Muy alto, con ojos de azul muy profundo y tremendamente acogedor es el ministro de Cultura, José Weinstein. Se siente, y se le nota, muy feliz de lo que ha logrado este ministerio en sus dos años de funcionamiento.
Cuenta, con ese tono calmado y tranquilo que lo caracteriza, que todos los objetivos trazados para incentivar la actividad cultural en el país han sido cumplidos y que, en los seis meses que quedan por delante, deben terminar varias tareas.
Desde ese lugar privilegiado, Weinstein es una voz más que autorizada para pasar revista al movimiento de las artes en el país y, por eso, no esconde ni elude una crítica abierta a la farandulización que nos invade.
-Se nota, los últimos años, un panorama cultural mucho más amplio.
"En todas las áreas, en danza, en teatro, en cine, en el tema literario" (con evidente satisfacción).
-¿Por la generación de recambio?
"Hay gente que opina que no; yo veo la generación joven, sobre todo, con un talento y una dedicación muy grande a las artes, a las letras y al patrimonio.
"Dicen que todo tiempo pasado fue mejor; mi experiencia no es ésa, soy un convencido de que tenemos reales talentos a los que hay que darles la oportunidad para que demuestren lo que valen".
Y da un ejemplo de esta efervescencia: "Veamos el cine; Andrés Wood, Matías Bize… la cantidad de gente joven que viene del mundo audiovisual es enorme. No te puedes imaginar la pasión, el interés que despiertan las giras itinerantes a lo largo del país. La posibilidad de acceso al contacto con los artistas es muy relevante".
-Algunos con una mirada más tradicional dicen que la cultura en Chile es mala y que se ha vuelto sólo farándula, ¿qué les respondes?
"Creo que esos juicios no reflejan la realidad. Lo que sí es cierto es que hay una distorsión por los medios masivos, que le dan una importancia absolutamente desproporcionada a la farándula y a ese tipo de entretención elemental, primaria, precaria… no sé como calificarla, en desmedro de otras formas y, obviamente, eso es algo que frustra.
"Los medios de comunicación masivos son tan generosos con la farándula y tan mezquinos con las artes y la cultura. Eso no significa que el país real, la creación verdadera, sea la que está puesta en ellos. Eso es negar o no ver todo lo que está pasando, que es muy rico, muy variado y en distintas partes de Chile".
Aclara que él no es para nada una persona conformista y que ve con claridad las cosas que le frustran de la realidad, pero "eso no me lleva a pensar a que
todo tiempo pasado fue mejor".
-Es que el pasado de tu generación fue bastante pobre culturalmente.
"Puede ser que ahí haya una cosa generacional. El pasado que a mí me tocó, nací el 59, el que recuerdo, es, sin duda, muchísimo más pobre que la realidad actual. Sin duda.
"No hay punto de comparación con los años '70 u '80. Eran grupos muy pequeños. Puede ser que haya gente que tenga otras referencias biográficas y que comparen con otros períodos de la historia de Chile que para mí no fueron evidentes o no viví".
Retoma el tema de la cultura como objeto de interés masivo en contraposición a la idea, ya instalada, de que la farándula reina en descampado y pone como ejemplo el fenómeno en que se convirtió la exposición sobre Auguste Rodin: récord de público –"asistieron 302 mil personas"- y tapaboca para los escépticos porque demostró “la avidez efectiva de la gente por tener acceso a estas grandes obras de arte”.
"Cuando se dan esas oportunidades, la gente las aprovecha. Eso desmiente que en el país a nadie le interesa nada", insiste.
Destaca también los "Días de las Artes" del Parque Forestal y el "Carnaval Cultural" de Valparaíso, donde se ha buscado destacar lo mejor que ha ocurrido en el año en todas las disciplinas artísticas, con un componente internacional muy importante. Y, que de paso, a permitido que los comerciantes del puerto tengan la mejor semana del año en términos de ingresos.
"Eso abre nuestro conocimiento al exterior y provoca que nos conozcan afuera. Por ejemplo, la película "María llena eres de Gracia" se estrenó en Chile, durante el carnaval que incluía una muestra de arte colombiano", recuerda.
Al próximo carnaval, el invitado es Argentina: una muestra de tango y películas, una exposición de Quino y posiblemente los "Babasónicos”.
José Weinstein tiene conciencia de que aún queda mucho camino por recorrer, pero también defiende con fuerza todo lo realizado, porque entre otras cosas “hemos hecho que la cultura sea una política pública”.
“No sólo eventos, sino una cuestión real que está expuesta en el documento ‘Chile quiere más’”, declara.
Adelanta que se realizó una gran encuesta en cada región del país que permitirá tener un diagnóstico acabado de cual es el acceso que tiene la población a la cultura.
-Y que dice que en muchos hogares chilenos no hay más que un libro.
"Peor todavía, muestra que el 15% de ellos no tienen un solo libro, pero tienen televisor a color.
“Aún así, igual estamos muy contentos, porque ya tenemos el diagnóstico nacional; el análisis de la encuesta es largo, pero servirá para diseñar y aplicar nuevas políticas. En la Feria del Libro presentaremos los resultados de la Región Metropolitana y las comparaciones con las situaciones de otros países del mundo".
-El aporte público ha aumentado, ¿cómo andamos con el privado?
"Creo que hay mucho menos del que debiera. Hay algunas empresas que se están involucrando en serio y que hacen un trabajo importante; hay otras que todavía no toman conciencia, y algunas que sólo realizan cosas circunstanciales. Si revisas las cifras, te das cuenta que dentro de las responsabilidades sociales de las empresas, la cultura ha empezado a tener relevancia y que eso tiene su retribución en que la gente efectivamente asocia a la compañía con la cultura, como en el caso de Telefónica, por ejemplo. En ese sentido, el contacto con empresas extranjeras grandes nos ha ayudado".
La cultura en movimiento
"Yo hago el desayuno en mi casa todos los días"