, quien salió de un matrimonio de cinco años y volvió a la vida nocturna.
Hasta que se casó nuevamente este año, pero sin dejar del todo su afición por la pista de baile.
"Me gusta bailar hasta caerme muerta, mi carrete siempre es ir a bailar, no sólo a discos, también en casa de amigos".
Y lo hace hasta tres veces al mes. "Este año estuve ene tiempo sin trabajar, así que mi curva de salidas se disparó. En todo caso, soy responsable y me mido. No como antes, cuando dormía dos horas y al otro día funcionaba igual, aparte que soy madre de dos niñas".
Sus reglas de oro son: no salir de lunes a jueves, beber solamente cervezas y no quedarse hasta más allá de las cuatro de la mañana.
Cuenta que antes, cada actividad social era un suma y resta de horas de sueño, pero ahora dejó de sentir culpa y se despierta tarde no más, total tiene una "super nana" que la cubre en las mañanas.
Su esposo -que no quiso ser nombrado- dice que es algo temporal. "Es por ahora que está distendida de trabajo, luego se va aburrir". Cuenta que no sigue sus pasos, porque él ya vivió todo lo que tenía que vivir durante la soltería.
"Yo salía mucho más que ella, ahora estoy aburrido, así que sería hipócrita que le pidiera que se quede en la casa, porque a ella le tocó tener responsabilidades mucho antes que a mí".