Matías tiene un ritmo tranquilo e imperturbable. No levanta la voz aunque los rugidos de las feroces micros santiaguinas amenacen con devorar sus palabras. No acelera el paso a pesar de que su escaso tiempo esté siendo disputado por la promoción de su película "En la cama" y el planeamiento de su próxima cinta. Camina tranquilo, aunque incluso le falte tiempo para satisfacer sus necesidades biológicas.
Matías Bize sigue calmo a pesar de tener más premios que años. Está en el verdadero ojo del huracán: ese punto de quietud en medio de la vorágine. Rodeado de festivales, entrevistas, viajes y galardones, el director de 26 años sigue comportándose como un joven cualquiera.
No muestra la personalidad avasalladora de Orson Welles, tampoco tiene una postura intelectual como el director ruso Sergei Eisenstein. Matías no vende una imagen e incluso confiesa que cuando chico, al igual que la mayoría de los niños, soñó con ser futbolista.
-¿Y cuándo dejó de ser tu sueño?
"Cuando uno crece un poco más y cacha que no va a ser futbolista" (ríe).
-Más por la realidad…
"Más por la realidad, claro. Sí, pero me encantaban los deportes. Yo feliz hubiera sido deportista. Pero no me da frustración porque igual juego a la pelota y lo pasé bien cuando chico".
-¿Cómo fue tu etapa en el colegio?
"Super buena, lo pasé muy bien. Era un colegio waldorf donde estás muy feliz, creo que esa es la gran diferencia, que los niños están muy contentos".
-¿Por qué estabas tan feliz?
"Porque era un colegio super creativo. Tenías mucho arte, un muy buen grupo de amigos. Después en la media, también lo pasé bien. En el San Juan Evangelista tenía un buen grupo de amigos. En general lo pasé super bien en toda mi etapa de escolar".
-Fuera de la sala de clases ¿cómo lo pasaste cuando eras chico, tienes buenos recuerdos?
"Sí bacanes, muy bacanes. Muchos de jugar en la calle, andar en bicicleta, jugar a la pelota, mucho barrio. Vivía en la calle León con amigos muy buenos, lo pasábamos super bien".
-¿Sigues juntándote con alguien de esa época?
"Sí, porque ahí viven mis papás. Entonces todavía veo a algunos".
-¿Cuándo te independizaste?
"En marzo, hace casi un año".
¿Por qué tomaste esa decisión?
"Porque (lo piensa mucho), porque tenía ganas de dar ese paso, era lo que correspondía. Era el momento, ya había rodado la película y podía por una situación económica, entonces estaba todo bien".
-¿Se te hizo muy difícil?
"No, se me dio super bacán. Me fui con un amigo que es muy buena onda y sigo viendo harto a mis papás, entonces todo bien. No ha sido nada de complicado".
-¿La ropa la lavas tú o en la casa de los papás?
"Las dos cosas, depende de la urgencia. Pero cuando tengo un viaje a un festival, llevo toda la ropa donde mis papás, la lavo y hago la maleta".
Es probable que Matías invada frecuentemente la casa de sus padres con ese fin porque su trabajo como director le ha permitido viajar por el mundo de la mano de sus películas. A pesar de lo que podría esperarse, su vinculación al mundo del celuloide no es muy antigua.
-Cuál era la relación que tenías con el cine antes de estudiar la carrera?
"La verdad es que ninguna. Como mis papás son arquitectos, tuve super harta formación artística. Además los dos colegios en los que estuve me dejaron con muy buena formación en música y pintura, pero en cine nada. Yo no era cinéfilo, iba super poco al cine. De hecho, prefería jugar a la pelota que ir al cine".
-Entonces ¿qué pasó?
"Quería estudiar una carrera entretenida, en la que lo pasara bien. Ahí opté por esto. Tuve un amigo que se fue a estudiar cine a Cuba y fue como inspirador. Me dieron hartas ganas y, simplemente por probar, di el examen en la escuela. Quedé y decidí meterme, por entretenido, por hacer algo que me gustara y por pasarlo bien en el fondo".
-¿Pensaste que lo ibas a pasar bien porque iba a ser relajado?
"Igual yo era super trabajador en el colegio, como mateo y todo. No fue por relajado, sino por hacer algo que me agradara. Hacer algo creativo o artístico, no una cosa tan cerrada".
-¿Evaluaste otras carreras artísticas?
"No. Pensé arquitectura porque mis papás lo son, pero nada. De ahí me metí a la escuela y lo pasé super bien porque tenía que filmar cortos desde el primer año, uno cada semana, entonces fue un trabajo muy rico. Además, lo pasé genial aprendiendo, probando, con grupos de amigos. Y me empezó a gustar el cine, hacerlo y verlo también, por una cosa de necesidad, porque para hacer películas tienes que ver súper harto".
-Pero ¿era tu vocación o solo entretención?
"No, ahí caché que me gustaba mucho. Que lo pasaba súper bien haciéndolo, que prendía y como que me di cuenta que esto es lo mío".
-¿Lo seguiste pasando tan bien después del éxito de "Sábado", no te sentiste presionado al hacer 'En la cama'?
"No me sentí presionado, porque creo que el gran éxito es que a mí me guste la película. Independiente de qué pase con la crítica, con la gente o con los premios; la gran tranquilidad es que a mí me agrade lo que hice. De hecho, creo que lo que más me importó para mi segunda cinta fue hacer una que me gustara mucho".
-¿Por qué, "Sábado" no te gustó?
"Sí, sí, absolutamente. A eso voy, como que 'Sábado' me llenó. Entonces no me voy a volver loco porque tenga tan buena o mala crítica. No va en eso porque hay una tranquilidad súper grande en el trabajo que se hizo en las dos películas. Yo estoy muy tranquilo".
-¿En qué se basa esa tranquilidad?
"En que me gusta mucho la película. En un trabajo gigante y todo, pero ese es otro tema. Finalmente veo 'En la cama' y estoy absolutamente tranquilo, me gusta mucho. 'Sábado' también, por eso hay tranquilidad para el siguiente film. Mi única presión, es mía no más, que me guste a mí".
-Has dicho que quieres vivir del cine ¿lo has logrado?
"Hasta el momento sí".
"Hago las películas que me gustaría ver en el cine"
"La palabra emoción la digo todo el rato"
