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Bajas de peso bruscas afectan la lactancia

Recuperar la figura después de un embarazo no es cosa de semanas. De lo contrario, puede afectar no sólo la salud de la madre, sino también el bienestar del niño. Por eso, controlar la ansiedad es clave.

13 de Febrero de 2007 | 11:44 |
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Dos meses después de tener a Vicente (9 meses), Loreto (28 años) ya había bajado nueve de los 14 kilos que subió durante el embarazo. Sin embargo, llegó el invierno y, con el frío, la ansiedad y las ganas de comer dulces y golosinas. "Ahí comencé a subir de nuevo. Si hubiera mantenido la dieta normal que llevaba a los seis meses, habría llegado a mi peso normal", se lamenta ahora.

Los kilos de más que deja el embarazo son una preocupación para la mayoría de las mamás. Incluso, para muchas se convierte en un imperativo social. "Ven a las niñas de la farándula, que quedan espectaculares, pero ayudadas por cirugías y otras cosas. Entonces, ellas quieren recuperar rápido la figura que tenían antes, y habitualmente no pueden", comenta la doctora Dina Schachter, del programa de pre y posparto del Centro Endocrinológico de la Clínica Santa María.

Una preocupación no sólo nacional. Cuando las lectoras de la revista "Mother and baby", de Inglaterra, eligieron a Catherine Zeta-Jones como la famosa que mejor recuperó su figura después del parto, varias voces se levantaron para advertir que las celebridades y sus estómagos planos ejercían una presión "inmensa y contraproducente" sobre las mujeres comunes.

Porque bajar de peso después del embarazo no es cosa de dos o tres meses. Hay varios factores que se deben ponderar antes de iniciar una dieta hipocalórica y una dura rutina de ejercicios.

Hambre incontrolable

Clave en el sobrepeso postparto es el aumento de kilos durante el embarazo. Hay que considerar que en el parto, la mujer pierde tres y medio a cuatro kilos (entre el peso del niño, la placenta y el líquido amniótico).

Luego, cuando la subida de peso fue de 10,5 a 15 kilos, lo que queda por bajar es poco y abordable. Pero si fueron 20 o 30 kilos, la tarea se hace cuesta arriba.

Además, la lactancia depende mucho de la buena calidad de la nutrición que tenga la mamá. "Si su alimentación no es balanceada va a perjudicar su lactancia. El organismo comienza a recortar lo que no es urgente para su sobrevivencia y echa a perder la leche, que se adelgaza, bajan sus nutrientes y, finalmente, se corta", advierte la doctora Schachter.
Energía
300 calorías extras, aproximadamente, es lo que debe agregar a su dieta una mujer que está dando de mamar. Es decir, un par de frutas.

Esa buena alimentación, dice la doctora Ada Cuevas, nutrióloga y jefa del centro de nutrición de la Clínica Las Condes, tiene que ver con consumir todo tipo de alimentos y restringir la ingesta de azúcar, frituras y golosinas. "Hay que enfatizar el consumo de lácteos, que pueden ser descremados porque lo que interesa es el aporte de calcio. También el de frutas y verduras, y no dejar las papas, el arroz y el pan, pero quizás sí bajar las porciones".

Una dieta alimenticia que parece lógica y fácil de aplicar, pero que topa -muchas veces- con la ansiedad que afecta a esa mamá y que se confunde con un hambre incontrolable.

"Estaba nerviosa y dormía poco, y como era invierno no salíamos y la única entretención que me hacía feliz era comer dulces. En verano, en cambio, que hemos podido salir y hay frutas y verduras ricas, siento que he logrado bajar de peso", comenta Loreto.

Para hacerle frente a la ansiedad y la tentación de endulzarla, dice la doctora Schachter, lo mejor es hacer tres comidas al día, más dos colaciones entremedio. "Así se evitan posibles hipoglicemias (bajas de azúcar), que se pueden tener entre las comidas y lo ideal es hacerlo con lácteos, frutas o fibra, que producen sensación de saciedad".

A esto se debe agregar grandes cantidades de líquidos sin azúcar ni gas (2 a 3 litros recomienda la nutrióloga), y ejercicios suaves una vez que el médico lo autorice. Hay que tomar en cuenta que no deben ser ejercicios fuertes, pues recuperarse de un parto o una cesárea toma su tiempo.

Por eso se recomiendan caminatas de media hora, andar en bicicleta o, si es posible, practicar natación. "Son ejercicios sencillos, que ayudan al metabolismo y a tu masa muscular que se atrofia un poco durante el embarazo", dice la endocrinóloga.

La lactancia también ayudará a perder peso. Se estima que produce un gasto energético de 500 calorías diarias, entre el esfuerzo de dar de mamar y lo que consume el organismo para producir la leche. "Con una dieta balanceada, la mujer no debería bajar de medio kilo mensual en los primeros meses después del parto", recalca la doctora Schachter.

Eso, por lo menos hasta los seis meses, cuando el niño ya comienza a comer papillas. "En ese momento se le puede dar a la mamá una dieta baja en calorías, pero siempre y cuando la guagua haya comenzado a comer algo y no esté sólo tomando leche materna", dice la doctora Cuevas.

Ambas especialistas enfatizan que hay etapas de la vida en que la silueta puede pasar a un segundo plano. Por eso en abril, cuando Vicente cumpla un año, su mamá piensa hacer un régimen estricto. "Ya no le estaré dando de mamar y me podré preocupar de mi figura".

Cirugía y pastillas

En el afán por adelgazar, hay mamás que recurren a métodos que les prometen bajas de peso rápidas y casi "mágicas".

La doctora Ada Cuevas enfatiza que "jamás" se deben usar pastillas para adelgazar mientras se está dando de mamar. "Ni siquiera las que se promocionan como naturales", precisa.

Sus componentes anorexígenos pueden producir cierta estimulación a nivel del sistema nervioso central y acentuar la ansiedad y angustia de las mujeres en esta etapa.

Respecto de las cirugías, la doctora Dina Schachter recomienda preferir el ejercicio y dejar el bisturí para problemas mayores. "Muchas veces quedan esas 'guatitas de delantal' que por mucho ejercicio que se haga no bajan. Ahí sirve una plastía abdominal, y siempre y cuando haya sido el último embarazo".
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