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Los 5 peligros de la pareja actual

En la consulta de sicólogos y expertos matrimoniales aparecen el estrés, la rutina y los conflictos de poder como las principales dificultades por las cuales atraviesan las parejas chilenas. La sicóloga Eugenia Weinstein, el siquiatra Rodrigo Erazo y la académica Raquel Rubio entregaron su diagnóstico de los problemas que presentan hoy las relaciones afectivas y, al mismo tiempo, proponen algunos caminos de solución. "El desarrollo de una amistad profunda en las parejas es algo sumamente importante, sobre todo frente a las largas expectativas de vida que hoy existen", señala uno de ellos.

14 de Octubre de 2005 | 18:18 |
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Estrés y sobreexigencia

"La pareja contemporánea está estresada y completamente inmersa en una cultura de la imagen, el éxito y la competencia", señala la sicóloga Eugenia Weinstein, quien observa a diario esta realidad en su consulta. "Hoy existe la necesidad de mantenerse al día en lo intelectual, emocional, físico, económico, tecnológico y cultural para seguir vigente. Las parejas están sobrepasadas, cansadas; tienen poco espacio para ellas y quieren tiempo para el amor, la diversión, la comunicación y el sexo". Todo eso, dice, en un contexto de grandes urbes, de largas distancias, de cambios sucesivos, de nuevas exigencias en la crianza de los hijos y en que cada pareja tiene cada vez menores posibilidades de apoyo en la familia extendida.

Frente a esta realidad, una propuesta es superar la idea del control total y de buscar la seguridad en todo. Según Raquel Rubio, académica de la Facultad de Ciencias de la Familia de la Universidad de los Andes, la pareja actual, a diferencia de la antigua, "si bien es más consciente de lo que es el matrimonio y por tanto se prepara o intenta prepararse, también eso le juega en contra, porque es bastante más insegura en el proceso amoroso y por consiguiente no se instala verdaderamente en el amor". Esa inseguridad los hace tomar demasiados resguardos o simplemente a muchos los lleva a no comprometerse.

"No existen seguros que protejan de todo a la pareja en su amor y unión", afirma, y en ese sentido cree que a un matrimonio le debe bastar con tenerse el uno al otro. "Antes de casarse, los novios contratan seguros, en el sentido de que ya tienen dividido todo por si se separan. Nosotros hacemos charlas de novios con mi marido y llegan con el sitio dividido que ya compraron, para ver quién se lo queda en caso de que la cosa no funcione. Si bien prever es un signo de madurez, es imposible tener todo controlado, hay que aceptar que la vida tiene riesgos y lo maravilloso es poder salir airosos de esos conflictos".


Crisis recurrentes

Una segunda realidad, señala Eugenia, es que hoy las crisis son más frecuentes y las explica porque vivimos en un mundo globalizado, en que la revolución de la información y las comunicaciones nos llevan a cambios incesantes de trabajo, barrio, país, trabajo. "Es la sociedad de lo desechable, donde todo queda obsoleto al poco tiempo; predomina el individualismo, las gratificaciones inmediatas, el marketing y los productos nuevos. Por eso, las posibilidades de cambios personales, en las motivaciones, proyectos y valores, hacen más probable que las crisis de pareja sean más frecuentes y no cada siete años como se caricaturizaba antes".

Ante esta situación, Eugenia plantea desarrollar la capacidad de tolerancia frente a las crisis. "Hay que saber darse tiempo para vivir los problemas como procesos. Se requiere tolerancia a la frustración, control de la impulsividad, habilidades de negociación y comunicación y flexibilidad para adaptarse a nuevas propuestas".

La visión de Raquel Rubio ante este punto es que "la pareja actual tiene como desafío reconocer que los conflictos y crisis son naturales, parte del desarrollo. Desde la perspectiva evolutiva, no hay crecimiento ni maduración sin crisis". A su juicio, si la pareja cree que el conflicto va en contra de la unión hará que desaparezca o que no exista, lo que no siempre es tan bueno. "Hay personas que pueden tener mucho miedo a la pérdida del otro por su historia biográfica y creer que las discusiones inmediatamente acarrean la separación. Uno también actúa en función de su historia, pero en principio es importante que los esposos sean conscientes de que el conflicto es parte de la naturaleza humana y del proceso amoroso", señala Raquel.


Roles poco definidos

"Los roles femeninos y masculinos se han ido sobreponiendo y sus límites haciéndose más difusos", señala Eugenia y agrega que por consiguiente hoy existe competencia dentro de la pareja y nuevos motivos de conflicto. "Hay una confusión en las expectativas. No hay una clara descripción de cargo. ¿Qué es ser un buen marido hoy y qué es ser una buena esposa? Ambos salen al mundo laboral, ambos proveen y ambos esperan contención afectiva". Frente a esta realidad, dice que la distribución y responsabilidad en las tareas del hogar y de crianza es una fuente de conflicto cada vez mayor; también el cómo y quién provee. "Hay un desfase entre la penetración de la mujer en el mundo público y la del hombre en el mundo privado. Para bien o para mal, la antigua división mujer-hogar, hombre-calle, racional-emocional, mundo privado-mundo público, ha ido perdiendo vigencia".

Armonizar proyectos personales y compartidos puede ser una propuesta en este punto. "Tiene que haber un equilibrio entre ambos y plantearse de antemano cómo se enfrentará este tema para que no sea fuente de rencores, soledades e incomunicaciones", señala Eugenia Weinstein. Advierte que hay que tener especial cuidado en el cómo se van a congeniar los proyectos propios con los de pareja cuando llegan los hijos y para eso recomienda tener conversaciones previas para que los niños no se transformen en fuente de rencores.

Conflictos de poder

Una cuarta fuente de problemas entre las parejas deriva del conflicto anterior, dice Eugenia. "La creciente igualdad de derechos y deberes en mujeres y hombres, los mayores ámbitos de decisiones compartidas generan mayor competencia en varias áreas. ¿Quién manda a quién? ¿Cómo se distribuye el dinero, quién fija las prioridades y quién controla los gastos? ¿Quién decide cómo se cría a los niños, la disciplina, las relaciones con las familia de origen, quién trabaja, cuánto, qué carrera profesional se privilegia y cuándo? Plantea la sicóloga que en relaciones no jerárquicas como son las de las parejas actuales "se vuelve clave saber cómo proceder frente a las discrepancias, visiones encontradas y conflictos de intereses. Es necesario gestar acuerdos sobre cómo dirimir los desacuerdos".

Amenazas del amor: rutina, infidelidad y agresión

Hoy se sabe que las parejas se eligen y se mantienen en base al amor y a un proyecto compartido. Por eso, afirma la sicóloga Weinstein, que al fundar la pareja en el amor, han aumentado las exigencias puestas en ella. "Se le pide a ésta que sea capaz de enamorarlos, que sea buen padre o madre, buen marido o esposa, responsable en el trabajo, los gastos, el dinero y las tareas del hogar, que se lleve bien con la familia, sea buen amante, buen amigo/a, comparta hábitos, valores y costumbres, posea una visión similar sobre la crianza de los hijos, la política, la religión, el sexo y la autonomía, ojalá tenga los mismos amigos e intereses parecidos, además de suficiente compatibilidad de caracteres como para llegar a acuerdos, dirimir conflictos y pasarlo bien juntos. Mucho, ¿cierto?".

Por lo tanto, agrega que hoy mantener el amor es un trabajo arduo. "Que debe ser enfrentado con seriedad, diálogo y dedicación. Sus peores enemigos y muy comunes hoy son la rutina, la infidelidad, el aburrimiento y la agresión porque pavimentan el desamor. Hay que estar alerta frente a ellos y tomar medidas inmediatas sin dejarse estar".

Para el siquiatra Rodrigo Erazo, de la Clínica Las Condes y miembro del Instituto Chileno de Terapia Familiar, un desafío en este sentido es superar "la hipervalorización de la espontaneidad". "Hoy se espera que exista espontaneidad en el sexo, en las invitaciones, en las ocurrencias de uno y otro, y la verdad es que en una sociedad como la nuestra es difícil por las restriccciones de tiempo. Dentro de ese poco espacio que queda para estar en pareja, ponerle la presión de la espontaneidad es una trampa. Creo que hay que definir en conjunto los tiempos para estar juntos. En una pareja bien sintonizada habitualmente se dan ambas cosas, la estructura y la sorpresa, pero hay que disminuir las expectativas".

Agrega que tampoco se puede caer en el extremo de calendarizar en exceso y de querer tener todo bajo control. "Las parejas deben tener flexibilidad para dejar espacio a los acontecimientos externos y no creer que lo ideal es la sincronía completa. Por ejemplo la sexualidad perfecta no tiene por qué ser aquella donde el orgasmo es simultáneo entre las dos partes".

Erazo hace mención a algunos de los postulados de Peter Fraenkel, el destacado sicólogo norteamericano que plantea que frente al estrés de la vida moderna, cuando la pareja llega a la casa debe instalarse en el ambiente, lo que denomina "la cámara de descomprensión".
Habitualmente el hombre llega como cavernícola directo a comer y a prender el televisor; la mujer en cambio espera contarle el día. Eso produce tensión y habitualmente termina en pelea. Entonces el ponerse de acuerdo en que haya un rato de espera, es algo saludable". También sugiere aprovechar los ratos cortos y la tecnología. "Hacer cosas agradables durante el día como mandar un e-mail cariñoso de cinco líneas, usar mensajes de texto en los celulares. En este largo espacio de separación en que ambos están trabajando o en sus cosas, se pueden tener gestos con el otro que no requieren mucho tiempo".

A juicio de Raquel Rubio, el amor debe ser expresión de la totalidad de la persona y no se puede reducir a un sentimiento, sino también a un acto de voluntad. "Los sentimientos son, aparecen y deben ser expresados y acogidos, pero no son fuente objetiva del buen y total amor. Lo que otorga estabilidad al sentimiento, entregándole un norte, es la voluntad racional. Esto implica querer, quererse". En ese sentido, cree que las parejas deben ser "protagonistas del amor" y no dejar simplemente que las cosas pasen. "Si bien el sentimiento es una dosis de la verdad de su amor, se debe complementar con la implicación personal, manifestada en el compromiso de amar. Ello considera superar la idealización del otro - propia de la etapa del enamoramiento- y querer la entera realidad, esto es, querer al otro incluso con sus defectos". A esto, ella lo llama un tránsito desde "el amor sentido" al "amor activo".

El siquiatra Rodrigo Erazo menciona como clave la amistad. "El desarrollo de una amistad profunda en las parejas es algo sumamente importante, sobre todo frente a las largas expectativas de vida que hoy existen". Eso requiere, dice, "conocer bien al otro. Saber no sólo qué le gusta de comer, sino las cosas que le causan dolor, los horarios en que está más lúcido, es decir desde lo más banal hasta lo más profundo".
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