"Está mala la juventud". "Somos pasados para la punta". "Rebeldes, locos, desmotivados". "Apáticos y hedonistas". Que un adulto describa así a los chilenos entre 15 y 29 años no es extraño. Pero que sean los mismos jóvenes quienes describan así a sus pares, no deja de llamar la atención, porque habla de una generación con una baja autoestima colectiva, que choca con su buena percepción individual.
Así, al menos, lo confirmaron dos estudios. El primero buscó en las representaciones que tienen los jóvenes sobre los adultos y viceversa, y fue encargado por el Instituto Nacional de la Juventud (Injuv) a la consultora Asesorías para el Desarrollo. El segundo, buscaba las imágenes valóricas que tienen los jóvenes sobre sí mismos, y lo acaba de terminar el equipo de investigadores de la Universidad Cardenal Silva Henríquez.
"Nos sorprendió descubrir que los jóvenes se ven a sí mismos igual como los ven los adultos", comenta Rodrigo Asún, jefe del Departamento de Estudios del Injuv. La razón: hace 10 años hicieron una investigación similar, y los jóvenes de esa época tenían una mejor imagen de sí mismos que los de ahora.
"Ellos han asumido como propio el discurso colectivo que los muestra como flojos, violentos, drogadictos, poco responsables, inmediatistas e individualistas", entre otros rasgos negativos.
Mario Sandoval, sociólogo e investigador de la U. Silva Henríquez, agrega que esta imagen también apareció en el estudio hecho por el equipo que él integra, al igual que una gran paradoja: "Cuando se les pide que se definan a sí mismos, no se ven ni como delincuentes ni drogadictos, sino como trabajadores, respetuosos, emprendedores y más formados que los adultos".
Mejor comunicación
¿Por qué se da esta paradoja? "Puede significar que los medios de comunicación han logrado estereotipar lo que es ser adulto y ser joven", opina el jefe de estudios del Injuv.
"Sin embargo, no puedes echarle toda la culpa a los medios, porque actúan como caja de resonancia, y claro, tienden a aumentar todo lo que es malo, y eso, en realidad, es lo grave".
Mario Sandoval va más allá. "Jóvenes y adultos vivimos un cambio de época donde prima la incertidumbre. Cada uno se explica a su manera lo que le está pasando, y en esa explicación el otro, ya sea joven o adulto, aparece como un ser amenazante".
Juan Fernández, sociólogo de Asesorías para el Desarrollo, comenta que los jóvenes consultados en el estudio para el Injuv (todos de sectores populares) no eran críticos al discurso colectivo que difunden los medios. "Creen que algo tendrá de verdad, aunque no se ajuste a su experiencia de vida".
Lo más grave, dice, es que esta representación social que hay sobre los chilenos menores de 29 años está hecha sobre la base de los prejuicios. "Nosotros conversamos con adultos que se relacionan con jóvenes en los ámbitos de la salud, la educación, el trabajo y la fuerza pública. Y nos encontramos con que tenían imágenes del otro que no se relacionaban con un conocimiento concreto y práctico de ellos, sino del estereotipo".
Los investigadores de la U. Cardenal Silva Henríquez conversaron con jóvenes de todas las clases sociales y, sin embargo, se encontraron con lo mismo. "Se tiende a generalizar a partir de determinados hechos que suceden tanto en los sectores más pobres como en los más ricos. Y el problema con generalizar es que, aquellos jóvenes que se definen a sí mismos como responsables, se invisibilizan y no aparecen en el discurso social".
¿Cómo se cambia esa mala imagen colectiva?
Mario Sandoval cree que no queda más que generar buenos procesos de comunicación a nivel individual, es decir, padre con hijo, alumno con profesor, funcionario público con joven que pide atención. "Si no hay una adecuada comunicación, cada uno se parapeta en imágenes del otro y se queda con la cáscara, nunca con el verdadero ser de la otra persona".
Juan Fernández agrega que en ese mismo sentido van las recomendaciones que ellos hicieron al Injuv: "Es fundamental que se generen instancias comunitarias de relación, en las que se generen vínculos de persona a persona entre los jóvenes y los adultos que se relacionan con ellos".
Paulina Fernández, directora del Injuv, comenta que ya se está trabajando, de manera concreta, en estas recomendaciones. En noviembre esperan suscribir un convenio con Carabineros, donde la idea es capacitar al personal del Plan Cuadrante para "flexibilizar y mejorar su vínculo con los jóvenes", precisa.
También esperan reeditar mesas de trabajo conjunto con los ministerios del Trabajo, Educación y Salud para que consideren las demandas juveniles en sus políticas sectoriales.
