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No todos los secretos son negativos

Es propio de la edad mantener algunos temas en privado. Si los padres quieren saber en qué pasos andan sus hijos, es clave oír sin juzgar.

05 de Enero de 2006 | 12:32 |
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Según la última encuesta realizada por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) a los adolescentes chilenos, sólo el 28% admite tener un alto grado de comunicación con su familia, y 22% dice tener un nivel bajo.

Ante estas cifras que podrían preocupar a varios progenitores, la sicóloga y terapeuta familiar, Claudia Rojas, es tajante: "Los padres no pueden esperar que los hijos les cuenten todo".

Y es que alrededor de los 12 años el joven empieza a crear su propia identidad, lo que implica diferenciarse de los mayores manteniendo un mundo aparte, donde por primera vez los amigos tienen mayor peso que los papás.

Materias privadas

¿Qué no se habla con la familia? Constanza Casacuberta (12) confiesa que la pone nerviosa contarle a su mamá si tiene problemas con alguna compañera, otros juran que por nada les dirían a sus padres quién les gusta o si un amigo perdió algo valioso, como un reloj o el celular.

Y en el estudio realizado por el CNTV sus temas prioritarios quedan claros. La lista la encabezan las relaciones sentimentales, luego vienen los temas sexuales, la relación con los amigos y los carretes.

"Tampoco es requisito de una buena comunicación padre-hijo que cuenten sobre su sexualidad, porque ella es parte de la intimidad", apunta Rojas.

¿El motivo de mantener estos temas bajo siete llaves? Desde vergüenza porque los mayores vayan a divulgarlos, pasando por la complicidad con sus pares, hasta sentirse intimidados por un posible castigo.

Pero que sea una edad en la que los niños se empiezan a independizar de los padres no es excusa para que éstos no sepan en qué pasos andan.

Claro que la clave está en lograrlo sin que se cierren más. Algo no tan difícil si se tiene en cuenta que la mayoría de los adolescentes afirmó en el estudio del CNTV que se siente optimista en que aumentará la comunicabilidad en su casa.

"Lo peor es que se sientan controlados", advierte la sicóloga juvenil Marisol Castillo.
Para poder conocerlos mejor es básico que confíen que los temas que compartirán con sus padres -por muy banales que parezcan a los ojos de los adultos- no se sacarán a relucir en los almuerzos familiares ni con otros apoderados.
Además, es bueno compartir. Ver juntos televisión, por ejemplo, va creando espacios para tratar algunos temas. "Si en la teleserie se habla de sexualidad, drogas, mentiras o amistad, se puede ir conociéndolo según sus reacciones, sin necesidad de exigirle detalles de lo que hace con sus amigos", explica Claudia Rojas.

Carolina Leyton, sicóloga de la Universidad de Chile, agrega que también hay que aprender a confiar en los valores que se le han entregado y ser capaz de preguntar con tino. "Por lo general, los jóvenes responden cuando se les pregunta para saber y no por criticar. Es distinto preguntar '¿pero cómo se les ocurre hacer eso?' a '¿y por qué hacen eso?' ".

Un dato: el 44 % de los adolescentes prefiere contarle sus cosas a la mamá y el 6% al papá, según el último estudio del Consejo Nacional de Televisión.
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