Lleva casi cuatro años en México y los desafíos profesionales que le quedan por delante son muchos, porque Oracle local sigue creciendo.
La inserción en un país distinto tuvo de dulce y agraz, como todos los cambios en la vida y con la perspectiva del tiempo ya puede poner en la balanza los costos y beneficios de la decisión que los llevó, como familia, a la capital federal mexicana.
La partida estuvo motivada por un crecimiento tanto en lo profesional como personal y también “una aventura familiar”.
-¿El hecho de que en Chile el mercado sea tan chico te hizo prever que podías tocar techo acá y por eso partiste?
“No veo a Chile como un mercado chico; quizás, lo que me hizo tomar la decisión fue que ya llevaba 4 años en el cargo y no se veían muchos desafíos. Sentí que estaba en el minuto de crecer hacia otro lugar y de hecho, pudo ser en Chile; yo no estaba buscando en específico salir del país, para nada.
“Soy una enamorada de Chile, creo que aquí hay muchas oportunidades y de hecho, si bien es cierto que no abundan las mujeres ejecutivas, comparativamente con México, tenemos bastante más. Allá la cosa de mujeres profesionales aún no despierta, recién las generaciones de ahora están presentando mujeres que trabajan y en eso, Chile está mucho más abierto”.
-¡Qué sorpresa! Daba la impresión de México iba más adelante.
“No, recién ahora. México es bien machista… y no es que me haya sentido ni rechazada ni discriminada –a lo mejor porque Oracle tiene una cultura muy global-, pero lo percibo en otros aspectos. Los colegios mandan circulares a las madres donde las reuniones, presentaciones son a mediodía, no a las 8 de la mañana como lo hacen con los padres y yo, personalmente, no puedo cumplir con eso.
“Las mamás, en general, de los compañeros de mis hijos son pocas las que trabajan y las que lo hacen, es media jornada. Ésa es mi queja… porque tengo entendido que las reuniones de apoderados acá son a la 7 de la tarde”.
-¿Fue un retroceso, un costo más?
“Sí, porque además no tienes una familia en quien apoyarte. Todo hace que te cueste un poquito y andes como pirinola, como digo, corriendo de acá para allá. Hay un montón de cosas a las que no puedo ir. Y además todo lo celebran, no sólo el día de la madre, si no que de los abuelitos, la primavera, la bandera -cosa que me parece maravillosa- pero todo de las 10 a las 12.30”.
Aunque las cifras ponen a Chile y México al mismo nivel en cuanto a participación laboral femenina (casi un 38% de las mujeres en edad de trabajar) lo cierto es que la cifra en el país del norte tiene mayor impacto porque son 97 millones de mexicanos según el Censo de 2000.
Esta psicóloga asegura que la denominada “agenda mujer” que en Chile está en boga, allá no tienen ningún eco, precisamente por todo lo anterior.
-Algunos critican acá los beneficios laborales de las mujeres porque encarecen su contratación. ¿Cómo es allá?
“No son tantos los beneficios y hasta los términos lo reflejan. Al prenatal lo llaman incapacidad, cosa que me da mucha risa, y tanto el pre como el post natal son más cortos, sólo 40 días antes y lo mismo después.
“No existe el fuero maternal de un año, están más desprotegidas, aunque por cuestiones de moral no la vayas a echar. Mi hijo menor nació allá y yo estaba impactada de que no existiera; para mi fue un período difícil, entre otros, porque hubo cambio de jefes y me tuve que readaptar”.
-¿Y qué pasa con la agenda de la mujer?
“No sé si la mujer mexicana está muy interesada en insertarse en el mundo laboral…”
-Acá ya se debate sobre el hecho de que las chilenas están adoptando patrones masculinos…
“Noooo… aunque hay una cosa rara. Allá las ejecutivas no utilizan falda, andan con traje, pero pantalón; y andan producidas, ellas se preocupan mucho de estar bien peinadas y pintadas, perfecto.
“Si bien hay revistas y una asociación de mujeres ejecutivas, el tema no está en la agenda pública”.
