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En la etapa de asumirse cien por ciento

La prensa lo ha acosado y se le nota, porque mantiene la distancia y le cuesta entregarse; sólo el tema del teatro y sus logros con el Centro Mori le hacen perder un poco esa actitud y sentirse más en confianza. De su vida privada no habla mucho, pero no pierde la sonrisa para "correrse".

01 de Marzo de 2006 | 11:10 |
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No es un divo, ni mucho menos. Al contrario, su actitud es más bien tímida, como que le diera un poco de vergüenza que lo reconozcan o le griten cosas en la calle. No por eso, sin embargo, deja de saludar de la mano y de hacerle señas a sus fans.

Benjamín Vicuña está muy orgulloso del espacio cultural que creó junto a su amigo y colega Gonzalo Valenzuela, el Centro Mori, que en poco menos de un año se ha convertido en uno de los lugares de expresión artística más conocidos de Santiago. Tanto, que incluso muchas de las fotos las hace entre los andamios de la nueva construcción que, entre otras cosas, tendrá un restorán.

Hace cuatro semanas estrenó ahí la obra "Cocinando con Elvis" y la sala sigue con las funciones vendidas completas con anticipación. También acaba de terminar la serie de Canal 13, "Los simuladores", y participó en varias películas durante el año.

-¿Un año ajetreado?
"Sí. Ha sido un año de transición – no política (se ríe)-, sino en mi carrera. Un alejamiento de las teleseries y una apuesta por otro tipo de trabajo, que tiene ver con la ficción, con los unitarios y, también, con dedicarle mucho tiempo a lo que es el Centro Cultural Mori, proyecto que me apasiona y en el que estoy realmente muy, muy involucrado.
"Así se pasó el año… ¡volando!"

-¿Cómo ha funcionado el centro?
"Estamos en la peor parte, en el sentido en que estamos en la etapa de inversión, en el período de levantar esto -este monstruo-, de generar un espacio, de que la gente nos crea y al tipo de espectáculos que se hagan allá adentro, y también que los artistas crean en nosotros como un lugar contenedor y de producción.
"Hasta el momento estamos súper esperanzados, porque hemos generado confianza en los auspiciadores, que era una de las ideas originales de este proyecto; es decir, generar recursos para subvencionar el arte. Los hemos conseguido en forma súper veloz y eso me tiene súper orgulloso".

Cuenta "chocho" que los diferentes espectáculos y actividades que han tenido, que van desde muestras de documentales hasta estrenos de teatro, han sido un éxito. "También "Simuladores" se grabó aquí; entonces se convirtió en un espacio donde interactuaban, prácticamente, todas mis actividades y eso es bien gracioso y cómodo (se ríe), además".

- ¿Que Gonzalo, tu socio, esté en Argentina, ha hecho que debas estar más de cabeza en el Centro Mori?
"Sí, sin duda; pero Gonzalo ha tenido una participación activa desde lejos, ha estado bien presente en las decisiones y… ¡bueno, le tocará más adelante a él un cambio de mando!"

-¿Por qué? ¿Vas a aceptar la oferta de hacer una teleserie en Argentina?
"Bueno, ofertas en Argentina he tenido ya hace un par de años. Ahora último hay una bien interesante que la estoy analizando y revisando. Claramente el medio argentino a mí me atrae muchísimo; el cine y la industria argentina son increíbles, pero… ¡no me gusta hablar de especulaciones, porque todavía no es nada!"

-¿Regreso a las teleseries en Chile, entonces? ¿O quieres mantenerte al margen todavía?
"Sí, quiero mantenerme al margen".

Hace unos años, recién salido de la Universidad de Chile, donde estudió teatro, Vicuña comentaba a La Segundaque no quería entrar al mundo de las teleseries porque " La tele tiene el problema de que te achancha. Te pones muy burgués y uno es muy pendejo todavía para eso".

-¿Esa razón es la que te hace querer mantenerte al margen?
"Ese tipo de comentarios los hice antes de entrar a la televisión, en la Escuela, donde yo creía y creo que la televisión, por el tiempo que demanda, te genera un cambio de vida, y te impide, de alguna manera, trabajar en teatro jornadas largas (antes me gustaba hacer ensayos de jornadas largas, otro tipo de investigación respecto a la creación). Claramente, con la televisión eso es más difícil, hay que tener horarios de oficina y todo.
"Tal vez "achanchar" es un poquito fuerte, pero sí entras en una rutina que no me acomoda… igual prefiero ir manejando los proyectos a corto plazo. No me gustan los compromisos laborales de uno o dos años…me dan un poquito de nervio. Me gusta vivir el día a día".

-Dos veces has repetido lo mismo, ¿por qué el día a día?
"Porque quizás le tengo susto al futuro, a los compromisos… no sé… me da un poquito de nervio".

-¿Susto a proyectarte?
"No… sí… no, es que quizás porque estoy esperando otra cosa".

-¿No es contradictorio que vivas el día a día y te involucres en una tremenda inversión como el Centro Mori?
"Ah… sí, por supuesto. Pero la diferencia es que aquí soy mi propio jefe y mi propio dueño y puedo tomar las decisiones de cómo me parece a mí que debe funcionar este espacio; indudablemente, junto a un grupo de profesionales. En cambio, muchas veces en las teleseries uno se siente como un peón más de un trasatlántico donde hay un jefe, un capitán del barco, un montón de personas que llevan el buque a un lugar dónde uno nunca se entera desde la sala de vapores… eso es un poquito frustrante".

-¿No te gusta la televisión, entonces?
"Nooo –y esto no lo tiro así como coqueteo de vuelta a las teleseries, que no lo voy a hacer-, pero sí he extrañado bastante el género. Se extraña, igual; se pasa bien, se arman buenos grupos humanos (armé un súper buen grupo en Canal 7 al que echo de menos… técnicos, camarógrafos, todos), pero, bueno, me imagino que habrá teleseries para rato".

-¿Cuál es la diferencia entre hacer teleseries y seriales?, aparte de los tiempos.
"Primero que es más corto; las teleseries duran 100 capítulos y "Simuladores", doce o 20 capítulos. Segundo, hay más injerencia en los temas, en cómo uno cree que se tiene que ver y sentir el producto; en este caso, el capítulo".

-Te gusta estar a caballo de lo que estás haciendo.
"Sí, me gusta y me hago responsable de los trabajos. Me gusta ese rol de actor como… (se queda pensando) instrumento, ¿cachai o no? Ser un poco más parte y dueño de la composición.
"Aunque suene un poco grandilocuente, nada, de repente hay espacios que te dan más libertad como para poder opinar".

"Quiero transformar el teatro en una necesidad más que en un lujo"

"¿Yo? ¡Un regalón asqueroso!"
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