"Antes este sector era conocido por la drogadicción y la mala fama, pero ahora la gente dice: '¡Ah!, la población La Antena, donde está la orquesta' ".
Así resume Jorge Legua (26) el cambio que ha vivido su barrio desde que en 2003, junto a una treintena de amigos, postuló a un proyecto para prevenir la delincuencia en este sector marginal de La Serena.
¿Su idea original? Comprar guitarras eléctricas y baterías, entre otros instrumentos, y ofrecer clases gratuitas de música para los jóvenes que, como ellos, no podían costeárselas. Pero el proyecto cambió de rumbo cuando se sumó el músico y vecino Mauricio Ibacache, quien decidió que no bastaba con lograr unos acordes afinados, que los pobladores necesitaban teoría y él se ofreció a enseñarla.
Así, bajo la dirección de Ibacache nació la orquesta sinfónica Pedro Aguirre Cerda, la que ya agrupa a 55 pobladores entre 12 y 40 años.
"Llegó tanta gente con ganas de participar en la orquesta que tuvimos que crear aparte una academia musical donde estudian unas 80 personas. Ahora sólo los que saben más participan en la orquesta", explica Jorge, uno de los violinistas.
Bach, Tchaikovsky, música de películas como El Mago de Oz y adaptaciones de Los Jaivas son parte del repertorio que ya han presentado en Vicuña, Ovalle y en el Teatro Municipal de La Serena. En septiembre, además, viajaron a Argentina donde no sólo aprovecharon de tocar en San Juan, para la mayoría también fue una oportunidad única de salir del país.
Sebastián Pizarro (20) nunca había visto un instrumento clásico. La verdad es que hace dos años tampoco sabía nada de música, pero tenía el sueño de aprender violín porque a veces, en los grupos de rock pesado que escuchaba, el sonido de sus cuerdas asomaba entre la batería y terminaba cautivándolo.
Por eso se acercó a la orquesta donde no sólo se dio cuenta de que tenía más habilidades para la viola que para el violín, sino que con un grupo de compañeros creó un conjunto de música de cámara con la que practica tres veces por semana.
Como él, otros vecinos también han formado sus propias agrupaciones de música clásica y folclor, inspirados por la Orquesta Pedro Aguirre Cerda.
Aunque Sebastián ya ha motivado a cinco amigos a internarse en el mundo de los acordes y las partituras y no piensa abandonar su viola, reconoce que el principio fue difícil: "Es algo fuera de lo de uno. Yo no escuchaba ese tipo de música, pero ahora me encanta. Además me relaja estar tocando. En mi casa incluso me piden que toque cuando hay reuniones de familia", cuenta. Su mamá, claro está, es la más chocha.