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“La prensa es mi confesionario”

07 de Noviembre de 2005 | 13:20 |
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Ya en la universidad, Paz mostraba inclinación por contar historias de ciudad. Nacido en Santiago el ´67, un solo hermano psiquiatra, su infancia y adolescencia la pasó rodeado de sus abuelos y madre en San Bernardo.

Un lapsus lo llevó a agronomía en la UC –“quería ser enólogo… siempre ha habido una inclinación hacia el dios Baco”-, pero se cambió a periodismo en la Chile porque se dio cuenta que ése era el camino más efectivo para conocer el mundo.

-¿Fuiste dolor de cabeza de tu madre?
“No; fui un niño normal, siempre normal y eso es lo raro, la gente me dice siempre te pasan cosas raras ¿Por qué? Digo yo. A todos les pasan cosas raras, lo que pasa es que yo las cuento”.

Y las ha contado en dos libros. “Santiago bizarro”, un texto de culto, que va en su cuarta edición y suma 20 mil ejemplares y “Larga vida”, una recopilación de sus reportajes y columnas, que no ha tenido igual suerte y lo ha hecho experimentar el fracaso editorial.

Retomando su historia personal, continúa: “Siempre me sentí raro entre los raros, pero no asumiendo que el raro era yo, si no que todos eran raros, a todos los encontraba muy raros. En un tiempo eso fue más sufrimiento, pero entrar a periodismo fue un alivio, ahí me encontré con el punk Donoso y llegué a casa ¡uff! (hace el gesto del alivio).

-Pareciera que tienes más habilidades que el común de la gente para ver las cosas bizarras de la vida.
“Sí, es verdad, pero es algo está; está en la historia de todos, ahora, que queramos taparlo o no verlo es otro cuento”.

-¿Quedaste con el mote de bizarro?
“Me han tildado como el raro, el periodista bizarro, pero el día de mañana puedo escribir cuentos infantiles.
“Todos te tratan de encasillar, de decirte cómo debes ser, qué tienes que hacer, cómo debes verte. Vivimos en una sociedad súper poco libre, cuesta ser libre”.

-¿Te explicas el éxito del libro?
“No, a mí me bastaba con que saliera publicado. Que saliera un libro así y en “El Mercurio”, más encima, era rarísimo.
“Creo que hay dos cosas. Me llevé una sorpresa, yo había escrito harto, por harto tiempo, y tenía lectores, gente que me seguía. Pero como eso no es suficiente para explicarlo, creo que hay una necesidad, de verdad, por conocer la ciudad. En general, los santiaguinos odiamos Santiago, no la vivimos, no la disfrutamos, porque no es Londres, ni siquiera Buenos Aires, y cuando viene alguien no sabemos dónde llevarlo”.

-¿No tendrá que ver con una doble vida que algunos desean vivir?
“La base del éxito no es que sea bizarro, si no que es Santiago; los libros sobre la ciudad se venden. Ahora, lo raro potencia la cosa; es algo que nos atrae y se transforma en una pulsión interna por conocerlo.
(Piensa un rato)” Hay también una pulsión a una doble vida, como que vivimos en un esquema y nos gustaría vivir otro, porque a veces la corbata nos pesa”.

En plena escritura de “Chile bizarro” y cinco pasaportes –“una azafata tiene más”- afirma que le gustaría viajar mucho más de lo que lo ha hecho. Con ese historial, sorprende que afirme que su mayor locura es hacer periodismo free lance, es decir, enfrentar su trabajo sin garantías y en forma muy expuesta.

Tan expuesta que no dudó en contar, hace un tiempo, su paso, nada de breve, por Capuchinos. Tras ser detenido, como reincidente, manejando en estado de ebriedad fue sancionado con reclusión nocturna (cuestión que hoy le recomienda a Pablo Mackenna) y, en sus palabras, fue una experiencia enriquecedora que su mamá le adelantó: “la cárcel te hará bien, muy bien”, le dijo.

-¿No podrías ser de otra manera que no sea la confesional?
“Es que ésa es la gracia. Es el viejo axioma, si no te duele, no vale. Ahí es donde nace la escritura. No es la única manera, pero es así como se produce la cercanía con las cosas y la gente, estás contando de ti, yo trato de escribir a mis amigos. Iván Valenzuela dice que uno se debe a sus lectores.
“Además, qué tanto, qué puedo ocultar. La prensa es mi confesionario; es liberador y a la vez, no hay dobles historias, la historia oficial es la mía (se ríe)”.